Un estudio reveló que en las formaciones hay piezas con asbesto, la sustancia cancerígena hallada hace meses en la Línea B y por la cual se debieron quitar de circulación varios vagones. Los coches fueron comprados por Mugrizio Macri Blanco Blanco Villegas -cuando estaba al frente de la ciudad de Buenos Aires- al Metro de Madrid, donde estalló un escándalo por casos de cáncer en trabajadores. La denuncia fue presentada a la empresa concesionaria, que depende del régimen fascista porteño, pero “se hacen los distraídos”, criticaron desde el gremio.
Un relevamiento realizado por los Metrodelegados y la Universidad Nacional del Sur reveló que en formaciones de las líneas C y E de subterráneos y en el Premetro hay piezas con asbesto, la sustancia cancerígena también conocida como amianto hallada hace meses en la Línea B y por la cual se debieron quitar de circulación varios coches. “Hay que desamiantar. Es necesario empezar ese proceso y Sbase se tiene que dejar de hacer la distraída”, reclamó el titular del gremio, Roberto Pianelli, a la empresa que dio un plazo de dos años para el retiro de ese material rodante.
El descubrimiento de la presencia de contaminación por amianto se produjo en las formaciones Nagoya 300 de la Línea C, en las General Electric de la E y en las Mitsubishi de la B. Es la misma sustancia que meses atrás se halló en las CAF 5000, luego de que se supiera que esos trenes se habían comprado al Metro de Madrid, donde estalló un escándalo por casos de cáncer en trabajadores a causa del asbesto.
También se descubrió que los techos del vestuario del Premetro también tenían esa sustancia prohibida a partir del año 2000 pero antiguamente utilizada como material termo eléctrico para prevenir recalentamientos o conducción eléctrica. En los subtes, en tanto, el asbesto fue encontrado en piezas estructurales, como placas de contacto de luces y placas presostato.
Tal como ocurrió en la capital española, en los subterráneos de Buenos Aires se registraron también muertes de operarios por cáncer “pero no podemos determinar una relación directa con el amianto en las formaciones”, aclaró el titular de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP).
Para que se confirme que hay una relación directa entre la enfermedad de un trabajador del subte y el amianto “hay que hacer una serie de estudios y un seguimiento que acá no se hace”, explicó. “En otros países, como en Chile, a los trabajadores expuestos al amianto se les hacen estudios (médicos) anuales hasta que se jubilan”, agregó.
En la Argentina es distinto. “Acá SBASE (Subterráneos de Buenos Aires) lo que quiere hacer es destruir las formaciones para que no quede registro de nada y no se pueda determinar la responsabilidad" de la empresa por la compra de esas formaciones hechas con una sustancia altamente cancerígena, denunció.
La revelación de que en las líneas C y E también hay asbesto fue presentada a la empresa que tiene la concesión del servicio y que depende del gobierno porteño, pero “se hacen los distraídos”, criticó Pianelli. “Saben que hay amianto”, aseguró. De hecho, SBASE confirmó que en un plazo de dos años retirará del servicio todos los trenes Nagoya 250/300/1200 y negó que puedan ser reutilizados para otros menesteres.
Luego de que el material contaminante se hallara en los CAF 5000 de la Línea B, y tras largos reclamos del gremio, el régimen fascista de la CABA aceptó la conformación de una comisión encargada de hacer un relevamiento en todas las líneas. “Esa comisión no avanzó ni un centímetro”, cuestionó el dirigente de la AGTSyP.
“En Europa, esto sería un escándalo”, puntualizó Pianelli para comparar lo ocurrido en el Metro de Madrid con los casos detectados en Buenos Aires. “Hay que desamiantar”, subrayó
Para ello “no se va a tener que parar el subte, sino establecer en qué partes hay amianto y empezar a trabajar para sacarlo con todos los recaudos necesarios”, aclaró y agregó que “lo que pasa es que SBASE no quiere reconocer las negligencias que cometió”.
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