Saldría el 15 con la misión de traer un embarque de 1500. Apuesta a producir 250 por semana y tener 10 mil en el pico de contagios. La esperanza rosarina y el riesgo de quedarse sin insumos importados.
La agencia oficial china de noticias Xinhua informó este sábado que Alberto Fernández conversó con su par de ese país Xi Jiniping para conocer los riesgos de flexibilizar la cuarentena por el coronavirus, que se estriaría varios meses con prórrogas quincenales.
Pero la charla también giró en torno a la asistencia médica que puede brindar el gigante asiático y el mayor interés del presidente argentino es la venta o donación de los 1500 respiradores que le pidió por teléfono hace un mes y nunca llegaron.
Según fuentes oficiales, el 15 partiría a Beijing un avión de Aerolíneas Argentinas con personal del Ministerio de Salud y la Cancillería para retirar un embarque. La logística es el gran desafío porque hay una guerra mundial declarada por los insumos médicos y muchos contenedores se están perdiendo en los aeropuertos.
El Gobierno de Turquía retuvo unas semanas un cargamento de 150 respiradores que iba a España y otro dirigido al Estado de Bahía, al norte de Brasil, quedó en Miami porque Donald Trump ordenó al Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) confiscar cualquier embarque de material medicinal que cruce por su país.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) determinará si los equipos deben ser devueltos para su uso en Estados Unidos, en caso de tratarse de producción local, o hay alguna chance de mejorar la oferta al proveedor extranjero que no tuvo mejor idea que usar uno de sus aeropuertos como escala. Por si fuera poco, Alemania denunció que agentes estadounidenses desviaron un cargamento de 400 mil barbijos en Tailandia que tenían destino final Berlín. Negociaron en un mejor precio en un free shop.
En este escenario cinematográfico, el desafío del contingente argentino que partirá a China será encontrar lo que vaya a buscar y traerlo a salvo, una expedición bélica en tiempos de pandemia. Y según pudo saberse, ni siquiera está bien claro el contenido de la carga. Habría una parte comprada por Nación, otra por la Provincia y algunas donaciones que estarían alojadas en el consulado argentino pero nadie vio. Hasta no se descarta otro vuelo el 17.
Por si acaso, el plan B del ministro de Salud Ginés González Gacía es duplicar la fabricación local de la empresa cordobesa Tecme, líder en el mercado y con 3700 embarques comprometidos al exterior cuando estallaron los casos de coronavirus.
El gobierno le prohibió exportar, compró su stock disponible y le encargó a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) asistencia full time para multiplicar la capacidad de producción. Fue el silencioso episodio local de la guerra mundial por los insumos médicos.
Cuando expuso ante los jefes de Diputados, hace un mes, Ginés anticipó que conseguir respiradores sería su principal desafío y en su teleconferencia de la semana pasada ante la Comisión de Salud de esa Cámara aportó más precisiones.
Informó que el país tiene 8500 camas con equipos de terapia intensiva y respiradores, con un promedio de ocupación de 85% que bajará a 50% si se posponen las internaciones y, un dato no menor, los accidentes siguen a la baja por la cuarentena. Se puede postergar una cirugía plástica pero no una intervención por un choque múltiple.
Pero reconoció que necesita "entre 1500 y 2000 camas más" en "el sector público o privado", dijo no tener aún confirmada la llegada del cargamento chino y confió en incrementar la fabricación en la empresa cordobesa. Era de 80 o 90 por semana hace un mes y con los aportes de la CONAE escaló a 150, distribuidas en las zonas de mayores contagios, con la colaboración en la logística de las fuerzas armadas.
La principal recomendación que recibió fue la de dividir la línea de producción en distintos ámbitos, por si existiera un foco de contagio. Ginés espera que en mayo puedan producirse 250 respiradores por semana en esa planta y llegar a los 2000 que necesita sin confiarse en el arribo del embarque chino.
En realidad, la demanda no puede precisarse, pero en Salud calculan que al menos un 5% de los infectados necesitan asistencia respiratoria, por lo general ancianos o pacientes con enfermedades preexistentes. Podrían ser más porque, según los relatos médicos que llegan desde los países centrales, el Covid 19 provoca enfermedades colaterales que requieren oxígeno.
Los infectados en Argentina aún no llegaron a 2000 pero ni siquiera empezó el frío y el virus sobrevive a las superficies por mucho más tiempo cuando la temperatura promedia los 10 grados, como en los inviernos locales. Tal es así que el ministro de Defensa Agustín Rossi confirmó que el servicio Meteorológico Nacional organizó un sistema de alertas tempranas para advertir cuando llegan los días frescos.
Por lo tanto, con circulación social de la enfermedad en los principales centros urbanos, en Salud creen que no será fácil bajar de los 254 mil infectados y más de 10 mil respiradores en uso. La cuarentena, que Alberto se resigna a flexibilizar, tiene el objetivo de reducir al mínimo los focos de contagio y abastecerse de infraestructura médica cuando llegue lo peor. Los respiradores son el talón de aquiles, cada país hace sus propios pronósticos y sale a buscarlos por el mundo.
Gines quiere evitar las experiencias de España, Italia o Estados Unidos, donde el pico de enfermos se descontroló, es imposible darle oxígeno a todos los que necesitan y las autoridades de cada clínica eligen qué paciente merece pelear por su vida en una sala de cuidados intensivos. Los más ancianos siempre tienen las de perder, por eso hay tanta insistencia para que no salgan de sus hogares.
Aumentar la fabricación de respiradores no es una tarea sencilla y menos aún crear nuevas líneas de producción confiables para situaciones críticas. El costo promedio de un artefacto oscilaba los 300 mil pesos hace dos meses y ahora escala a 800. Cuando la pandemia fue noticia mundial hubo argentinos que llamaron a las fábricas para comprar el suyo y fue necesario que el gobierno concentrara las compras y las distribuyera en las provincias según los picos de contagio.
Como en la mayoría de los negocios tecnológicos, Temec utiliza insumos importados porque hasta ahora no había producción local con una alta demanda para fabricar sin pérdida. Los principales son las válvulas Parker, una marca estadounidense que por ahora garantiza a sus clientes el cumplimiento de sus contratos. Trump aún no tocó su puerta.
"Nosotros podríamos producir válvulas pero debería ser parte de un proyecto estratégico del gobierno porque si no, no dan los costos. Tenes que diseñar, probar el proceso y garantizarlo y cada respirador necesita al menos 10", explicó Vicente Campenni, gerente general del INVAP, la empresa de tecnología de Río Negro con clientes en todo mundo.
Existen muchos proyectos para aumentar la producción de respiradores en el país pero los expertos que asesoran al Gobierno piden agradecer a los voluntariosos pero bajar las expectativas, porque finalizar una línea de producción tecnológica sin errores no es una tarea sencilla como para hacerla en un mes.
Recuerdan que cuando el Invap fabricó los radares hubo una celebración con las pruebas iniciales pero el gran desafío de los científicos fue garantizar el mantenimiento sin fallas, un trabajo riguroso que no puede tener plazos tan estrictos.
Con un respirador, no hay margen para correr riesgos. "Debe haber muchas pruebas para descartarse un pico de presión y un testeo preciso de componentes. El Gobierno no puede esperar que un proyecto nuevo le garantice la provisión para el invierno, pero sí tal vez quedar cubierto para el año que viene", afirmó uno de los expertos que asesoró en la Casa Rosada. De todas maneras, en Salud aceptan que si llegara a existir el día en el que falten respiradores, se probará lo que haya dando vueltas.
El encargado de autorizar nuevos modelos es la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) que en los próximos días deberá definir si aprueba el prototipo presentado por Inventu, una empresa armada por profesionales y estudiantes de la Universidad de Rosario que confía en fabricar hasta 1000 respiradores por semana a un costo mucho menor, porque sus componentes sólo servirían para atender el Covid 19.
Costarían entre 2 y 3 mil dólares y entre los insumos importados están las pantallas chinas, que deberían llegar sin problemas si Jiniping y Alberto siguen llevándose bien. El proyecto avanzó sin pausas los últimos 20 días con la colaboración de Fabricaciones Militares, el aporte de la Universidad de Rosario y una donación de 10 mil dólares de la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de Argentina (ALEA), que habría alcanzado para financiar el 50% del prototipo. La ANMAT tiene la última palabra.
Hay otros experimentos de empresas locales para fabricar válvulas con impresoras 3D y el proyecto de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) para convertir los respiradores de anestesia en equipos de respiración de ventilación mecánica y aportar los 2500 que faltan. Pero Ginés no puede confiarse. Necesita aumentar la fabricación local y esperar que llegue completo el embarque de China. Nada sencillo.
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