Jorge Bergoglio celebró su sexta misa navideña como pontífice con un claro mensaje en contra de la desigualdad social que genera hambre en el mundo por una “insaciable codicia” humana.

En ese marco, Francisco convocó a "romper la espiral de la avidez y la codicia", antes de visitar el pesebre armado en medio de Plaza San Pedro, levantado este año en base a una estructura de 20 toneladas de arena.
"El hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el tener, el acumular cosas, es para muchos el sentido de la vida", agregó con tono crítico durante la tradicional homilía al reclamar a la humanidad “superar la cima del egoísmo”.
"En esta casa el Señor convoca hoy a la humanidad. Él sabe que necesitamos alimentarnos para vivir. Pero sabe también que los alimentos del mundo no sacian el corazón", siguió Bergoglio.

Mientras el Sumo Pontífice celebraba la ceremonia, la televisión italiana transmitió el tradicional concierto de Navidad del Vaticano, grabado días atrás, que este año repartió sus beneficios a las actividades de los salesianos en África y al trabajo que la fundación Scholas Occurrentes hace en Irak con la educación de los refugiados.
"¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir una vida más sencilla?", se preguntó luego el Papa, quien para finalizar la ceremonia que inaugura una semana de celebraciones en el Vaticano, sentenció que "el camino, también hoy, es en subida: se debe superar la cima del egoísmo, es necesario no resbalar en los barrancos de la mundanidad y del consumismo".
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