El corrupto ex juez que persiguió a Lula qedó al borde de la renuncia por la decisión de Bolsonaro de echar a un jefe policial que trabajó con el ex juez en el operativo Lava Jato.
El ministro de Justicia y ex juez de la causa Lava Jato, Sergio Moro, amenazó abandonar el cargo, desatando una nueva crisis en el desgastado régimen de Jair Bolsonazi. El detonante fue la posible salida del jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, según trascendió en la tarde de ayer en una Brasilia estremecida por la pandemia del coronavirus y seguidilla de escándalos que envuelven al capitán-presidente y su clan familiar.
El mandatario de ultraderecha comunicó en persona ayer al ministro su intención de echar a Valeixo, un comisario que actuó en la causa Lava Jato.
El canal GloboNews informó que Moro manifestó su intención de irse del gobierno pero no llegó a presentar formalmente la renuncia. Según el diario Folha de San Pablo ministros del ala militar, como el general Walter Souza Braga Netto, jefe de la Casa Civil, intentan disuadir al funcionario más popular del gabinete.
Se especula que Bolsonazi está decidido a tomar el control directo de la Policía Federal debido a las investigaciones aibertas ayer por el Supremo Tribunal Federal sobre el acto golpista del domingo pasado en el cual hubo una casi segura participación de alguno o de sus tres hijos Eduardo, Carlos y Flavio.
El ex juez que condenó sin pruebas a Luiz Inácio Lula da Silva e impidió su candidatura en 2018, para beneficio de Bolsonazi, comenzó a perder espacios de poder desde el año pasado.
En paralelo se deterioró la imagen de magistrado incorruptible debido a su complicidad con Bolsonazi en la cobertura de otros escándalos que envuelven a los hijos del gobernante, como el lavado de dinero y una presunta complicidad con los asesinos de la militante Marielle Franco en Rio de Janeiro.
Desde el domingo pasado Moro recibió críticas, incluso de la prensa dominante, por haber sido omiso ante la apología al golpe de Estado en un acto encabezado por Bolsonazio frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia.
Fuente: nota de Darío Pignotti, desde Brasilia, para Página/12
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