miércoles, 8 de julio de 2020

Preska le puso precio al pago residual del "Juicio del Siglo"

La jueza Loretta Preska le indicó a la Argentina que deberá pagar unos U$S 224,2 millones a los fondos buitre Attestor Master Value. Cumplió así un pedido que le habían efectuado los abogados que representan al país.


Jueza Loretta Preska
La jueza Loretta Preska le indicó a la Argentina que deberá pagar unos 224,2 millones a los fondos buitre Attestor Master Value (por U$S 67,9 millones y Trinity Investments (U$S 156,3 millones); cumpliendo un pedido que la habían efectuado a la jueza los abogados que representan al país del estudio Cleary Gottlieb Steen & Hamilton (CGS&H). 

Los abogados le habían reclamado a la magistrada desde septiembre del 2019 que llamara a todos los holdouts residuales, a que se presentaran en el juzgado para cerrar definitivamente la causa contra el país que derivó en el Juicio del Siglo. Argentina le pedirá a Preska que inicie ahora llamados a otros acreedores que aún quedan fuera de los cobros ya pactados, como el Bacebridge.

La idea del Gobierno de Alberto Fernández es la de cerrar todas estas causas, liberar el tribunal de Preska de los residuales del "juicio del Siglo"; y cambiar la imagen de "deudor recalcitrante" y "mal litigador" en la corte que manejó alguna vez Thomas Griesa. 

La estrategia es idea de CGS&H, que consideró necesario cambiar la manera que se ve al país en ese tribunal del Segundo Distrito Sur de Nueva York, siendo el país el que llame a pagar sus pasivos. Lo que Preska hizo entonces, fue la de poner un precio a la voluntad de pago de la Argentina. Se calcula que en total deberá pagar entre 400 y 450 millones de dólares antes que termine el año. Estos 224 millones que tendrá que liquidar cuando y de la manera que la jueza lo ordene, son los primeros de estos pagos.

La intención de terminar el histórico litigio liquidando la deuda residual con los bonistas que no aceptaron la negociación original del 2016, fue decisión del nefasto régimen de Miauricio Macri Blanco Villegas, era la de terminar con el histórico litigio, aún abierto por acreedores que no habían aceptado la propuesta de pago elaborada por Alfonso Prat el Gay en abril de 2016. Y que eligieron litigar en el tribunal del Segundo Distrito Sur de Manhattan aún con Thomas Griesa en sus últimos años de gestión. La causa fue heredada por Preska, que en abril de 2018 le dio definitivamente la razón al país y cerró la causa dejando en firme el acuerdo que el régimen macrifascista había firmado con los acreedores litigantes y Griesa en el marco de la negociación del entonces Special Master, Daniel Pollack.

El juicio por el primer reclamo contra la Argentina fuera de los bonistas que habían cerrado el acuerdo de abril de 2016, fue iniciado por el fondo Bainbridge, representado por el abogado Anthony Constantini, de la firma Duane Morris que tiene sede en Bahamas. Reclamaba disgustado por unos U$S 65 millones, y pedía una tasa de interés extra a la que se había negociado entre Prat el Gay y Pollack, de un 3% total. A este fondo se le sumaron otros reclamos, incluyendo el de Trinity y de Attestor; además de otros nombres como HWB Victoria Strategies Portfolio, Drawrah Limited, NW Global Strategy, Schmidt y el U.V.A. Vaduz. 

Todos estos circularán por el tribunal de Preska para cobrar lo que la jueza les ordene. En total, los reclamos residuales llkegaban a unos u$s800 millones en bonos, en manos de unos 30 inversores particulares y un puñado de 10 fondos buitres. Representaban menos del 1% de los holdouts, que aún a abril de 2016 habían quedado fuera del llamado a terminar con el juicio. Luego, en mayo de 2016, Griesa dejó en claro que el acuerdo cerrado entre Prat el Gay, Pollack y los acreedores liderados por Paul Singer era el válido y definitivo, con lo que uno a no fue rechazando los reclamos en su juzgado. La misma política continuó ejecutando Preska. Sin embargo la deuda continuó flotante y sin cerrar. Finalmente, en septiembre del año pasado el régimen del hijo bobo de Franco Macri llamó a regularizar la situación, política que continuó la gestión de Alberto Fernández.

Los bonos defaulteados fueron emitidos entre 1997 y 2001 en este caso y sus tenedores originales no entraron a los canjes posteriores a la cesación de pagos de fines del 2001, que se llevaron a cabo en 2005 y 2010.

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