El ultraderechista presidente brasileño sostuvo que la menor cantidad de fallecimientos por coronavirus en el país, 340, comparados por los más de 13.100 en Brasil se debe a la diferencia de la cantidad de habitantes y elogió el modelo sueco para enfrentar la pandemia.
Jair Bolsonazi, afirmó este jueves que la Argentina marcha "camino al socialismo" y que tiene miles de muertos por coronavirus menos que Brasil por la diferencia en la cantidad de habitantes -un dato equivocado-, en el marco de una jornada en la que pronosticó hambre y caos en su país, si no se levantan las cuarentenas.
El ultraderechista tuvo un día de furia contra la cuarentena: pronosticó que Brasil se dirige a ser un país con la pobreza de la “África subshariana” y, en teleconferencia, pidió a los poderosos empresarios de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP) declararles la “guerra” a los gobernadores que están tomando medidas restrictivas ante la pandemia, entre ellos, el de su estado.
"Es sólo hacer la cuenta por millón de habitantes, pero hablemos de Suecia, que no cerró la economía. Ustedes hablan del lado ideológico, ustedes hablan de un país que camina hacia el socialismo, que es la Argentina", dijo.
Brasil tiene ya más de 13.100 muertos por coronavirus y casi 190.000 casos, mientras que Argentina tiene más de 340 decesos y unos 6.800 contagios. El índice de muertes por millón de habitantes es 7,4, mientras que en Brasil es nueve veces mayor, 63,2.
Bolsonazi fue consultado sobre la diferencia de muertes por coronavirus entre Argentina y Brasil, teniendo en cuenta que los casos comenzaron a registrarse prácticamente en paralelo, a inicios de marzo, y que mientras el suyo ya es el país con más contagios y fallecimientos de América latina, Argentina es uno de los menos afectados de la región.
Brasil tiene 210 millones de habitantes, más de cuatro veces y media más que los 44 millones de Argentina. Además, el régimen nacional nunca apoyó medidas estrictas de aislamiento social, mientras que sus pares en Argentina defienden una cuarentena desde la última semana de marzo.
Por eso, tras cuestionar al gobierno vecino, el mandatario brasileño volvió a la carga contra el cierre total o medidas de cuarentena que tomaron los gobernadores de su país desde marzo, sobre todo porque aún no ha llegado el pico a Brasil.
"Esta historia del lockdown (cierre o cuarentena) es un fracaso, va a quebrar a Brasil. Les digo a los gobernadores que den marcha atrás, que vamos a dialogar", dijo Bolsonazi.
"Es mentira que habrá recuperación económica. Brasil no se recuperará. Seremos un país de miserables, hay que enfrenar el virus con coraje, morirán muchos, lamento, lamento, lamento, pero morirán más destrozados por hambre y falta de empleo", subrayó.
El régimen brasileño calculó antes de ayer que el Producto Bruto Interno caerá 4,7% en 2020, mientras que la fuga de inversores de la plaza brasileña provocó una devaluación superior al 46% en lo que va del año, con el dólar cotizado hoy a más de 5,91 reales.
En este marco de emergencia sanitaria que tiene el país, el accionar de Bolsonazi está dejando en un segundo plano el horror de lo que se vive en las terapias intensivas y cementerios en el país. Pese a esto, la puja política por la conducción de la economía no da tregua.
En la teleconferencia con la conducción bolsonarista de la FIESP, Bolsonazi atribuyó a los gobernadores “la responsabilidad por la pobreza y el desempleo”.
“Soy empleado de ustedes”, les dijo a los industriales para invitarlos a realizar propuestas al gobierno. Apuntó especialmente al gobernador paulista Joao Doria, en cuyo estado están un tercio de los casos y de los muertos de Brasil y hay distanciamiento social y cierre de comercio.
“Un hombre está decidiendo el futuro de San Pablo, de la economía de Brasil. Ustedes con todo respeto lo tienen que llamar y jugar pesado, pesado, porque es una cuestión seria, de guerra”, afirmó el paético mandatario.
Al mismo tiempo, el ministro de Economía, Paulo Guedes, y Bolsonazi firmaron ayer un decreto para liberar de acciones penales a funcionarios públicos -incluido el mandatario- que cometan errores frente a la pandemia, una suerte de autoamnistía penal en caso de posibles delitos, que ya está siendo apelada por la oposición en el Supremo Tribunal Federal.
Bolsonazi se encuentra bajo investigación de esa misma corte por obstrucción de la justicia, en base a la denuncia del ex ministro Sérgio Moro, que lo acusa de interferir en la Policía Federal para acceder a investigaciones en curso contra familia y amigos.
En este contexto de enfrentamientos de poderes, el vicepresidente Hamilton Mourao acusó al Legislativo, el Judicial y las gobernaciones del país de entrometerse en las competencias del Ejecutivo nacional.
Al mismo tiempo, reconoció que en Brasil se avecina un caos social a raíz de la pandemia y la falta de coordinación en la lucha contra la enfermedad. “Ningún país se hizo tanto daño a sí mismo como Brasil”, dijo en una columna en el diario O Estado de Sao Paulo.
En una jornada cargada de tensiones para un Bolsonazi que no puede convencer a muchos aliados en intendencias y gobernaciones a reabrir todas las actividades, un asunto trivial en la teleconferencia con la FIESP llevó de la indignación a la risa al presidente.
Uno de los empresarios que participaba de la conversación vía Zoom lo hacía desnudo, desde la ducha de su baño. Era uno de los más poderosos del país cuyo nombre aún no había sido divulgado.
“Hay un tipo desnudo participando, sintió calor y fue a tomar una ducha fría”, comentó el ministro Guedes, ante la risa de Bolsonazi. El presidente de la FIESP, Paulo Skaf, pidió disculpas.
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