El ex hijastro de Flavia Palmiero reclamó por los argentinos varados en el exterior. La mayoría de sus escasas apariciones tras su salida de la Rosada rondaron el tema de la pandemia. Justamente su reaparición tras meses de vacaciones fue la comentada frase "el populismo es mucho más peligroso que el coronavirus".
En un corte a su bajísimo nivel de participación política, el hijo bobo de Franco Macri utilizó ayer su cuenta de Twitter para pedirle al gobierno nacional que "reconsidere su decisión" de interrumpir el regreso de argentinos que quedaron varados en el exterior en medio de la pandemia de coronavirus. Lo hizo en consonancia con la postura de su partido, el PRO, al retuitear una publicación de la cuenta oficial del partido.
"Muchos de ellos están a la deriva, durmiendo en aeropuertos, expuestos a contagiarse y angustiados por su futuro", señaló el partido que preside la ex montonera entregadora de compañeros Patricia Bullrich Luro Pueyrredón y que se referencia en el retrasado mental. El PRO sostuvo que "es una cuestión humanitaria" porque "entre los argentinos varados hay personas mayores y niños" y aseguró que "casi todos salieron antes de la declaración de la pandemia y tenían pasaje de vuelta".
El pelotudo hijo de puta y el coronavirus
Curiosamente, las principales apariciones en los medios de Macri Blanco Villegas después de su salida de la Casa Rosada estuvieron vinculadas al tema del coronavirus y en todos los casos, más que mostrar preocupación por la emergencia sanitaria, tuvieron como trasfondo el intento de fortalecer la relación con sus votantes más duros, en línea con la conducción del PRO encabezada por la beoda Bullrich Luro Pueyrredón.
Después de tomarse unas largas vacaciones tras el final de su régimen, la primera aparición pública relevante del subnormal fue el 4 de marzo pasado. Ese día aprovechó su participación en el V Encuentro Ciudadano Centroamérica, en Guatemala, para impactar en todo el continente con su afirmación de que "el populismo es mucho más peligroso que el coronavirus" ya que "lleva a hipotecar el futuro, compromete el desarrollo y el futuro, va destruyendo la meritocracia y termina generando un relativismo moral, en el que todo da lo mismo, destruyendo el trabajo y el respeto a la ley".
Esa intervención, aplaudida desde primera fila por su esposa, la tilinga explotadora de trabajadores textiles esclavos Juliana Awada, le generó una ola de críticas en Argentina y el mundo por su desprecio por los efectos sanitarios del virus que por entonces hacía estragos sobre todo en China.
Volvió a ganar notoriedad en los medios de comunicación cuando trascendió una llamada telefónica que el 20 de marzo le hizo al presidente Alberto Fernández, justamente para hablar de las consecuencias de las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia. En otro mensaje a sus seguidores, en este caso la comunidad empresaria, manifestó su preocupación por los efectos económicos del aislamiento social y comentó el camino opuesto que estaba siguiendo el primer ministro británico Boris Johnson.
El timing fue tan malo que justo ese día el inglés había abandonado su estrategia de permitir la circulación del virus, acorralado por la opinión pública y el cambio de punto de vista de sus asesores sanitarios.
Preocupado por las repercusiones de los trascendidos, el idiota confeso se apresuró a tuitear que había que encolumnarse tras las medidas adoptadas por el gobierno nacional.
Quizás suponiendo que la mayoría de los argentinos varados en el exterior fueron votantes suyos, Macri Blanco Villegas volvió ahora a la carga a través de su cuenta de Twitter, en línea con lo expresado por la conducción del PRO. Los viajeros "ahora están viviendo una crisis global en un país que no es el suyo. Tienen derecho a volver". El texto agrega: "Creemos que la gran mayoría de estos argentinos actuó de buena fe. Y que se vieron sorprendidos, fuera del país, por la velocidad con que se fueron dando las cosas".
En las últimas horas comenzó a regir la ampliación del cierre de fronteras vigente desde el 16 de marzo, y que alcanza "a las personas residentes en el país, y a los argentinos y las argentinas con residencia en el exterior". Así, se cierran la totalidad de los pasos internacionales, puertos, aeropuertos y centros de frontera, como parte de las medidas para frenar la expansión del Covid-19.
En las últimas horas, el gobierno aclaró que está estudiando "caso por caso" la situación de los argentinos en el exterior, y creó una comisión interministerial que se encargará de resolver las respuesta posibles ante cada uno. Adelantó que se regirán por cuestiones de riesgo sanitario, como embarazos o enfermedades preexistentes. También insistió que hay necesidades epidemiológicas detrás de la drástica decisión, ya que la llegada de decenas de miles de argentinos desde zonas con circulación comunitaria del virus se transformaba en un factor de difícil control. En ese sentido, reafirmó que la situación se irá normalizando cuando avance la contención del virus internamente.
Ante esta situación, el PRO consideró que "otros países siguen repatriando a sus ciudadanos" y pidió que se les permita a las aerolíneas organizar los vuelos de regreso. Eso "no será un costo extra para el Estado ni tiene por qué generar nuevos focos de contagio", aseguraron. "Entendemos el desafío que está viviendo su Gobierno, y como oposición hemos apoyado el aislamiento social y el cierre de fronteras. Pero creemos que se puede hacer un esfuerzo más por repatriar a estos argentinos", concluyeron en un mensaje directo al presidente.
Sobre el regreso de los varados, desde el gobierno señalaron que será "de manera gradual y segura, para mantener la curva de contagios progresiva que se viene registrando en el país".
"El objetivo principal del gobierno es preservar la salud de sus 44 millones de habitantes y, al mismo tiempo, organizar el regreso al país de quienes están en el exterior", indica el texto y explica que habrá vuelos "excepcionales", negociados de país a país, como se está haciendo con México y Cuba, entre otros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario