De acuerdo a la carta orgánica, si no concurre el 10% del padrón de afiliados, la elección es nula, por lo que la Junta Electoral debería convocar a una nueva elección para el domingo 21.
Sede de la UCR en Córdoba capital |
La exigencia de la carta orgánica de que al menos el 10 por ciento de los afiliados convaliden con su participación las elecciones internas del próximo domingo tiene a los veteranos del radicalismo con los pelos de punta: temen que no puedan llegar a ese piso de 22.506 electores, número exacto del cálculo.
En la ciudad de Córdoba, con 79.618 afiliados, alcanzar la meta parece mucho más probable en los cálculos previos.
Una participación menor sería un ridículo que obligaría al partido a decretar que la elección fue nula por incumplir con el artículo 113 de la orgánica partidaria, por lo que la Junta Electoral debería convocar a una nueva elección para el domingo 21.
Los números de participación servirán para medir la profundidad de la crisis del partido que alguna vez fue imbatible en Córdoba. Los dirigentes reconocen que ese padrón de 225.060 afiliados, confeccionado al amparo del poder de finales del siglo pasado, no refleja la realidad del partido hoy.
"Una estimación es que el 30 por ciento de ese padrón son fallecidos; y del resto, la mitad dejó de militar. Si hoy conservamos 100 mil afiliados reales tenemos que abrazarnos en la Casa Radical", dijo uno de los apoderados que sigue de cerca la organización de la elección interna.
En la Capital, donde se medirán por la conducción el ex mestrista Javier Bee Sellares y Diego Mestre, los radicales de ambas listas esperan una participación cercana al 20 por ciento, es decir unos 16 mil afiliados. La incógnita es el interior, que exige una mayor logística para la movilización. "Vamos a tener muchas mesas empatadas", abre el paraguas el mismo dirigente, recordando una vieja práctica de las internas: volcar el padrón y repartir en la planilla los votos que no están en las urnas.
La fiscalización en las 760 mesas que se abrirán el domingo (168 en la ciudad de Córdoba) es otra de las dudas. Dirigentes de ambos bandos se han destratado en público a niveles pocas veces visto, por lo que nadie se sorprendería si la tensión en las escuelas sube más allá de la calentura del momento.
En Twitter, dirigentes de Sumar acusaron a los de Convergencia de "ladrones". En reuniones por Zoom, los principales candidatos de Convergencia llamaron a sus contrincantes internos "socios del peronismo", por el apoyo que el bloque de la alianza de derecha Juntos por el Cambio dio a algunas leyes que envió Juan Schiaretti. El desmadre es tal que Orlando Arduh, el radical que ocupa la presidencia del bloque macrifascista, encabezó la lista sábana que llevaba a Negri como candidato a gobernador, a quien ahora enfrenta en la interna radical.
En las últimas horas de campaña, Rodrigo de Loredo (Sumar) hará un esfuerzo por poner en el foco los nombres de Ramón Mestre y Mario Negri, principales socios en la franquicia Convergencia. Ambos intentarán correrse del debate: confían en que el negrista Marcos Carasso, intendente de General Cabrera, desconocido para la mayoría de los radicales, gane sin sobresaltos el Comité Provincia. La misma fe tiene el retador.
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