La titular de AySA, Malena Galmarini, se reunirá hoy con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larrata. El premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, y Nora Cortiñas denunciarán ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos la situación de la Villa 31, que lleva 10 días sin suministro de agua.
En algún momento entre la noche del sábado 25 y la mañana del domingo 26 dde abril, una gran mayoría de vecinos de la Villa 31 del barrio porteño de Retiro amanecieron sin agua en plena emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
Desde el inicio del corte, los casos confirmados de personas infectadas con Covid-19 en la Villa 31 y 31 bis pasaron de tres a 133 –en total son 223 en las villas porteñas– y se produjo la primera muerte por la enfermedad. Toribia Balbuena, una jubilada de 84 años, madre de la primera paciente registrada en la 31, murió el último sábado en el Hospital Rivadavia, donde estaba internada en terapia intensiva desde el 20 de abril. Su hija ya había sido dada de alta y su esposo de 85 años, también internado por coronavirus, continúa recuperándose en el Hospital de Clínicas.
El equipo de Epidemiología del Ministerio de Salud de la CABA informó además que trabaja con otros 75 casos sospechosos de haber contraído el virus. Se trata de contactos estrechos de los pacientes confirmados.
La villa 1-11-14, también conocida como Barrio Padre Ricciardelli, en el Bajo Flores, figura segunda en la estadística oficial con 67 casos confirmados. La distribución de casos en barrios vulnerables se completa con otros 3 en el Barrio Ramón Carrillo, uno en Barrio Los Piletones y uno en Barrio Fátima, de Villa Soldati; dos en Ciudad Oculta (Villa 15) y dos en Barrio 20, ambos en Villa Lugano; uno en la villa 21-24 (Zavaleta) en Barracas; uno en la Rodrigo Bueno, otro en Barrio Mitre, Saavedra, y 11 casos de barrios no determinados.
La falta de suministro de agua en la 31 aumentó la preocupación por el avance de los contagios en el asentamiento porteño más antiguo y uno de los más poblados de la ciudad, con aproximadamente 40 mil habitantes. “El aumento de casos va a llegar y el objetivo es prever y reducir su impacto con el cuidado de todos y en especial de los adultos mayores. Necesitamos que nos sigan acompañando en el uso de barbijos, el aseo, distanciamiento social y salir lo mínimo indispensable y apelamos a la responsabilidad individual”, manifestó en los últimos días ante ese panorama el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larrata.
En la 31, al igual que en otros barrios vulnerables de la ciudad y la provincia de Buenos Aires –donde también preocupa el avance del dengue–, las condiciones ambientales y habitacionales, principalmente el hacinamiento, dificultan el aislamiento social obligatorio. Sin agua, además, se hace prácticamente imposible el cumplimiento de las recomendaciones básicas de prevención oficiales: lavarse bien las manos, desinfectar superficies o mantener limpios la ropa y los objetos de uso diario.
“Celebramos las medidas necesarias de prevención y cuidado que se tomaron frente a la pandemia, pero en nuestros barrios se nos está haciendo imposible seguir estas normas. ¿Cómo hacés si vivís hacinado con más de 10 personas en una habitación o si compartís el baño con otras 3 o 4 familias y sin agua potable? Es imposible”, señaló en los últimos días Joana Ybarrola (30), una vecina de la 31 hace más de 20 años y referente de la organización social La Poderosa.
Diego Fernández, el titular de la Secretaría de Integración Social y Urbana porteña, respondió las críticas de la oposición a las autoridades porteñas con el comunicado oficial de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) con la información de un desperfecto que se produjo el sábado 25 de abril en la planta potabilizadora “José de San Martín” en la zona norte de la ciudad, que provocó cortes, baja presión y turbiedad en algunos barrios. "Lo que hacemos es trabajar en coordinación con AySA, como venimos haciendo hace cinco años, hasta que se pueda resolver el tema de fondo. Hicimos un acueducto de tres kilómetros que llega hasta la entrada de la villa y estamos supliendo con seis camiones cisterna que reparten agua potable todos los días”, señaló Fernández.
Desde AySA, sin embargo, aseguran que el problema en la planta potabilizadora se solucionó a los dos días del desperfecto y que ellos no tienen jurisdicción técnica dentro de la red interna al barrio porque la distribución de agua llega hasta la conexión en la línea municipal y la red perimetral que lo rodea. “La red interna del barrio fue construida y es operada por el Gobierno de la ciudad, que es quien debe garantizar el servicio”, señaló en un comunicado la empresa, que continúa con el envío de camiones cisterna y agua envasada para los vecinos de la Villa 31.
La presidenta de AySA, Malena Galmarini, ratificó esa postura ayer a la mañana. “Mi preocupación es cómo hacemos para accionar sobre un derecho que le es propio, que es el derecho al agua”, señaló en declaraciones a El Destape radio. “Durante los cuatro años anteriores bajó mucho la cantidad de obras que se hacían en barrios vulnerables. Se priorizaron las grandes obras que son importantes pero que podían esperar un poco o hacerse en paralelo. La red creció el 1%. Nada. Eso es porque no se invirtió”, agregó.
Galmarini y Rodríguez Larrata tienen programada una reunión para este martes por esta problemática. “Es importante porque más allá del problema que tuvimos el sábado pasado en planta San Martín, el Barrio 31 no dejó de tener agua ningún día. El problema es que nunca terminaron las obras internas”, destacaron desde AySA.
En ese contexto, el premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel y la referente de Madres de Plaza de Mayo –línea fundadora– Nora Cortiñas, anunciaron en una carta abierta firmada por artistas, intelectuales, organizaciones sociales y sindicatos, entre otros, que denunciarán la situación que atraviesa en plena pandemia la Villa 31 frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“Aislados en la precariedad, los habitantes de las villas pasan a ser un indiscutible “grupo de riesgo”, masivo. Claramente, los mayores niveles de hacinamiento aceleran el contagio y deterioran la salud de quienes padecen enfermedades, ¿verdad?”, escribieron en el documento. “Ya mismo, hoy, ahora, tarde pero ahora, necesitamos que quienes tienen la responsabilidad de gobernar dejen de mirar para otro lado y que asuman su rol como garantes del derecho a la vida, ese derecho que tan cruelmente le fue negado el sábado a una vecina de la Villa 31. No queremos una catástrofe”, alertaron.
Vecinos, referentes barriales, organizaciones sociales y un puñado de legisladores porteños apuntaron en la última semana contra el gobierno porteño por el corte que lleva más de una semana. “¿A nadie le llama la atención por qué tantos casos en la Villa 31?”, escribió Leandro Santoro en su cuenta de Twitter junto a una serie de emojis de manos, agua y jabón. “Se los digo con dibujitos a ver si se enteran”, agregó el fin de semana, tras varios días de cruces con el gobierno porteño por el panorama sanitario en el asentamiento.
Mariano Recalde, Ofelia Fernández, Victoria Montenegro y Gabriel Solano (Frente de Izquierda) también se expresaron en sus redes sobre el tema y apuntaron contra el régimen porteño. El ex futbolista Juan Pablo Sorín también compartió el reclamo: "Dolor, impotencia… ¡que las autoridades de la ciudad reaccionen por favor!”, escribió el ex capitán de la Selección.
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