El mandatario demócrata además aclaró que el objetivo de Estados Unidos en el país asiático nunca fue el de construir una nación sino el de acabar con la amenaza de Al Qaeda.
Joe Biden dijo ayer que el objetivo en Afganistán nunca fue el construir una nación democrática sino el de acabar con la amenaza terrorista de Al Qaeda. Además, el mandatario demócrata ratificó que con su decisión se pone fin a la guerra más extensa en la historia de Estados Unidos.
“Sacaremos a nuestra gente y nuestros aliados lo antes posible, y luego de completar esto, terminaremos con la guerra más extensa de Estados Unidos. Estos eventos son prueba de que ningún presencia militar en Afganistán marca la diferencia. Nuestra misión tuvo muchos errores en Afganistán. No voy a engañar a los estadounidenses diciendo que un tiempo más en Afganistán marcará la diferencia”, dijo el mandatario demócrata.
El mandatario estadounidense admitió que el Gobierno afgano cayó más rápido de lo que esperaba, y destacó el apoyo militar estadounidense. “Siempre le prometí al pueblo estadounidense que sería sincero con ustedes. La verdad es que esto se desarrolló más rápido de lo que habíamos anticipado”, dijo Biden en un mensaje a la nación.
“Les dimos todas las oportunidades para determinar su propio futuro. No pudimos darles la voluntad de luchar por ese futuro”, añadió desde la Casa Blanca, y resaltó que “ei Afganistán no es capaz de resistir a los talibanes, las tropas de Estados Unidos no pueden hacer la diferencia”.
Además, remarcó que “las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar en una guerra y morir en una guerra, que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas”.
“Nunca se suponía que la misión en Afganistán fuera construir una nación. Nuestro único interés nacional vital en Afganistán sigue siendo hoy lo que siempre ha sido: prevenir un ataque terrorista en la patria estadounidense”, dijo Biden, al añadir que el objetivo “sigue siendo hoy y ha sido siempre evitar un ataque terrorista en suelo estadounidense”.
El presidente prometió dar prioridad al tratamiento de las mujeres y las niñas bajo el régimen talibán en Afganistán. “Seguiremos alzando la voz por los derechos básicos del pueblo afgano, de las mujeres y las niñas”, dijo.
Biden defendió la retirada a pesar de la rápida toma de poder, diciendo que era hora de irse del país después de dos décadas de conflicto: “Respaldo firmemente mi decisión. Después de 20 años, he aprendido por las malas que nunca hubo un buen momento para retirar las fuerzas estadounidenses”.
Además, advirtió a los talibanes que no interrumpan ni amenacen la evacuación de miles de diplomáticos estadounidenses y traductores afganos en el aeropuerto de Kabul.
La respuesta a cualquier ataque sería “rápida y contundente”, dijo y agregó que “defenderemos a nuestra gente con una fuerza devastadora si es necesario”.
Un portavoz dijo que altos funcionarios de seguridad nacional informaron a Biden sobre la situación en el aeropuerto de Kabul y “los esfuerzos en curso para evacuar de manera segura a los ciudadanos estadounidenses, el personal de la embajada estadounidense y el personal local (...) y otros afganos vulnerables”.
El mandatario demócrata, callado desde hace varios días ante la crisis más grave desde su elección en noviembre, regresó a Washington a primera hora de la tarde tras acortar sus vacaciones en Camp David, la residencia de descanso de los presidentes estadounidenses.
Estaba previsto que permaneciera allí hasta el miércoles, pero el plan se volvió insostenible para el comandante en jefe del ejército estadounidense ante la rápida toma de Afganistán por los talibanes.
Todos los medios estadounidenses, incluidos los que habían saludado con alivio su elección en noviembre pasado, hablan de “desastre” (CNN), o de un Biden “a la defensiva” (Washington Post).
“Sea visto como justo o injusto, la historia recordará que Joe Biden fue quien presidió la humillante conclusión de la experiencia estadounidense en Afganistán”, tras 20 años de guerra, afirma el New York Times.
Frente a esta ola de críticas nunca vista desde las elecciones, la Casa Blanca de Biden, esa máquina bien engrasada, parece paralizada. Así lo demuestran los tuits difundidos durante el fin de semana, mientras Estados Unidos sigue hora a hora la caída de Kabul, y la imagen de helicópteros que salen de la embajada recuerda las últimas imágenes de la guerra de Vietnam.
En una instantánea transmitida el domingo en Twitter, Biden, de 78 años, apareció de camisa polo azul, solo en una enorme mesa de reuniones de Camp David frente a una pantalla de videoconferencia y relojes de pared configurados en distintos husos horarios, recibiendo “actualizaciones” sobre Afganistán de parte de altos funcionarios.
Durante su último discurso público sobre Afganistán el martes pasado, Biden defendió una y otra vez su decisión de retirar a los últimos soldados estadounidenses a más tardar el 31 de agosto, confiando el destino del país a un gobierno y a los soldados afganos, ahora derrotados.
El jueves y el viernes, mientras los talibanes tomaban el control de Afganistán a una velocidad asombrosa, la prioridad de la Casa Blanca seguía siendo ensalzar el “plan Biden” que supuestamente reconstruiría la economía estadounidense sobre una base más justa.
Y el sábado, fue en un comunicado que Biden anunció llevar a unos 5.000 soldados el despliegue militar en Kabul para asegurar la evacuación de civiles. Luego anunciaría otros mil más.
Pero su presidencia, más bien controlada y con promesas de dedicarse a las reformas económicas y sociales “aburridas”, en palabras del propio Biden, se ha visto de hecho sacudida.
La oposición republicana, hasta ahora callada porque la opinión pública estadounidense era mayoritariamente favorable a la retirada de las tropas, arremetió contra la administración demócrata por lo que considera una humillación para el ejército estadounidense.
Aunque la retirada de Biden de Afganistán se basa casi en su totalidad en un plan puesto en marcha por su predecesor republicano Donald Trump, quien ordenó las negociaciones con los talibanes y, de ser reelegido, había estado preparando una salida incluso antes, a partir del 1 de mayo de 2021, el ex mandatario no escatimó críticas a su sucesor.
“Es hora de que Joe Biden, desacreditado, renuncie por haber permitido lo ocurrido en Afganistán”, exigió el domingo Trump, quien el lunes multiplicó sus declaraciones enviadas por correo electrónico.
“El resultado en Afganistán, incluida la retirada, habría sido totalmente diferente si la Administración Trump hubiera estado a cargo”, señaló, atribuyendo esta crisis a “las corruptas elecciones presidenciales de 2020”.
Pero la Casa Blanca insiste en que el caos en Kabul es en realidad la mejor de todas las malas alternativas disponibles, porque al menos detiene una guerra imposible de ganar.
“Lo que el presidente no estaba preparado para hacer era entrar en una tercera década de conflicto, incorporando miles de tropas más, que era su única otra opción”, dijo a NBC el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan y añadió que "el presidente tuvo que tomar la mejor decisión posible y la defiende”.
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