El régimen porteño comenzó a testear los contactos estrechos en distintos barrios de la ciudad, pero la oposición creen que "corren de atrás".
Mientras comienzan a desplegar el operativo Detectar en el barrio de Flores, en el régimen porteño aseguran que la tasa de reproducción del Covid-19 en el distrito es de 1,16 y que el número de contagios está semiamesetado. Desde la oposición sostienen que el régimen "corre de atrás" con el seguimiento de casos y eso contribuye al aumento de contagios.
"No miramos los casos sino el R0", comentó un funcionario porteño. Ese número marca cuántas personas puede contagiar un infectado: si es menor a uno quiere decir que el virus está en remisión. Si es mayor implica que la epidemia sigue. A fines de abril la CABA tenía un R de 1,3, sin embargo ese número se redujo a 1,16. Y aseguran que en la Villa 31, uno de los principales focos de contagio, está por debajo de uno.
En la Capital Federal armaron un gabinete paralelo exclusivamente dedicado al coronavirus. Tiene las mismas carteras que el gabinete oficial, pero cada área aporta datos relacionados con la enfermedad y en base a eso el gobierno toma decisiones.
Saben que el pico no va a ser el 20 de junio, sino que se corrió porque está amesetado. Consideran que no habrá un escenario similar al de Italia o España porque la Argentina tomó medidas como el aislamiento social o el uso de tapabocas mucho antes del aumento exponencial de casos. Y ponen como ejemplo a Los Ángeles, donde las medidas sanitarias dieron buenos resultados.
¿Problemas con los rastreos?
A pesar de eso, en la jornada del 9 de junio la CABA contó 537 nuevos casos de Covid-19, 187 de ellos en barrios populares. El número marca que hay un aumento sostenido de los infectados en las últimas semanas donde los casos superaron los 400 nuevos infectados diarios en todas las jornadas e incluso el martes llegaron hasta 535.
El 1º de junio había 8480 personas infectadas, y el 2 de junio se sumaron 371. El día siguiente se agregaron 467 y en los días sucesivos hasta el martes 9 de junio fueron 436, 420, 474, 959, 420 y 535.
Balvanera tenía hasta el 22 de mayo pasado 164 casos y en siete días alcanzó los 311 infectados. Sin embargo el gobierno porteño recién empezó hace dos días a testear a los contactos estrechos. "Cambió el protocolo de Nación", dijeron desde CABA para explicar por qué no intervinieron antes en una de las zonas más "calientes" del distrito en cuanto a nuevos infectados. "Hacemos un seguimiento intensivo todos los días", aseguraron.
El lunes se comenzaron a trasladar los operativos detectar a los barrios que tienen mayor aumento de casos, exceptuando barriadas populares. Según explicaron, toman los incrementos de infectados diarios en los últimos 5 días y con esos datos eligen las circunscripciones para desplegar el operativo detectar. Sin embargo para ese entonces Balvanera ya había sumado otros 136 casos cuando se intensificó la búsqueda de positivos.
De los 127 testeos realizados en el barrio ya hubo 40 positivos y aún falta que lleguen los números del martes. Ahora están evaluando por dónde seguir después de Flores, donde visitarán 90 domicilios. Hasta ahora la política es aislar solamente al infectado, pero no a sus contactos estrechos y eso hace que posibles contagiados continúen moviéndose con libertad.
"Es correcta la política pero hay un problema con la implementación. Necesitás hacer un seguimiento de los contactos estrechos y necesitás que se aíslen", aseguró la legisladora del Frente de Todos Claudia Neira.
"Hay problemas del gobierno para abarcar los barrios, de hecho muchos de los operativos los está haciendo la Defensoría porteña porque el gobierno de la Ciudad siempre corre de atrás y no llega al ritmo que debería llegar", criticó la diputada capitalina.
En el ámbito científico gana terreno la idea de rastrear con la mayor intensidad posible los contactos estrechos del virus para cortar la transmisión. En algunos países utilizaron con autorización de los infectados sus propios teléfonos para rastrear por los lugares que había visitado. En Ciudad descartaron por el momento usar esa metodología.
"Nación, Provincia y Ciudad, tienen que volcar más recursos a cortar la transmisión del virus, armando un ejército de rastreadores que garantice el aislamiento de infectados y contactos estrechos, aún de aquellos sin síntomas", le dijo el científico del CONICET Rodrigo Quiroga al portal periferia.
"El rastreo de contactos consiste en que cuando alguien da positivo en el test, hay que entrevistar a la persona de manera extensa, y que nos cuente con quién se juntó en las últimas 48 horas, y en eso el gobierno porteño está haciendo las cosas especialmente mal", agregó el bioinformático.
Respecto a la aplicación de protocolos para los testeos, Neira reclamó que haya más cuidado en "el trato, los tiempos y la contención, para que la gente no tenga miedo de informar que tiene síntomas".
Los (bolu)runners
La controversia respecto de los corredores es otra de las cuestiones que la Ciudad parece haber resuelto de manera extraña. El regimen capitalino habilitó la práctica del running en el peor momento de contagios y provocó desborde de gente en algunos parques. Incluso parece haber dado un mensaje contradictorio a los vecinos porteños. Muchos de ellos salieron a caminar el pasado lunes y se mezclaron con los runners.
Sin embargo en Parque Patricios piensan que la concentración ocurrió porque la gente llevaba mucho tiempo sin realizar actividad física. Aseguraron que el martes hubo menos amontonamientos.
Sin embargo desde el peronismo porteño pidieron que haya un plan integral sobre la utilización de espacios verdes que tenga en cuenta las distancias que deben recorrer los vecinos porque no tienen espacios verdes en sus propios barrios.
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