Horacio Rodríguez Larrata y Elisa Carrió tomaron distancia de la propuesta de juicio político impulsada por diputados de la coalición opositora. Diego Santilli está en la misma postura. El factor Clarín.
Se cumplió una semana de la filtración de fotos donde se ve al presidente Alberto Fernández violando el aislamiento que había dispuesto a partir de marzo del año pasado. El miércoles, antes de los primeros siete días del escándalo, el Gobierno puso en marcha un plan de contención de daños que incluyó la difusión de otro video del cumpleaños que celebró Fabiola Yáñez en la Quinta de Olivos el 14 de julio de 2020, durante uno de los momentos más duro de las restricciones sanitarias.
El operativo de prensa buscó adelantar otra filtración segura y evitar que estalle cerca de las primarias del 12 de septiembre. Se concretó luego del involuntario aventón que aportaron Horacio Rodríguez Larrata, y Elisa Carrió, cuando le bajaron el precio a los dos pedidos de juicio político contra el presidente que habían presentado diputados de la coalición opositora.
El alcalde porteño y la desquiciada fundadora de la Coalición Cínica exprimirán todo lo que puedan la debilidad que expuso al presidente en medio de la campaña. Ninguno compite, pero son dos garantes de las candidaturas de la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal en la CABA y del ex vicejefe porteño Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires. Ambos enviaron una señal hacia adentro de la coalición opositora para desaconsejar los arrebatos destituyentes en medio de la campaña, a partir de un escándalo de dudoso alcance cuyo impacto en las urnas es una incógnita para todos los encuestadores. Aun así, el gobierno dejó claro este miércoles que está muy interesado en desactivar el escándalo lo más pronto posible y lo más lejos que pueda de las primarias.
En la alianza opositora de ultraderecha Juntos por el Cambio no dejarán de castigar al oficialismo por el escándalo. No hubo una estrategia unificada para capitalizarlo en el Congreso, aunque todos los socios admiten que no existen condiciones para que los pedidos de juicio político prosperen. En la provincia de Buenos Aires, Santilli siempre se mantuvo lejos de capitalizarlo y el miércoles relanzó su campaña con una agenda “propositiva” que posiblemente Vidal replique en los próximos días. Para “el Colo” el camino es más escarpado, pero no tan espinoso: lo espera una posible derrota ante el oficialismo, pero con amplias chances de imponerse al médico Facundo Manes, que lidera la lista de precandidatos bonaerenses a diputados nacionales.
El aventón de Carrió y Rodríguez Larrata, según evalúan dentro de Juntos por el Cambio, también contó con el guiño del Grupo Clarín, que desde el jueves pasado le resta fuerza a los pedidos de juicio político que impulsaron los jefes de las bancadas de la UCR, Mario Negri, y del PRO, Cristian Ritondo, junto a otro firmado por su colega Waldo Wolff. Las opiniones de editorialistas en todos los medios del holding despertaron sospechas dentro del conglomerado opositor por un eventual acercamiento con el gobierno en medio de una pulseada política y económica donde está en juego la posible declaración de internet como servicio público y la instalación de la tecnología 5G en el país.
La maquinaria mediática del multimedio de la trompetita no aflojará su corrosividad para condicionar la campaña contra el oficialismo, pero sacó de la ecuación la agitación del juicio político. Para algunos fue un costo demasiado bajo ante las nulas chances que tendrán los pedidos firmados por Negri, Ritondo y Wolff.
En menos de una semana, Fernández se mostró dos veces rodeado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador Axel Kicillof, el titular de la Cámara baja, Sergio Massa, y el titular del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner. No sólo buscaron maximizar la exposición de obras antes del comienzo de la veda electoral que establece la ley para la difusión de actos de gobierno en la campaña. También buscaron respaldar a Fernández y exhibir unidad en un momento donde la mayor preocupación no giraba en torno a la eventual devaluación de la palabra presidencial sino al impacto de la inflación, la situación económica y el desempleo.
Si la filtración inducida de los últimos videos del cumpleaños funciona y el ejecutivo nacional logra darle una vuelta de página al escándalo, deberá retomar el hilo que había dejado la semana pasada. Venía de anunciar medidas orientadas a los votantes jóvenes, uno de los electorados que, en medio de la pandemia, aparece esquivo ante la oferta del oficialismo. El escándalo del cumpleaños de Yáñez podría pegar de lleno en la reconstrucción de esa conversación con los votantes jóvenes, en un escenario donde la otra preocupación prioritaria también es la apatía y el desgano frente los próximos comicios.
Las elecciones del último domingo aportaron un indicio que en el oficialismo y la oposición consideran premonitorio. Votó el 64% del padrón provincial, en uno de los porcentajes más bajos de los últimos años. La tendencia ya sucedió en las elecciones comunales de la ciudad cordobesa de Río Cuarto del año pasado y en los comicios que ya se concretaron este año en Jujuy y Misiones.
En todos los casos la pandemia ahuyentó más que los factores políticos y económicos. Para las PASO del 12 de septiembre las incógnitas sobre el nivel de participación cuentan con otro agravante: la posible propagación de la variante delta del nuevo coronavirus a partir de los últimos casos detectados que no tienen un nexo epidemiológico proveniente del exterior.
La posible circulación comunitaria del virus podría confirmar los pronósticos que tienen los sanitaristas acerca de un posible aumento de los contagios por la nueva cepa dentro del próximo mes. La proyección coincide con las primarias y podría tener un impacto en la afluencia de votantes.
Fuente: nota de Claudio Mardones para Tiempo Argentino
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