"Hicimos lo que pudimos", dijo la malcogida ex titular del Fondo Monetario sobre el acuerdo con el hijo bobo de Franco Macri. Lagarde minimizó las graves consecuencias del acuerdo sobre la economía y los indicadores sociales. La economista, hoy presidenta del Banco Central Europeo, se quejó también de que el FMI sea "el chivo expiatorio cuando las cosas van mal".
La ex titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, defendió el rol de la institución y el programa de ajuste para la Argentina implementado a partir de 2018. "Hicimos lo mejor que pudimos en un momento en que los líderes de la Argentina vinieron a nosotros porque estaban en una situación muy difícil", afirmó.
Lo hizo en una entrevista con el medio especializado en finanzas Bloomberg, en la cual minimizó las graves consecuencias del acuerdo sobre la economía y los indicadores sociales. “El programa tuvo efectos colaterales, se incrementó la pobreza y hubo alta inflación", admitió la hija de puta, al referirse al incremento de más de diez puntos en el índice de pobreza y a la escalada inflacionaria al mayor nivel en casi tres décadas.
La ex titular del Fondo planteó que en mayo de 2018 (cuando estalló la crisis de las Lebac y la primera fase de la corrida cambiaria) la situación de la economía argentina era crítica. Desde el organismo dieron un préstamo de urgencia por hasta 50 mil millones de dólares y pidieron a cambio aplicar un fuerte ajuste fiscal y monetario. La receta hundió más a la economía y no logró frenar la corrida cambiaria ni la inflación, por lo que el régimen y el FMI acordaron ampliar el financiamiento hasta casi 57 mil millones de dólares. Ni siquiera así pudieron frenar la crisis. El régimen de MMiauricio Macri Blanco Villegas siguió incumpliendo las metas hasta que el acuerdo quedó finalmente suspendido. La administración de Alberto Fernández ya empezó a negociar cómo reestructurar el arreglo, para lo cual en los próximos días vendrá al país una nueva misión técnica del organismo
“El programa tuvo efectos colaterales, se incrementó la pobreza y hubo alta inflación. Lo especial de ese acuerdo fue que pudimos anticipar que iba a doler e insertamos suficientes protecciones para la seguridad social que permitían activar medidas de seguridad orientadas a proteger a los sectores más vulnerables”, mencionó la ex titular de FMI. Las medidas de protección no fueron suficientes para cubrir el impacto de la recesión para los sectores postergados.
“Nosotros tratamos de anticiparnos todo lo que pudimos, desafortunadamente los hechos recientes que fueron disparados por cuestiones políticas resultaron ser muy difíciles para la población”, justificó. La crisis del mercado interno no empezó después de las elecciones como lo intenta argumentar la ex funcionaria del Fondo. La debacle económica argentina ya había arrancado en abril de 2018 y el acuerdo con el FMI solo la agravó.
Lagarde dijo que el Fondo aplicó un programa coherente con su línea económica y consideró injustas las críticas posteriores. “El destino del FMI es ser el chivo expiatorio cuando las cosas van mal y ser criticado luego por economistas maravillosos que no dijeron una palabra cuando el organismo intervino”, aseguró.
Estas declaraciones resultan una paradoja: desde distintos ámbitos de la heterodoxia se le advirtió al Fondo que estaba aplicando un programa que iba a profundizar la crisis de la deuda argentina. La evidencia empírica muestra que la probabilidad de crecer y bajar el ratio de deuda sobre PIB es muy baja aplicando un plan de ajuste. El ministro de economía Martín Guzmán es uno de los economistas que hace varios meses plantea que se aplicó un programa sin evidencia empírica de éxito.
Las investigaciones académicas permiten cuantificar la afirmación. Alberto Alesina y Silvia Ardagna estudiaron 107 experiencias de austeridad fiscal y registraron que hubo sólo 22 casos exitosos para recuperar el crecimiento y reducir el endeudamiento de la economía. Si además se filtran estas experiencias por los países que hicieron el ajuste fiscal en medio de una recesión (como se hizo en la Argentina a partir de 2018) prácticamente no hubo casos de éxito. Arjun Jayadev and Mike Konczal encontraron que sólo hubo uno (crecimiento con caída del ratio de endeudamiento): se trata de Irlanda en 1987.
Lagarde no dio espacio para hacer autocrítica. “Las intervenciones del Fondo fueron en algunas oportunidades grandes éxitos y en otras éxitos moderados. Para el caso de Argentina hicimos todo lo que pudimos”, cerró.
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