El ex vicepresidente habló del reencuentro con su familia, de las lágrimas que derramó cuando se enteró de que iba a ser liberado y de la marcha del gobierno. Se comprometió a seguir en contacto con los familiares de los presos políticos.
Todavía no termina de caer. Amado Boudou está desde el lunes a la noche en su casa, con tobillera electrónica, porque la justicia hizo lugar a un pedido de su defensa para que el ex vicepresidente cumpla arresto domiciliario.
Llegó a su casa y abrazó a Mónica, su mujer, pero no quiso despertar a sus hijos Simón y León, con quien el reencuentro se produjo recién ayer a la mañana. "Llegué anoche (por anteanoche) y nos quedamos con Mónica esperando que los chicos se despertaran", dijo en declaraciones radiales.
Sobre la pandemia de coronavirus y las medidas que tomó el presidente, señaló que "hay que reacomodarse a esto, todo el mundo la está pasando muy mal".
"La medida que tomó el presidente es ejemplar, lo de él es descollante porque lo más fácil hubiera sido hacer como si nada pasara. Estamos minimizando el riesgo, que nunca va a ser cero. Va a haber dolor y una secuela económica, pero lo que está haciendo el gobierno argentino es lo que hay que hacer", agregó.
"Agradezco a todos y todas los que nos fueron a visitar y hay que seguir haciéndolo a todos cuando termine la pandemia", sostuvo y prometió que va a seguir luchando para que cesen las detenciones arbitrarias: "Voy a seguir en contacto de las organizaciones y los familiares y las familiaras de los que están detenidos porque esta lucha tiene que continuar".
Boudou confesó que cuando se enteró de que se iba a ir a su casa, lloró: "Algún lagrimón largué. Cuando es de alegría o de emoción, una lágrima vale la pena. De las otras, no".
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