Con ingresos por 3,38 billones de pesos, la recaudación impositiva aumentó 31,2 por ciento el año pasado. La cifra expresa una pérdida en términos reales de 12 por ciento frente a una inflación que alcanzará en 2018 un nivel cercano al 47 por ciento, la marca más elevada en veintisiete años.
El desplome en la demanda interna comenzó con la crisis financiera pero se agudizó con la puesta en marcha del programa de austeridad adoptado para acceder al financiamiento del FMI.
El efecto negativo del ajuste fiscal sobre la recaudación fue compensado de manera parcial por el impacto alcista que tiene una devaluación en los tributos vinculados al comercio exterior.
El salto cambiario y la implementación de un esquema de retenciones permitieron, a su vez, aplacar las implicancias de la sequía sobre las cuentas fiscales.
"Este año hubo cuatro días menos de recaudación", argumentó el titular de la AFIP, Leonardo Cuccioli, al referirse a los resultados presentados ayer a la tarde.
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