El líder católico expresó su preocupación por la pandemia y mostró a su apoyo a las políticas que priorizan la salud por encima de la economía, ya que lo contrario “llevaría a la muerte a muchísima gente”.
El Papa Francisco saludó las restricciones decretadas por gobiernos para evitar el avance de la pandemia del coronavirus, pese al costo económico que representan, ya que advirtió que optar por lo contrario significaría “un genocidio virósico”.
Según sostuvo el líder de la Iglesia Católica, “a todos nos preocupa el crecimiento, en progresión geométrica, de la pandemia”.
En ese sentido, señaló que el avance de la enfermedad muestra “las consecuencias que deben ser enfrentadas: hambre, sobre todo para las personas sin trabajo fijo (changas, etc), violencia, la aparición de los usureros, (que son la verdadera peste del futuro social, delincuentes deshumanizados), etc.”.
El Sumo Pontífice se expresó así en una carta dirigida a Roberto Andrés Gallardo, presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales.
En la misiva, Bergoglio dijo que “algunos gobiernos” tomaron “medidas ejemplares para defender a la población” y sostuvo que tales restricciones (como las cuarentenas) pueden “molestar”, pero las defendió señalando que son “para el bien común”. Según afirmó, la decisión de los gobernantes de priorizar la salud por delante de la actividad y los indicadores de producción “es importante porque todos sabemos que defender la gente supone un descalabro económico”.
En ese sentido, criticó a los líderes que no han optado por prepararse para la pandemia, temerosos de una recesión. “Sería triste que se optara por lo contrario, lo cual llevaría a la muerte a muchísima gente, algo así como un genocidio virósico”, expresó.
Antes de despedirse, el Papa también recomendó un libro de Mariana Mazzucato, docente del University College London, titulado El valor de todo, publicado en 2018. “Creo que ayuda a pensar en el futuro”, sostuvo.
La obra es una crítica al capitalismo moderno y la distribución de beneficios. "Si queremos reformar el capitalismo tenemos que hacernos una serie de preguntas radicales: ¿de dónde viene la riqueza? ¿Quién crea valor? ¿Quién lo extrae? ¿Quién lo sustrae? Sólo respondiendo a estas preguntas podremos reemplazar el actual sistema capitalista parasitario por un capitalismo más sostenible e interdependiente: un sistema que funcione para todos", plantea la contratapa.
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