En la CABA el número de contagios se duplicó en 15 días. Reducirían las actividades nocturnas y la ocupación en bares y espacios cerrados. Habrá un semáforo sanitario en destinos veraniegos.
La pregunta no es si habrá nuevas restricciones, sino cuándo se anunciarán. En el Ministerio de Salud de la Nación no tienen dudas: el coronavirus se está propagando nuevamente a gran velocidad y es necesario establecer nuevas medidas para aplanar la curva de contagios. El área de epidemiología ya recomendó reducir los horarios de actividades nocturnas y bajar la ocupación interna de bares, restaurantes y otros espacios cerrados. Las medidas podrían ser más severas en casinos, bingos, teatros y espacios de culto o locales de baile clase B o C, que fueron habilitados con otra función pero no estarían cumpliendo los protocolos. El objetivo es mantener abiertas todas las plazas turísticas salvo que haya riesgo de colapso hospitalario. En CABA se duplicaron los casos en dos semanas. “Si esto sigue así, la estructura sanitaria obligará a un cierre total como en Europa”, advierte Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de la Ciudad de Buenos Aires.
En los últimos siete días se detectaron en promedio 1337 casos de Covid-19 en la CABA. Eso representa un incremento de un 38% respecto a la semana anterior. De estos casos, uno de cada tres viven del otro lado de la General Paz, un dato que recuerda por qué cualquier medida para contener los contagios debe ser consensuada entre las dos principales jurisdicciones del país.
“La situación es preocupante”, reconoce Battistella. “En dos semanas duplicamos nuestra media móvil de casos. Es cierto que la mayoría son adolescentes y adultos jóvenes, que gran parte se explica por reuniones sociales y diciembre predispone a eso. Se suma que la gente está cansada y se relajó demasiado. Por ahora, la ocupación de camas de terapia no se modificó demasiado, pero eso empezará a sentirse un par de semanas después, cuando contagian a los padres y adultos mayores”, precisa.
En el régimen porteño matizan los números destacando que también duplicaron la cantidad de testeos realizados: a los operativos DetectAR se sumaron los dispositivos para el turismo luego de pasar 72 horas fuera de la ciudad. Pero el dato preocupante está en la tasa de positividad. El promedio histórico de CABA desde el inicio de la pandemia es de 30%; a principios de mes llegó a estar por debajo del 10% diario; y el jueves último alcanzó 18,4 por ciento. La tasa de duplicación, que debe estar debajo de 1 para mostrar que una epidemia está bajo control, se encontraba entonces en 1,15.
“Pueden pasar dos cosas: que estemos viviendo un desequilibrio por las fiestas y las actividades masivas de diciembre, que luego descienda y empiece a oscilar. O que estemos en el inicio de la segunda ola”, explica Battistella. En ese caso, aclara, “será otro tipo de afección: la primera vez se concentró en barrios populares y lugares donde las condiciones habitacionales no eran las mejores. Ahora va a afectar más a la clase media/media alta. Ahí hay otras herramientas y capacidades de aislamiento. No será lo mismo que en mayo. Puede haber menor letalidad, porque hay menos personas expuestas alrededor del enfermo, y se puede tensar más el sistema privado que el público”, añade.
El AMBA vuelve a irradiar
La segunda ola parece repetir la tendencia de la primera. Se inicia en el AMBA, con epicentro en la Ciudad de Buenos Aires, y se extiende radialmente haciendo foco en las grandes aglomeraciones urbanas.
El promedio semanal al primer día de 2021 mostraba una suba de casos en el AMBA del orden del 29 por ciento.
A diferencia de la primera ola, la nueva se produce en plena temporada turística, con grandes desplazamientos de personas por todo el país.
Esto genera preocupación en las autoridades sanitarias, que entienden que se facilita el traslado del virus de una región a la otra, sabiendo que no todas las jurisdicciones tienen capacidad para absorber una gran demanda simultánea de atención médica.
Si bien el clima ayuda a que haya más actividades al aire libre, donde el riesgo de contagio es menor, las medidas de cuidado han bajado y el cansancio general después de un año marcado por las limitaciones sociales se confabulan en contra de la salud.
“Las medidas las sabemos e implican restringir las actividades que generen aglomeración de gente. Pero para tomarlas es necesario que haya acuerdos políticos antes”, explican altas fuentes ministeriales. “Todo va a depender de cuánto estén dispuestos a hacer cumplir los gobernadores. Si no hay compromiso, ninguna medida va a funcionar”, añaden.
El Ejecutivo nacional tiene previsto avanzar en reuniones periódicas con gobernadores, que se sumarán a las que semanalmente hacen los responsables de las áreas sanitarias. Allí se decidirá cuándo y qué medidas comenzarán a implementarse.
Esta semana también estaba prevista la presentación de un semáforo sanitario en el que vienen trabajando las carteras de Salud y de Turismo para informar sobre la situación epidemiológica de cada destino vacacional. Pero el rojo no implicará cierre de ninguna plaza turística. “Eso solo ocurrirá si hay riesgo de colapso. Pero no se decidirá por el semáforo, sino por una evaluación integral”, explican.
La campaña de vacunación avanza sin contratiempos
“La campaña de vacunación avanza dentro de lo esperado”, explican desde el Ministerio de Salud. Con más de 32 mil dosis aplicadas en las primeras 70 horas, apenas se registraron 317 reacciones a la aplicación de la vacuna (el 0,99%). Según el primer informe de vigilancia de seguridad en vacunas, el 99,3% de los eventos registrados "fueron leves y moderados, no requirieron hospitalización y evolucionaron con recuperación completa”. Hay dos casos en observación, sin vinculación comprobada con la aplicación de la vacuna.
Cada vez que se inicia una campaña de vacunación los efectores de salud están obligados a mantener una vigilancia sobre las personas que reciben el medicamento e informar cualquier situación de salud diferente a la normal, sea producto de la vacuna o no, para alertar por posibles reacciones adversas.
La ciudad de Buenos Aires inició la campaña en 17 hospitales públicos y este lunes se sumarán unos 20 privados. Los primeros vacunados serán trabajadores de terapia intensiva, personal de laboratorio que manipula muestras de Covid y unidades febriles de urgencia.
Las vacunas que recibe la CABA en esta primera tanda son 23.100 y según informaron desde el Ministerio de Salud porteño, los trabajadores que cumplen los requisitos antedichos son 22.668. El segundo anillo de vacunación previsto por la ciudad incluye trabajadores del DetectAR y otras áreas no Covid de hospitales. Luego se sumarán geriátricos y personas mayores de 70 años.
Fuente: nota de Javier Borelli para Tiempo Argentino
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