No quiere llegar a un déficit energético. El riesgo de salir del congelamiento y que se desestabilice la inflación.
El nuevo congelamiento tarifario empieza a despertar incertidumbre en el sector energético, donde temen que el Gobierno se exceda en el uso de esta herramienta como ancla inflacionaria y termine apelando al uso de subsidios.
Matías Kulfas es consciente de este riesgo y de hecho, fue uno de los aspectos que más criticó en sus libros luego de salir de la gestión pública en aquellos años. Es por eso que ahora está diseñando un nuevo esquema tarifario que permita mantener las cuentas fiscales en orden, pero teniendo en cuenta la capacidad de pago de la población.
La idea del ministro de Desarrollo Productivo es usar estos 180 días -que incluso podrían ser menos- para acordar un sistema que actualice los precios de las tarifas de forma tal, que asegure la suficiente rentabilidad para sostener el proceso de inversión y así tener un servicio de calidad.
El problema es que después de más de un año de congelamiento -al sumar los últimos meses del hijo bobo de Franco Macri- es probable que las empresas exijan un aumento considerable que sin lugar a dudas tendría un fuerte impacto en el bolsillo y revertiría el sendero desinflacionario que pretende la actual administración.
Cabe recordar que Axel Kicillof sostenía las mismas críticas que Kulfas respecto a la política energética de De Vido, pero cuando quiso actualizar las tarifas al asumir el ministerio de Economía, se generó tal revuelo que prefirió no pagar el costo político y dar marcha atrás.
Según palabras de Kulfas en su libro "Los Tres Kirchnerismos", "la política sectorial fue acumulando una importante cantidad de desajustes que contribuyeron a minar los superávits en las cuentas públicas y la balanza de pagos".
"La magnitud de esos desajustes fue tan grande que terminó por convertir un problema sectorial en un problema macroeconómico", agregó al detallar que el déficit energético llegó a representar el 115% del déficit fiscal total en 2013.
La diferencia con este período, sostienen en el ministerio, es el punto de partida. "Venimos de aumentos de más del 1.000%, las empresas tienen margen para absorber este congelamiento", subrayan.
De acuerdo a sus cálculos, la brecha entre el costo del sistema y el precio de los servicios públicos es mucho menor que en el final del kirchnerismo y a su vez, hay lugar para reducirla mediante una baja en los costos. "Macri las sobre remuneró para beneficiar a sus amigos", repiten.
Se está pensando pesificar toda la generación eléctrica "vieja" de venta spot que no tiene contrato y se dolarizó en 2017. Representa el 72% de la energía que se genera y el 45% del costo del sistema.
Por otro lado, apuestan a una baja significativa en los precios del gas de boca de pozo por el exceso de oferta que se observa en estos momentos. Esta situación se puede potenciar solamente de incrementar la producción de petróleo no convencional, ya que el crudo de Vaca Muerta tiene la característica de venir con una cuota de "gas asociado", un plus que no puede ser venteado.
Por el contrario, si el desarrollo de la formación neuquina no acompaña el rebote económico que espera el gobierno, existe el riesgo de volver a tener que importar cantidades relevantes de gas licuado en el período invernal.
"Entre 2010 y 2013, las importaciones de gas natural, gasoil y fueloil se llevaron 22.135 millones de dólares, cifra equivalente al 70% de las reservas de fin de 2013, lo que da cuenta de la significativa relación entre la escasez de divisas que afectó al mercado de cambios en el tercer kirchnerismo y el problema energético", recuerda el libro de Kulfas, como una peligrosa amenaza que podría repetirse.
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