“Sabemos que al estar tan cerca, con más chicos en un aula respirando el mismo aire, hay más riesgo de contagio. No pedimos virtualidad total, pero sí que se vuelva al sistema de burbujas alternadas. Eso permite mantener los cuidados y contener a los exceptuados, que así quedan discriminados”, plantean las familias.
Con centímetros de costura, que miden un metro y medio de largo, estudiantes, familias y docentes organizaron “centimetrazos” en distintas escuelas porteñas para expresar su repudio a la eliminación del distanciamiento como medida básica de cuidado en el marco de la pandemia de coronavirus.
Mientras siguen los reclamos en la comunidad educativa para que se vuelva al esquema de burbujas reducidas, crecen las aulas enteras aisladas por sospechas de contagios.
“Nos ponemos uno en cada extremo del centímetro para ilustrar el espacio que se necesita. Así se nota que para 30 chicos tendría que ser un aula gigante, que no existe en la Ciudad de Buenos Aires”, graficó Renata Schneider, madre de dos alumnos de la Escuela Juan Pedro Esnaola, en Crisólogo Larralde al 5000, que este viernes protagonizó uno de los “centimetrazos”, igual que el Liceo 9 y la Escuela de Cerámica.
“Somos grupos de familias muy conscientes del riego que se corre al eliminar el distanciamiento de un metro y medio, el reglamentario en el protocolo original y en el DNU vigente, e indicado por el Consejo Federal de Educación. Hubo una decisión nuevamente del Gobierno de la Ciudad de no acatar eso para lograr presencialidad absoluta, como en la-pre pandemia. Es alarmante, sabemos que la pandemia no terminó”, lamentó la mujer y agregó que “sabemos que al estar tan cerca, con más chicos en un aula respirando el mismo aire, hay más riesgo de contagio. No pedimos virtualidad total, pero sí que se vuelva al sistema de burbujas alternadas. Eso permite mantener los cuidados y contener a los exceptuados, que así quedan discriminados, sin continuidad pedagógica, abandonados”.
Es el mismo reclamo que vienen haciendo los gremios docentes, como la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y ADEMYS que convoca a una nueva jornada de protesta para el próximo lunes, cuando vuelva la presencialidad total al nivel inicial y se complete el esquema que anhela Rodríguez Larrata. UTE, por su parte, reiteró esta semana el pedido por la instalación de medidores de dióxido de carbono en las aulas, algo que también se pide en el marco de los centimetrazos.
En tanto, el colectivo Familias por un Retorno Seguro a las Escuelas difundió un relevamiento realizado por docentes, estudiantes y familias sobre contagios y aislamientos en las primeras semanas sin distanciamiento. Según los datos obtenidos hasta el 17 de agosto, hay 36 escuelas con situaciones de aislamientos por sospechas y/o contagios confirmados. El listado incluye situaciones alarmantes como la de la escuela Huergo, con diez divisiones aisladas tras el positivo por Covid-19 de una docente, o la escuela Yrurtia, con un profesor contagiado, tres cursos y un taller aislados, dos casos sospechosos y un positivo hasta ahora. “La presencialidad escolar sin medidas de cuidado es una política criminal” y “produce contagios evitables”, denuncian desde ese colectivo.
“Es una demanda contra el Ministerio de Educación y también contra el min de Salud (Fernán Quirós). ¿Por qué avala esto? Para todo lo demás sigue diciendo que tiene que haber distancia. ¿Por qué en las aulas no?”, preguntó Schneider. Agregó que entre las familias están “muertas de miedo con la variante Delta, que sabemos -porque lo dijo el mismo Ministro- que en cualquier momento avanza, dijeron que es irremediable. Y los chicos no están vacunados. Pedimos que se cuide la salud y la vida y la continuidad pedagógica, todo junto”.
En la protesta también cuestionaron que la eliminación del distanciamiento se hizo de forma “engañosa”, ya que “el nuevo protocolo no dice que se elimina el distanciamiento, pero dice que la burbuja es el curso. De eso se deduce que se elimina la distancia. No lo dicen porque no lo pueden decir. Es uno de los pilares de cuidados que dicen los científicos, la Organización Mundial de la Salud, todos. No hay ningún tipo de criterio sólido para esta decisión, por eso pedimos que se revea y se vuelva a las burbujas alternadas”.
Fuente: nota de Luciana Rosende para Tiempo Argentino
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