Como lo hizo en todas las ocasiones anteriores, la vicepresidenta pidió estar sola en su despacho del Senado.
La vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner llegó al Senado de la Nación a las 10:45, subió por el ascensor que la deposita en la antesala de su despacho, saludó a sus asesores más cercanos y se acomodó en la cabecera de la mesa de reuniones para organizar apuntes y papeles que utilizaría minutos más tardes durante su exposición.
Para cuando llegó la cámara que se conectaba con el zoom del juzgado y el micrófono en el que iba a hablar ya estaban ubicados y preparados. A la derecha una copa, una botella de agua mineral. El resto de la cabecera se fue poblando de hojas impresas y libros que le acercó su secretario privado. Con todo listo, entró al despacho un fotógrafo, la retrató estudiando los últimos detalles de lo que iba a exponer y se retiró. Sólo entró a esa sala el encargado de conectar la imagen del despacho de la Presidencia de la Cámara Alta con el zoom del Tribunal Oral Federal 2 en la tercera jornada del alegato de defensa.
Una vez conectada y aceptada, el técnico se retiró y Cristina quedó sola frente a la cámara y el micrófono. Así lo había solicitado a sus asesores en el momento en que se organizó y así lo hizo en todas sus exposiciones anteriores; siempre sola.
Comenzó a hablar y tuvo que detenerse porque tenía carraspera, algo que más adelante de su exposición le volvió a suceder, tomó en varias ocasiones agua, pidió disculpas y siguió.
Los libros que se mostraban apilados eran la Constitución Nacional, el Código Civil y Comercial, el de Derecho Administrativo, textos que fue utilizando y mostrando en su alegato de defensa, que se extendió poco más de una hora.
Aunque estuvo sola en toda su exposición, sus asesores más cercanos la siguieron de cerca a través de YouTube en los despachos de la antesala del de Cristina. Recién entraron cuando ya se había desconectado del zoom.
Lo mismo sucedió con algunos dirigentes cercanos a la vicepresidenta. El senador Oscar Parrilli siguió el alegato en su despacho del segundo piso del Palacio Legislativo y una vez que concluyó bajó a encontrarse con la vicepresidenta. Aunque el diputado Máximo Kirchner suele ir diariamente al despacho de su madre, en esta ocasión no se lo vio en la zona.
Quien estuvo presente ayer a laa mañana y se reunió unos minutos con Cristina fue el senador misionero Maurice Closs. El legislador, que no estaba viniendo al Senado por cuestiones de salud -anteanoche no estuvo en el recinto-, apareció de “sorpresa” en el Palacio en la previa a la que hablara la vicepresidenta y luego siguió la exposición desde su despacho.
Lo mismo sucedió con otro senador del Frente de Todos, el rionegrino Claudio Doñate, también cercano a la vicepresidenta. El jueves, cuando se debatió la ampliación de la Corte Suprema de Justicia, tuvo un encendido discurso en defensa de Cristinar a quien la denominó como la dirigente mujer más importante de la historia del país e hizo referencia a la “persecución” que -según señala- sufre por parte de la Justicia.
Aunque Cristina tuvo que frenar en varias ocasiones a tomar agua, se la pudo ver más serena que en la ocasión anterior en donde hizo su exposición en su canal de YouTube porque el juzgado le había negado la posibilidad de hacerlo en el juicio.
La ex jefa de Estado permaneció en su despacho en el Senado durante el resto de la jornada, según confiaron fuentes directo con acceso a su escritorio.
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