Sobre el filo de la temporada turística, los empleados de la confitería marplatense La Boston resisten el desalojo de la Justicia en una de las dos sucursales que mantienen tomadas hace 209 días ante el lockout patronal.
“Los trabajadores no nos equivocamos porque el tiempo nos dio la razón, vinieron a vaciar la empresa, a quedarse con el nombre y a dejar a los trabajadores en la calle”, lamentó en declaraciones radiales un empleado de la empresa.
La resolución judicial llegó el lunes pasado y desde entonces los trabajadores lanzaron una masiva convocatoria apelando a la solidaridad de sindicatos, organizaciones y turistas para defender la confitería. Ayer, desde las 10 de la mañana, un centenar de personas se manifestó en la puerta de local para evitar el operativo. “Estamos listos para resistir a este injusto desalojo dos días antes de la feria judicial, qué casualidad”, contó Alejandra Blanco, una de las empleadas de La Boston.
Los empleados habían advertido en julio el cierre por goteo que estaban ejecutando los nuevos compradores de la cadena de confiterías, que ya empezaba a traducirse en más de 50 despidos. El grupo inversor cerró por entonces la sucursal del Paseo Diagonal y emitió los primeros 60 telegramas de despido. La compañía, que opera desde 1958, contaba con seis locales cuando fue adquirida por un empresarios austríaco en 2016, quien prometió inversiones para abrir sucursales en Villa Gesell y Cariló, pero nada de eso ocurrió.
“El grupo inversor vino con aspiraciones prácticamente basadas en el modelo de país del gobierno, prometiéndonos que iban a levantar la empresa, que tenían problemas pero funcionaba bien”, relató otro trabajador de la confitería. Según detalló, las promesas incluían una mayor apertura a los mercados internacionales, pero a las primeras semanas notaron “que estos chantas empezaron a vaciar la empresa” porque modificaron cuestiones estructurales.
El 3 de abril pasado, presionada por la caída del consumo y el incremento en las tarifas de los servicios públicos, la empresa decidió cerrar la sucursal de Diagonal Pueyrredón 3050. En ese momento comenzaron los problemas. Despidieron al 75 por ciento del plantel y les y les ofrecieron tan solo el 50 por ciento de las indemnizaciones. Aunque ya en enero se veían los primeros signos de cierre, cuando la empresa abonó el sueldo a algunos de sus trabajadores en cuotas.
Los trabajadores cuestionaron la actitud de la gobernadora fascista bonarense María Eugenia Vidal, quien “mandó una conciliación obligatoria”, en el marco de las asambleas permanentes y la retención de tareas. “Pero nunca se acercó a ver a los trabajadores, nunca preguntó cuál era la problemática, simplemente lo hizo por una cuestión de imagen porque la confitería está frente al mar”, se quejaron.
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