Por Marcelo Justo, desde Londres, para Página/12
El primer ministro británico fue ingresado a la sala de cuidados intensivos luego de haber sido internado ayer. Downing Street informó que Johnson será reemplazado por el canciller Dominic Raab "en lo que sea necesario".
El primer ministro Boris Johnson se encuentra en terapia intensiva luego de ser internado en el Hospital Saint Thomas de Londres el domingo por la noche. Un portavoz de 10 Downing Street indicó que el mismo Johnson le solicitó al canciller Dominic Raab que se hiciera cargo del gobierno “en la medida en que fuera necesario”.
En un comunicado se detalló la situación del líder conservador: “En el curso de la tarde la situación del primer ministro empeoró y por consejo de su equipo médico fue trasladado a la unidad de terapia intensiva del hospital. El primer ministro está recbiendo una excelente atención y le agradece al personal del Servicio Nacional de Salud (NHS) por su cuidado y dedicación”.
El gobierno había buscado restar importancia a la internación durante todo el día, restringiendo la información o limitando su alcance a una mera precaución. El mismo Johnson había enviado por la tarde un tuit marcadamente optimista. “Anoche por consejo de mi doctor me interné para realizar una serie de pruebas de rutina ya que todavía estoy experimentando síntomas de coronavirus. Estoy de muy buen ánimo y en pleno contacto con mi equipo en la lucha contra este virus”.
Entre líneas, estaba claro que ni el típico optimismo de Johnson ni el tono calmo de sus portavoces podían ocultar que su evolución médica era problemática. Desde que Johnson anunció el 27 marzo por Twitter que tenía coronavirus, la línea oficial había sido que se trataba de una sintomatología suave. Con la internación el domingo esa línea era insostenible. El gobierno se vio obligado a responder preguntas sobre asistencia respiratoria y neumonía. Una noticia de un medio ruso señalaba este lunes por la mañana que Johnson estaba con respirador, información que Downing Street negó rotundamente.
A falta de información precisa, el protocolo del Servicio Nacional de Salud (NHS) respecto al coronavirus dejaba en claro que había un nuevo horizonte médico.
Según el NHS, si aparecen síntomas del virus hay que quedarse en casa por una semana y tomar paracetamol. En caso de continuar los síntomas pasado este período el protocolo del NHS aconseja la internación en caso de que haya fuertes dificultadas para respirar, se escupa sangre al toser, haya un tono azulado de los labios o a cara, desmayo, poca o nula orina o confusión mental.
Johnson tiene 55 años y problemas de sobrepeso, uno de los rasgos que más comprometen a las personas que contraen coronavirus. Según los especialistas, sus médicos en Terapia Intensiva contarán con los datos recabados por las distintas pruebas de rigor a que se lo ha sometido para chequear el funcionamiento del hígado y el riñón, el nivel de oxígeno y la posible existencia de neumonía.
El nuevo líder de la oposición, el laborista Sir Keir Starmer, describió la noticia “como terriblemente triste” y agregó que “todo el país está pensando en el primer ministro y su familia durante este increíblemente difícil momento”.
Por su parte, el ex líder de los conservadores, el diputado Ian Duncan Smith, indicó que el gobierno está preparado para esta eventualidad. “No tenemos que preocuparnos. Dominic Raab es perfectamente capaz y tiene mucha experiencia y muchos ministros competentes que van a asistirlo”, dijo. Raab presidió ayer la reunión diaria del gabinete de crisis que hace frente a la pandemia.
El ministro de salud Matthew Hancock y el principal asesor médico gubernamental Chris Whitty se aislaron el mismo día que Boris Johnson, el 27 de marzo. Ambos se recobraron con rapidez. Según los especialistas, cuando esto no sucede pasada la primera semana, existe el riesgo de que el sistema inmunológico reaccione con una intensidad contraproducente que puede poner en peligro los propios órganos del paciente.
El empeoramiento de la salud de Johnson se da en una semana crucial. El lunes próximo termina la cuarentena y no hay consenso en el gobierno ni en los especialistas si es mejor continuar con el aislamiento colectivo o relajarlo. El impacto económico, el aumento de la violencia doméstica, el estrés, el desempleo y la salud mental son factores de peso para un levantamiento cauteloso y gradual. El peligro es que el relajamiento sea demasiado pronto y signifique una pérdida de la aparente - y leve - caída en el número de contagios. Más de 51 mil personas han dado positivo al test de Coronavirus. En la última información oficial había 5373 muertos.
El domingo por la noche la Reina Isabel II dio un inusual mensaje a la nación -solo lo hace en navidades y contadísimas ocasiones- para apuntalar la acción del gobierno y sostener el espíritu colectivo. Mensaje de valor simbólico en momentos de tempestad, no servirá de sustituto de las decisiones que tendrá que tomar un gobierno que no caracterizó por la coherencia de su política frente al coronavirus.
El 3 de marzo el mismo Boris Johnson afirmó en una conferencia de prensa que había estado en un hospital que tenía pacientes de coronavirus y le había dado la mano a mucha gente. Unos días más tarde el gobierno anunció que el Reino Unido abandonaría los tests de coronavirus. El jueves pasado, el ministro de Salud, Matthew Hancock quiso compensar este último error con un giro de 180 grados de los que han abundado en las últimas semanas. Según Hancock, el objetivo ahora es llegar a 100 mil tests diarios, una quimera para muchos especialistas.
La llamada "guerra contra el coronavirus" continuará ahora con el primer ministro en Terapia Intensiva y el impredecible Dominic Raab al frente del gobierno. Nadie lo dice en voz alta, sería poco delicado en este momento, pero se ha empezado a reclamar una investigación pública de la política gubernamental que incluya el manejo de la información en torno a la salud de Johnson.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario