Ayer a la mañana el jefe de Estado, Alberto Fernández, advirtió sobre la alta "velocidad de contagios" del virus en los últimos días y evaluó que, si sólo se analizara la situación desde esa perspectiva, habría que "volver a la cuarentena absoluta".
Los gobiernos nacional y bonaerense, así como el régimen porteño centran su atención en la alta "velocidad de contagios" de coronavirus y coinciden en que el "comportamiento social" será clave en las próximas semanas, en las que no habrá nuevos permisos de actividades en la provincia de Buenos Aires, en línea con la presunción del presidente Alberto Fernández en cuanto a que tal vez se esté llegando al "pico de contagios".
Fernández planteó en declaraciones radiales que "tal vez el pico" de contagios "esté ocurriendo" actualmente, tras confirmarse el martes la existencia de un pico de 1.141 nuevos casos positivos en las últimas 24 horas, el mayor número desde que irrumpió la pandemia en el país.
En sintonía, el ministro de Salud porteño Fernán Quirós reconoció que en el distrito hay "muchos casos (de contagios) por día", avaló lo expresado por el presidente, pero aseguró que la "velocidad de crecimiento" del virus está "relativamente contenida".
"La velocidad de contagios que tenemos hoy es la más alta que hemos tenido desde el día cero, con lo cual tendríamos que estar en la fase uno; la fase uno sería la cuarentena absoluta, pero ocurre que hay una prédica y una ansiedad en muchos sectores que es legítima y que piden levantar la cuarentena y eso multiplica el riesgo", explicó el jefe de Estado ayer a la mañana.
Con todo, Fernández aceptó que no son sólo los números absolutos los que se analizan a la hora de establecer "en qué fase" se ubica cada región, sino que también se tienen en cuenta "otras cosas", pero remarcó que "la velocidad de contagio es una".
"La velocidad de contagios que tenemos hoy es la más alta que hemos tenido desde el día cero, con lo cual tendríamos que estar en la fase uno; la fase uno sería la cuarentena absoluta, pero ocurre que hay una prédica y una ansiedad en muchos sectores que es legítima y que piden levantar la cuarentena y eso multiplica el riesgo”, agregó, al tiempo que detalló que la CABA y la provincia de Buenos Aires tienen una pareja cantidad de casos, pero advirtió que la diferencia pasa por el hecho de que la provincia tiene "el triple de habitantes" que el territorio porteño.
"Muchos porteños creemos que el problema quedó circunscripto a los barrios más humildes, a los barrios obreros, pero la verdad es que el 70% por ciento del virus está circulando por Caballito, Recoleta y Palermo", graficó el presidente.
El comportamiento social
Quirós, a su turno, evaluó como "correcto" lo expresado por Fernández "en el sentido de que el virus está en su valor más alto porque el número de casos fue el más alto".
Sin embargo, pidió "distinguir entre el valor cotidiano del número de enfermos y la velocidad de crecimiento de la curva", que -dijo- "se mide con el índice de reproducibilidad".
"Es decir, cuánto se reproduce el virus cuando uno está enfermo, y el índice de reproducibilidad ha bajado últimamente; venimos con mucha estabilidad, incluso con descenso, el último valor está por debajo de 1,2", explicó el ministro.
Quirós aceptó que "el 70% del resultado del cuidado de la cuarentena depende del comportamiento social" y manifestó que el régimen porteño evalúa las medidas semanalmente. "Cuando tengamos que pedir un nuevo esfuerzo a la ciudadanía se lo vamos a pedir", aseguró.
De hecho, el régimen capitalino ajustó en las últimas horas los límites para las salidas a correr de los vecinos, luego de una multitudinaria presencia de personas el lunes último, el primer día de la nueva etapa de aislamiento obligatorio en la ciudad.
El presidente incluso comentó ayer que se había comunicado con Horacio Rodríguez Larrata en las últimas horas y que el jefe de gobierno porteño le comentó sobre ciertas "modificaciones" implementadas ayer para que no volviera a ocurrir lo del lunes pasado.
"Yo sé que hay demanda, de las ganas de salir a correr, de ir a comer un bife a un restaurante, de salir con la familia un domingo. Yo quiero volver a la cancha más que nadie, ahora que Argentinos se clasificó a la Libertadores y no lo puedo ver jugar", se lamentó Alberto.
Etapa de revisión en la provincia de Buenos Aires
Una mirada similar fue expresada ayer por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien adelantó la posibilidad de ingresar "en una etapa de revisión" del aislamiento obligatorio para mitigar la propagación de la enfermedad.
"No autorizamos más actividades, sino al revés; crecen los contagios y no hay más flexibilización; tenemos que cuidar a todo el mundo", afirmó durante una conferencia de prensa en La Plata, en la que advirtió que el distrito está frente a una "etapa más veloz" de aumento de casos.
En este marco, Kicillof pidió "ser prudentes", no "actuar como niños caprichosos" y manejarse, en cambio, "como si todos tuviéramos el virus" porque la enfermedad exhibe una etapa sin síntomas, que implica riesgos.
"Las medidas de seguridad personal y el distanciamiento social son fundamentales" cuando crece el número de contagios, insistió el mandatario provincial.
En este contexto, señaló que "seguro que entramos en una etapa de revisión" del aislamiento obligatorio y evaluó que habrá que "acostumbrarse a flexibilizar y endurecer", sin ver esa posibilidad como una "derrota".
Como déficit de la situación sanitaria de la provincia, Kicillof planteó la ausencia de un "sistema articulado" y de un "manejo colectivo" de la atención de la salud en el distrito.
"El Gobierno provincial se propuso integrar al sistema de salud público y privado para evitar que quiebre o caiga uno de sus subsistemas, que son las clínicas y sanatorios privados porque los necesitamos más que nunca", reflexionó.
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