Hay preocupación en la petrolera por la reacción de los inversores extranjeros ante la injerencia del gobierno en una decisión clave del negocio.
El fallido aumento de las naftas dejó a Guillermo Nielsen en la cuerda floja. El titular de la compañía quedó muy desautorizado por la decisión de Alberto Fernández de cancelar la suba por tiempo indeterminado, una señal que cayó muy mal en el mercado donde ya se habla de posibles acciones judiciales.
Tan fuerte fue el golpe para Nielsen que ayer a la mañana en la compañía y en el mundo petrolero ya se especulaba con su posible salida de la empresa más importante del país. Como sucediò antes de la designación del economista, otra vez comenzó a sonar con fuerza el nombre de Miguel Galuccio para retornar a YPF.
El problema para Nielsen es que aparentemente nunca informó a Fernández sobre el aumento, pese a que el fin de semana trascendió que el presidente le había pedido que moderara la suba del 10 al 5 por ciento. El titular de YPF tampoco informó internamente a la línea gerencial de la empresa que se encarga de instrumentar los cambios en los precios.
Sin embargo, el error mayor lo cometió el propio Alberto Fernández cuando se encargó de filtrar a la prensa que le había ordenado a Nielsen suspender la suba. "Paramos el aumento", ratificó ayer a la mañana el presidente.
Se trata de una señal malísima para el mercado y un grosero desconocimiento de Fernández sobre el funcionamiento de la industria petrolera. Aunque siempre estuvo claro que el gobierno tenía injerencia en la definición de los precios, nunca salió al propio presidente a vetar una decisión de la compañía. El propio Nielsen había sido muy crítico del congelamiento de precios durante el macrifascismo y había pedido cuidar a los inversores.
YPF es una empresa privada que cotiza en Wall Street y la maniobra de Alberto generó una enorme preocupación puertas adentro por la posible reacción de inversores y accionistas. En el mercado se descuenta que habrá interesados en iniciar una demanda en los tribunales de Nueva York, donde la empresa ya enfrenta juicios multimillonarios.
La decisión de Fernández también afecta seriamente su plan para impulsar Vaca Muerta y que sea la fuente de ingresos que el país necesita para salir de la crisis. La señal del gobierno es que si perjudica a la empresa estatal, jamás va a liberar los precios del mercado, un tema clave del negocio petrolero.
En este contexto de convulsión, en YPF ayer a la mañana se hablaba de una posible salida de Nielsen y un nuevo intento del kirchnerismo de imponer como nuevo presidente de la empresa a Galuccio, que rechazó ese lugar para concentrarse en su petrolera Vista.
El ex jefe de YPF había intentado ubicar a un hombre de su confianza como CEO -un cargo clave especialmente para el desarrollo de Vaca Muerta-, pero cerca de Cristina Fernández de Kirchner no quieren saber nada con ese plan B.
Justamente uno de los temas en los que Galuccio chocó reiteradamente con Cristina fue en el de los precios de las naftas, aunque siempre se terminó imponiendo y durante su gestión hubo subas incluso por encima de la inflación, en línea con el valor internacional del barril de petróleo.
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