El ex ministro de Economía gradualmente subió su exposición, durante este mes con una serie de tuits y el lunes con un mensaje positivo en medio de los reclamos contra la cuarentena. Del almuerzo también participó Martín Guzmán.
Roberto Lavagna volvió a la quinta de Olivos, esta vez con Alberto Fernández como presidente de la Nación. Ex candidato a presidente junto con Juan Manuel Urtubey, el economista venía guardando bajo perfil y cumplía estrictamente la cuarentena en su campo en Máximo Paz. Ayer rompió el aislamiento para almorzar con el jefe de Estado y con el ministro de Economía Martín Guzmán.
En los últimos días el ex ministro de Economía que acompañó a Néstor Kirchner instensificó su actividad puertas adentro. Incluso tenía previstos para esta semana algunos encuentros vía Zoom desde La Clo, su cabaña de crianza de vacunos. Gradualmente subió su exposición, durante este mes con una serie de tuits y el lunes con un mensaje positivo en medio de los reclamos contra la cuarentena.
Desde el inicio apoyó el aislamiento social preventivo y obligatorio. También la renegociación por la deuda. Parado en un lugar de equilibrio entre el oficialismo y la oposición, pidió unidad, generosidad y moderación. Ese mensaje, en abril, estuvo dirigido a la oposición, empresarios, sindicalistas y otros actores sociales. Durante el último mes rechazó el proyecto de la diputada nacional Fernanda Vallejos para que el Estado se quede con acciones de las empresas a las que asiste en el pago de sueldos. Marcó su límite en las redes sociales.
El sábado pasado respaldó un proyecto para ayudar a las pymes muy parecido al que impulsó en el 2005 y que se frustró cuando dejó el Gobierno. Lo presentó en Diputados Alejandro "Topo" Rodríguez. Antes de ayer tanto Cristina Álvarez Rodríguez como Carlos Heller, dos legisladores que tallan fuerte en el entorno de Máximo Kirchner en el Congreso, dijeron que estaban dispuestos a considerar la iniciativa y que incluso podría haber cambios en comisión para el proyecto de ley que establecerá un aporte extraordinario de las grandes fortunas, el más conocido como impuesto a la riqueza.
El domingo 31 mandó un mensaje por la deuda, también a través de las redes sociales: “Es hora que el #FMI emita menos opiniones y en cambio emita Derechos Especiales de Giro (simplificando, su propia moneda de reserva, DEG) en apoyo de una economía mundial que ha sufrido una tremenda caída y reclama estímulos para el empleo y la producción”.
Lavagna venía manteniendo asiduas charlas telefónicas con el presidente Alberto Fernández. También habla mucho por teléfono con el ministro de Economía Martín Guzmán con quien incluso se ha visto regularmente. Guzmán, según cuentan en los pasillos del palacio de Hacienda, considera a Lavagna “un referente importante de la economía Argentina”. Cerca del joven ministro aseguran que “hablan mucho y bien desde siempre”.
En estos meses de pandemia, el líder de Consenso Federal dio opiniones y consejos. Le preocupaba, y así lo transmitió, que Alberto Fernández y su equipo no hayan sido más contundentes en el inicio de la gestión, cree que debieron haber señalado que Argentina ya estaba en default. Y que no hayan subrayado que el reperfilamiento era una responsabilidad del gobierno anterior. Cree que faltó reforzar esa idea. Así lo dijo en la intimidad y con cierta amargura al mismo tiempo que destacaba la “buena fe” del Frente de Todos al encarar la renegociación.
El lunes Roberto Lavagna dio un mensaje moderadamente optimista sobre la post pandemia. “Mi esperanza es que pasado el tema de la pandemia, si hay algunas cosas básicas que se hacen, la economía puede responder bastante rápidamente”, planteó en una charla con la periodista María O’Donnell.
El líder de Consenso Federal blanqueó que tiene contacto con el ministro Guzmán, y aseguró que Argentina está cerca de cerrar un acuerdo con los bonistas. “La situación es distinta a la del 2002, que se logró una economía que rápidamente empezó a expandirse con tasas de 9% anual desde el segundo semestre de 2002. Entonces, la negociación se hacía en el marco de una economía que crecía muy rápidamente. Esta es una negociación que se hace en medio de una economía que lleva años de estancamiento. El grado de urgencia de resolver este obstáculo es mucho mayor. El tiempo corre decididamente en contra”, detalló.
Para salir de la actual crisis, reiteró, el Gobierno debería poner el foco en la situación de las pequeñas y medianas empresas. “Esto (el crecimiento de la economía) no se hace con nuevos impuestos, no se hace tomando acciones de las empresas ni con políticas rígidas en materia de contratación de personal porque la doble indemnización te ayuda a mantenerte en una situación de relativo estancamiento, pero no te ayuda para crecer”, agregó.
Sin descartar el impuesto a las grandes fortunas que promueve Máximo Kirchner (“podría tener algún tipo de razonabilidad”, consideró) alertó de que la economía formal está al límite de lo que puede soportar especialmente en materia tributaria.
En la entrevista radial elogió las medidas de aislamiento: “Creo que el Gobierno y en particular el Presidente tuvieron un tremendo acierto en empezar la cuarentena a tiempo. No porque esto fuera a impedir el avance del virus, sino para dar tiempo para estar preparados". Sin embargo advirtió que “la prolongación de este proceso genera un impacto económico adicional a la mala situación que ya traíamos y es ahí donde uno tiene que encontrar mecanismos para salir lo más rápidamente posible sin abandonar esta política que dio buenas resultados”.
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