lunes, 2 de marzo de 2020

Cristina abrió la asamblea y siguió expectante el discurso presidencial

La vicepresidenta mostró gestos de asentimiento en los pasajes en los que el jefe del Estado, Alberto Fernández, aludió a la herencia recibida de parte del nefasto régimen fascista y neoliberal de Miauricio Macri Blanco Villegas.



La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner siguió ayer expectante el discurso presidencial de apertura de la sesiones ordinarias del Congreso y exhibió gestos de asentimiento en los pasajes en los que el jefe del Estado, Alberto Fernández, aludió a la herencia recibida de parte del régimen macrifascista.

Con una vestimenta en tonos rojos y azules y sentada en el estrado a la izquierda del presidente, Cristina escuchó el mensaje con gesto serio y atenta a los anuncios del mandatario sobre los lineamientos de lo que será el primer año de gobierno del Frente de Todos.

Los signos de aprobación

Si bien no se sumó a los aplausos provenientes del recinto y de los palcos, la vicepresidenta exhibía gestos de aprobación y endurecía su rostro en las alusiones a la situación en las que el gobierno encontró al país tras la salida del poder de Cambiemos.

El pasaje en que mayor asentimiento exhibió fue cuando el presidente Fernández aludió a "las picardías" de los formadores de precios, que incrementan infundadamente precios a costa del empobrecimiento de los argentinos.

Con ocho discursos pronunciados ante la Asamblea Legislativa al inicio de uno de los años de sus dos mandatos como presidenta, en esta ocasión Cristina Fernández de Kirchner escuchó desde el estrado, en su condición de vicepresidenta de la Nación y titular del Senado, el primer discurso inaugural de sesiones ordinarias del Congreso pronunciado por Alberto Fernández.

Al hacer referencia a las reformas en materia judicial, el presidente fundamentó esa decisión con el objetivo de "poner fin a la designación de jueces amigos", a la "manipulación judicial" y para reordenar la justicia federal y evitar "el cajoneo o la activación de expedientes en función de los tiempos políticos".

Atenta a lo que ocurría tanto en las bancas donde estaban los diputados y los senadores, así como en los palcos donde se ubicaron los invitados especiales, Cristina jugó con un abanico negro que abría y cerraba y dedicó sonrisas a algunos de los legisladores y funcionarios que siguieron el mensaje presidencial.

La apertura de la asamblea

Un rato antes, a las 11:15, de buen humor, Cristina había dado por abierta a las 11:15 la Asamblea Legislativa con la lectura de los pasos reglamentarios y se había permitido incluso bromear cuando concedió la palabra a los legisladores que debían conformar las comisiones para recibir al presidente Alberto Fernández en su llegada al Palacio Legislativo.

"Yo no hago mociones", se corrigió sonriendo antes de darle la palabra al secretario parlamentario del Senado, Marcelo Fuentes, para la lectura de quienes conformarían la comitiva de recibimiento del presidente, previo a pasar a un cuarto intermedio a la espera del arribo del primer mandatario.

Más tarde, una vez iniciada la exposición de Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa, en el recinto de la Cámara de Diputados de la Nación, la ex jefa del Estado escuchó uno a uno los anuncios del mandatario, que incluyeron el impulso de una reforma judicial, el envío en diez días de un proyecto para la legalización del aborto, y definiciones acerca de la reestructuración de la deuda externa.

El recibimiento al presidente

En su nuevo rol de vicepresidenta, Cristina Fernández llegó sola al Palacio Legislativo al Congreso a las 11, minutos antes de la hora anunciada y dedicó un tiempo a saludar desde la explanada a la militancia que la vivaba desde Plaza Congreso.

Oficiando de guía en el Palacio Legislativo, un escenario que conoce bien de sus años como legisladora y en el que había dado instrucciones precisas sobre los pormenores del operativo de seguridad, la vicepresidenta escoltó al presidente Fernández por los salones Azul y el Atrio hasta su arribo al recinto.

Antes de que Alberto Fernández comenzara su discurso de una hora y veinte minutos, sonrió ante algunos de los cánticos con los que se recibió en el recinto al presidente desde los palcos e intercambió comentarios con la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma, que compartía también el estrado, al igual que el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.

Al término de la ceremonia, Cristina acompañó al jefe del Estado y a la primera dama Fabiola Yáñez a las puertas del Palacio Legislativo, desde donde ambos saludaron a la militancia que se había congregado.

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