Según el Monitor Fiscal del FMI, la inversión del Estado nacional para amparar a trabajadores y empresas está sexta a escala global, por encima de Brasil, China, Corea, Italia, España y Francia.
El paquete de asistencia económica para combatir los efectos de la pandemia para el trimestre abril-junio sumará 1,7 billones de pesos, un 5,6 por ciento del PIB. Según material de trabajo de la Secretaría de Política Económica, ese monto incluye gasto fiscal y facilidades financieras.
De acuerdo con datos de abril del Monitor Fiscal del FMI, en lo que se refiere a las políticas fiscales, la respuesta argentina se encuentra sexta, con paquetes similares a los de Alemania y Reino Unido y por encima de Brasil, China, Corea, Italia, España y Francia.
En los últimos días comenzó a criticarse por insuficientes los aportes directos del Estado para amortiguar los efectos de la cuarentena que se dispuso para aplanar la curva de contagios. Desde el equipo económico de Alberto Fernández insisten en que el paquete contracíclico se aplica en un contexto recesivo en Argentina que es previo a la pandemia del coronavirus.
La Argentina cuenta a su favor, respecto de otros países, con una infraestructura pública de protección social preexistente que el macrismo no logró desarticular.
El paquetazo
Tras decretarse el aislamiento social, preventivo y obligatorio, el equipo económico comenzó a delinear medidas económicas y productivas para atender a la población más vulnerable y a los sectores de actividad afectados. Por un lado se aplicaron medidas de índole fiscal, como el IFE (10 mil pesos), el ATP (pago de salarios) o bonos extraordinarios, que tienen una frecuencia, hasta ahora, mensual. Por el otro, se delineó un paquete crediticio vinculado a la financiación de créditos productivos orientados a empresas y sectores afectados por la emergencia. Estas línea son financiadas con aportes del Tesoro para subsidiar tasas de interés u ofrecer programas de garantías.
De acuerdo con cifras oficiales, el primer grupo implica un desembolso de 350 mil millones de pesos mensuales, lo que equivale a casi 1,2 por ciento del PIB. Al finalizar el segundo trimestre del año, "se estaría alcanzando un valor cercano a los 1,05 billones de pesos, o sea, 3,5 por ciento del PIB", explican desde el Palacio de Hacienda. El segundo grupo de políticas representa una masa monetaria a devengar en los próximos meses de 640 mil millones de pesos, un 2,1 por ciento del PIB. El total son 1,7 billones de pesos, un 5,6 por ciento del PIB.
En los cálculos no se toma en cuenta la infraestructura preexistente en materia sanitaria y de derechos que impone un piso de protección social que otros países no tienen. La Argentina, pese a los recortes de la administración anterior, dedica el 0,7 por ciento del PIB por mes (211.000 millones de pesos) en asignaciones familiares, por Hijo y por Embarazo, jubilaciones y pensiones, pensiones no contributivas y pensión universal por adulto mayor.
"Si se toman las medidas fiscales y de crédito de emergencia y el piso de seguridad social, se estaría alcanzado todos los meses un 4 por ciento del PIB. Si, además, el paquete fiscal de medidas se extendiera algunos meses, ese 4 por ciento podría ascender a más del 7,7 por ciento del PIB", replican en el gobierno en referencia a cálculos más conservadores que se conocieron por estos días sobre estas partidas.
La otra curva
Para aplanar la curva de contagios el Gobierno debió empinar la curva del gasto fiscal y la emisión monetaria, algo que critica el ala más conservadora de la oposición. Sin embargo, la mayoría de los gobiernos están haciendo inyecciones billonarias de liquidez y enfocando la ayuda en transferencias directas, lo mismo que Argentina.
Según el monitor del Fondo, el país se encuentra sexto en porcentaje del PIB destinado a políticas fiscales en el marco de la cuarentena. Es importante tener en cuenta también el Producto de cada país. No representa lo mismo igual porcentaje para la economía estadounidense que para Indonesia. Tampoco es lo mismo el esfuerzo fiscal de un país como Argentina, con la crisis que heredó, que en igual porcentaje podría serlo para Brasil.
La medición del FMI en la que Argentina aparece sexta corresponde solo al gasto fiscal (3,5 por ciento del PIB), sin contabilizar las facilidades financieras (2,1). En primer lugar está Australia, con un 10,6 por ciento de PIB, y le siguen en orden Japón (10,0 por ciento), Estados Unidos (6,9), Canadá (5,2), Alemania (4,4), Argentina (3,5) Reino Unido (3,1), Brasil (2,9), China (2,5), Indonesia (1,8), Turquía (1,6), Corea (1,5), Italia (1,2), España (1,2), Rusia (0,9), México (0,8), Francia (0,7) e India (0,7).
Por Cristian Carillo para Página/12
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