Por Laura Vales para Página/12
Nicolás Trotta aseguró que analizan el tema junto a un grupo de especialistas del Conicet, entre los que figura Diego Golombek (director del instituto Nacional de Educación Tecnologica). El investigador explicó por qué los adolescentes tienen el reloj biológico retrasado.
El gobierno analiza cambiar el horario de ingreso de los chicos a las escuelas después del levantamiento de la cuarentena implementada para frenar el avance del coronavirus. La medida apunta a segmentar el movimiento en la calle y fue confirmada por el ministro de Educación, Nicolás Trotta, que adelantó que "está en discusión" el horario de entrada, a la mañana, de los alumnos a los establecimientos educativos. En la Argentina se ingresa a las escuelas a las 7.30. La recomendación es pasarlo para 40 o 45 minutos más tarde.
El titular del Palacio Sarmiento contó que analizan el tema junto a un equipo de expertos encabezado por el investigador del Conicet Diego Golombek.
“Suspendimos las clases para restringir la circulación, y no sabemos cuándo vamos a retomarlas porque no depende de nosotros sino de la evolución del virus”, dijo Trotta y agregó que habla “todos los días" con el comité de expertos. "No tenemos la certeza de cuándo van a volver las clases presenciales, aunque es seguro que en quince días no”, aclaró. En este sentido, apuntó que, sin dudas, la vuelta a la escuela se dará primero en las provincias donde no haya circulación del virus.
Sobre el posible cambio de ingreso, el ministro explicó que hay también razones pedagógicas, porque los históricos horarios de entrada a las escuelas "no les permite un mayor rendimiento" a los alumnos.
“Es uno de los temas que está en discusión porque tiene que ver con cómo aliviar la circulación de las personas. Con nosotros trabaja un especialista, Diego Golombek, que convocamos para que dirija el Instituto de Educación Técnica. Diego, que con la Universidad de Quilmes investigó el tema, plantea que el momento en que los chicos van a la escuela no les permite el mayor rendimiento. Ingresar a las 8.30 o 9.00, escalonando el ingreso, puede mejorar su rendimiento”, dijo Trotta y añadió que estas investigaciones mostraron que “las horas de sueño y el horario de ingreso” pueden hacer “mucho más productivo” el aprendizaje.
El ministro aclaró que el principal problema es que la escuela está organizada según los horarios laborales de los padres, cubriendo la necesidad de que los chicos queden cuidados. También que existe una limitación puesta por la cantidad de edificios escolares y de aulas, ya que muchos colegios tienen tres turnos de enseñanza, concatenados entre sí: cuando salen del aula los estudiantes del turno mañana entran los de la tarde, salida de la que depende el ingreso de los de la noche.
Lo que dice Golombek
Diego Golombek explicó las razones de su recomendación, que se refiere especialmente a los adolescentes. “Tenemos un reloj biológico que mide el tiempo, pero lo mide diferente a lo largo de la vida. En particular, algunos adolescentes tienen ese reloj con el horario retrasado. Por lo tanto, les resulta más natural hacer todo más tarde: estudiar más tarde, chatear, salir con los amigos, lo que fuera. Todo bien, salvo que al día siguiente la escuela empieza absurdamente temprano”. La escuela secundaria “empieza a las siete y media de la mañana y los chicos están literalmente dormidos”.
Biólogo especializado en cronobiología, Golombek contó que el equipo de investigación de la Universidad de Quilmes evaluó cómo funciona este reloj interno: “Cambiar el horario de ingreso tiene que ver con que duerman mejor, con que se enfermen menos, falten menos y tengan mejores notas”.
Otros estudios internacionales, como los realizados por Horacio de la Iglesia, investigador argentino radicado en los Estados Unidos, coinciden en que si se retrasa una hora o incluso 40 minutos la hora de ingreso, los adolescentes logran un mejor desempeño.
El horario de ingreso recomendado al ministerio de Educación, teniendo en cuenta las escuelas que reciben otras tandas de alumnos a la tarde y noche, fue el de las 8.00 u 8.15 de la mañana. “Se puede implementar perfectamente desde la logística”, aseguró Golombek y añadió que “habrá que hacer algunas pruebas piloto antes de hacerlo a gran escala. Pero me parece una solución relativamente sencilla que va a hacer que los chicos estén mejor”.
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