viernes, 28 de diciembre de 2018

El régimen sigue yendo contra los jubilados: oficializó la rebaja de los aportes patronales a partir de 2019

El monto del mínimo no imponible sube de 2400 a 7003 pesos por el salario mensual. La rebaja de las contribuciones patronales inyecta oxígeno a las empresas pero al mismo tiempo deteriora la capacidad financiera de la ANSeS.


El régimen actualizó el cronograma de rebaja de las contribuciones patronales para 2019. El monto del mínimo no imponible –que las empresas pueden detraer de las contribuciones a la seguridad social que realizan por cada empleador– sube de 2400 a 7003 pesos por el salario mensual. 

A partir del año que viene, las compañías podrán detraer ese monto del salario para luego realizar el cálculo de las contribuciones patronales, cuyas alícuotas están entre el 17,5 y el 20,7 por ciento. El incremento de la detracción viene a compensar la suba de la alícuota definida en la reforma tributaria del año pasado, que sigue el objetivo de unificar el esquema de contribuciones patronales. Además, para las empresas de los sectores de calzado, textiles y cueros, que están sumergidas en una crisis aún más profunda que el resto de la actividad económica, la retracción de las contribuciones patronales subió de 12 mil pesos a 17.509 pesos.

La Ley de Reforma Tributaria impulsada por el macrifascismo y sancionada a fines del año pasado estableció una serie de modificaciones en el Impuesto a las Ganancias, el IVA y el monotributo, juntos a otros impuestos, y también aplicó cambios en el esquema de las contribuciones patronales. El artículo 165 de dicha norma definió unificar gradualmente la alícuota de las contribuciones patronales en un 19,5 por ciento. Ese número implica una rebaja para las grandes empresas, que tributaban el 21 por ciento, pero un aumento para las micro, pequeñas y medianas empresas que estaban en el 17 por ciento. El cambio se aplicó de a poco, de forma que las empresas que pagaban contribuciones de un 17 por ciento pasaron a un 17,5 por ciento y el año que viene estarán en el 18 por ciento, mientras que las que pagaban 21 bajaron al 20,7 y el año que viene pagarán el 20,1 por ciento. En 2022 la alícuota quedará unificada en el 19,5 por ciento.

A cambio por la suba gradual de la alícuota para las empresas que arrancaron en el 17 por ciento, el régimen estableció un programa de detracción a través de un mínimo no imponible (MNO). Se estableció un MNO de 12 mil pesos también aplicable gradualmente. El año pasado, las empresas pudieron detraer un 20 por ciento del MNO, es decir, 2400 pesos. 

Para 2019 estaba previsto detraer un 40 por ciento, es decir, 4800 pesos. La resolución de ayer viene a actualizar por inflación ese valor de 4800 pesos, ubicándolo en los 7003 pesos (un incremento del 45 por ciento en línea con la variación de los precios medida por el INDEC). Según el cronograma oficial, en 2020 el descuento será del 60 por ciento y en 2021, del 80 por ciento del MNO. En paralelo, seguirá subiendo la alícuota. Para 2022 las empresas descontarán el 100 por ciento de la detracción y pagarán la alícuota unificada de 19,5 por ciento. En ese momento las empresas no pagarán aportes patronales por un sueldo equivalente a 17 mil pesos actuales, que es el monto al que asciende el MNO.

Por otro lado, el régimen decidió semanas atrás ampliar el beneficio de la rebaja de las contribuciones patronales para sectores que están sumergidos en una profunda crisis económica y financiera, como calzado, textiles y cuero. Según el INDEC, el bloque textil acumula en el año una caída del 11,8 por ciento. En 2016, la baja textil fue de 4,3 por ciento y en 2017, del 6,7 por ciento. Ante las sucesivas advertencias sobre un cierre masivo de fábricas, en el régimen resolvieron que esos sectores puedan deducir el monto total del MNO durante el año que viene. Para esos sectores, la detracción total de 12 mil pesos mensuales por empleado ahora quedó actualizada por inflación en 17.509 pesos.

La rebaja de las contribuciones patronales inyecta oxígeno a las empresas pero al mismo tiempo deteriora la capacidad financiera de la ANSeS, con lo cual empeora la relación ingresos/gastos del sistema jubilatorio. Al mismo tiempo, el FMI y la propia administración Cambiemos se muestran proclives a modificar el sistema de reparto y avanzar en la reinstalación de la capitalización individual.

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