Tras destacar que la solidaridad es lo mejor del "alma argentina", el primer mandatario afirmó que "lo que peor me cae es la política tuitera, los trolls, que desgastan, y los pensamientos absolutos".
Alberto Fernández se refirió ayer, en declaraciones a la AM 750, a la lucha contra el coronavirus, la situación económica y la causa judicial que se cierne sobre el macrifascismo por escuchas ilegales, al tiempo que recordó a Néstor Kirchner.
El presidente habló tras el acto que compartió con autoridades de AySA. "Es una obra que comenzó en 2018, la retomamos, y da agua a 2,5 millones de personas, gente que se cuelga o va a la canilla", precisó.
Asimismo, abordó la situación de Villa Azul, centro de la pandemia de coronavirus en el conurbano bonaerense. "Villa Azul es el ejemplo más claro de la injusticia", dijo acerca del barrio que comparten Quilmes y Avellaneda, y las diferencias de entre las dos administraciones administración.
"Jorge Ferraresi es un extraordinario intendente de Avellaneda, sale poco en los medios. Del lado de Avellaneda hay luz, cloacas, cruzás la calle, vas a Quilmes y te das cuenta la diferencia", subrayó en alusión a la ineficaz gestión de Martiniano Molina. "Testeás en Avellaneda, hay contagios mínimos; en Quilmes, no. Es enorme la diferencia, son cosas que repercuten en la salud de la gente", dijo y agregó que "estamos en el siglo XXI y no es posible que haya gente en situación de hacinamiento, sin cloacas, compartiendo baños, hay que remediar eso que la pandemia dejó expuesta".
Respecto de la cuarentena, consideró que "se ve es una sociedad que se disciplinó a sí misma para evitar efectos que uno quería que no ocurrieran. Somos indisciplinados, nos cuesta respetar las reglas, pero tengo gratitud con los que han cumplido". Fernández dijo que valora "la solidaridad", y recordó que "en marzo se discutía que no alcanzarían los barbijos, y hoy hay gente que hace barbijos y alcohol en gel". También afirmó que "los más necesitados son los más solidarios" y destacó que "hay 24 gobernadores que remamos para el mismo lado".
En contraposición subrayó que "lo que peor me cae es la política tuitera, los trolls, que desgastan y los pensamientos absolutos, que dicen que vamos a ser como Venezuela, gente preparada que compara Villa Azul con el ghetto de Varsovia. Me genera pena, se tergiversan las cosas".
Alberto señaló también que "lo que tenemos que asumir es que vivimos en un país muy injusto", que "fue diseñado para exportar desde un solo puerto. Hay un país central con soja, carne, leche, y hay un país periférico". Resaltó que "el Sur 'disfruta' de hidrocarburos, en medio de la adversidad, de tierras áridas, poco productivas, y el Norte está absolutamente abandonado". En tal sentido, insistió en que "quiero una Argentina que se integre" y que "mi mayor sueño es que el que nace lejos de Buenos Aires tenga su oportunidad donde nació y desarrollarse allí".
Sobre el nuevo contexto que generó el coronavirus, consideró que "la pandemia es una oportunidad si la leemos objetivamente. Ahora hay una nueva normalidad: no es normal que no nos podamos abrazar. Es ínclito expresar afectos de ese modo. Los afectos los debemos demostrar con la mirada".
A su vez, señaló que "el mundo se tiene que replantear lo que ha ocurrido", y explicó que "los diarios traen muchas noticias pero no te cuentan que se cayeron las bolsas de todo el mundo y no solamente los bonos argentinos" e hizo el balance de dos meses de cuarentena a nivel global: "Dos meses en casa y se empezó a limpiar la atmósfera, hay especies que comenzaron a caminar por las calles. Todo eso nos tiene que hacer pensar, que hay que hace algo distinto, construir un capitalismo que quiera a la gente, no que especule".
En otro orden, se refirió a la imputación contra Miauricio Macri Blanco Villegas por presunto espionaje de la antigua AFI. "Me asombra, no está en mi naturaleza. Nos acusaban a nosotros de estas cosas, porque ellos las hacían y pensaban que nosotros las hacemos también, como nos acusaban de tener una mesa judicial porque ellos la tienen", sostuvo y añadió que "nosotros no lo hacemos porque fuimos víctimas de eso durante años, pasamos la dictadura y no lo queremos para nadie".
Sobre las críticas a la vicepresidenta, manifestó que "una parte de la Argentina trata de demonizar a Cristina y justifica la persecución que sufrió e inventa cosas". Mas adelante dio el ejemplo del retiro de la querella de la Oficina Anticorrupción en una causa por lavado. "Para eso está UFI, no la OA", señaló.
También dedicó unos segundos a las críticas de Susana Giménez. "Hay cosas muy importantes que resolver en el país. Susana me critica, no la conozco, por ahí dijo lo que dijo para que no hablemos de que se fue en plena cuarentena".
Sobre el final, recordó a Néstor Kirchner. "Trabajaba muchísimo. Yo llegaba a las 7,40 a la Rosada y Néstor ya estaba ahí. Desayunábamos juntos, armábamos el día, a veces almorzábamos juntos, y a la tarde seguíamos hasta las 10 de la noche. Llevaba todos lo datos macroeconómicos en un cuadernito, escuchaba a todo el mundo y se preocupaba hasta de gente que no sabía lo que decía".
En el cierre, expresó "gratitud por todos, porque nos jugamos la vida" y remarcó que "la cuarentena no nos tiene que dar tristeza por más desagradable que pueda ser". Optimista, dijo que "el país se pone en marcha poco a poco. Voy al interior y se reabren fábricas con protocolos".
Por último agregó que "hay que tener cuidado" y que "tenemos la oportunidad de hacer las cosas bien (...) terminar con la injusticia en la Argentina, y no es para mal de nadie, sino para bien de todos, como dice el Martín Fierro". Así, manifestó su deseo de que haya más consumo, "que los trabajadores ganen mejor y se exporte más, para eso hay que hacer un esfuerzo".
El mandatario concluyó con una cita de Albert Camus: "Las pestes dejan al descubierto la muerte, pero también las almas. Hemos visto cómo son las almas de muchos, y hay que rescatar lo mejor del alma argentina, que es la solidaridad".
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