martes, 21 de abril de 2020

Brasil reportó 113 nuevas muertes por coronavirus en las últimas 24 horas

De esta manera, el total de decesos en el país asciende a 2.575. La cantidad de casos positivos, en tanto, superó los 40.000.


El ministerio de Salud de Brasil reportó ayer 113 nuevas muertes por Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, llevando el total del país a 2.575, con creces la mayor en toda América Latina.

Las autoridades debieron corregir la cantidad horas después de haberla provisto por primera vez, cuando habían informado que la cantidad de decesos ascendía a 383. 

Aseguraron que la cifra errónea se debió a un error de tipeo a la hora de contabilizar los datos de San Pablo: se indicó que había 1.307 muertes, cuando en realidad hay 1.037.

La cantidad de casos positivos no fue corregida: y se mantuvo en 1.927, lo que hizo que el total supere los 40.000, un incremento del 4,9%. En concreto, 40.581. El estado más afectado del país continúa siendo San Pablo, con 14.580 transmisiones y 1.037 muertes. Lo sigue Río de Janeiro, con 4.899 y 422, respectivamente.

La tensión política respecto del manejo de la pandemia en el país crece de manera proporcional a las cifras. El patético presidente ultraderechista Jair Bolsonazi continuó durante el fin de semana manifestando su oposición a las medidas de aislamiento social impuestas por los gobernadores y recomendadas por los expertos en salud, entre ellos quien era su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, y a quien despidió la semana pasada precisamente por sus posturas contrastantes. Mandetta, que gozaba de una alta consideración pública, fue reemplazado por el oncólogo Nelson Teich. Teich había publicado previamente un artículo que defendía la cuarentena, pero no se ha expresado desde el ambiguo discurso de presentación del viernes y no es claro qué hará en el puesto.

El último episodio de esta naturaleza tuvo lugar el domingo, cuando Bolsonazi arengo a manifestantes que, rompiendo la cuarentena, se concentraron frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia para pedir una intervención militar y el cierre del Congreso.

“No queremos negociar nada”, gritó el sorete mal cagado subido encima de una camioneta a los manifestantes que se agolparon en el lugar con pancartas llamando a la “intervención militar ya con Bolsonaro” y a defender el AI-5 (Acta Institucional número 5), que en 1968 cerró el Congreso y suprimió numerosas garantías constitucionales. El presidente brasileño luego negó haber atacado la democracia, pero dijo que “en realidad soy la constitución”.

El imbécil, quien ya tuvo sospechas descartadas de haber sido contagiado por el coronavirus durante un viaje a comienzos de marzo a Estados Unidos, tosió en reiteradas veces sin tomar cuidado y muy cerca de las personas que lo acompañaban, como asesores, diputados y escoltas. Varios miembros de sus círculos más cercanos contrajeron la enfermedad luego del mencionado viaje.

Bolsonazi volvió a pedir por el fin de la cuarentena de manera pública este lunes, remarcando la necesidad de retomar la actividad económica que, asegura, es más dañina que el virus. No obstante, casi todos los mandatarios regionales han impuesto algún tipo de restricción social, y señalaron que están comprometidos a mantenerlas vigentes.

“Todo lo que se hace en exceso termina generando problemas. Estas medidas no llegaron a su objetivo en algunos estados”, dijo a la prensa frente a la residencia presidencial en Brasilia. “Espero que sea la última semana de esta cuarentena, de esta forma de luchar contra el virus”, agregó el presidente brasileño, quien apoya un modelo menos restrictivo donde sólo los grupos de alto riesgo estén confinados en casa.

Más allá de los pedidos de Bolsonazi, el principal tribunal del país falló que los gobernadores y alcaldes pueden tomar la decisión sobre las medidas de aislamiento social sin importar la postura del gobierno federal.

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