El joven, de nombre Nicolás, declaró en la causa y confirmó la versión de los sobrevivientes del ataque. También aportó un video.
“Pensé que era un afano y todo el tiempo me pareció lo mismo. No escuché ni una sirena ni un pito ni un grito de alto policía”. El lapidario testimonio de Nicolás, que a esa hora estaba paseando su perro, dejó sin sustento las declaraciones indagatorias de los tres policías que le dispararon a Lucas González.
Los tres efectivos habían asegurado que lanzaron "tres o cuatro sirenazos", que tuvieron puestos los chalecos identificatorios y dieron la voz de alto. Nicolás declaró el martes al atardecer ante el fiscal Leonel Gómez Barbella.
Ya lo había dicho ante algunos medios, pero ahora es parte de la causa judicial. El abogado Gregorio Dalbón pidió la reconstrucción del hecho y en ese peritaje la presencia de Nicolás será de máxima importancia.
El inspector Gabriel Isassi, el oficial José Nievas y el oficial Fabián López parecen haber pactado su versión: “les pareció”, “especularon”, “sintieron”, que en la Surán de los chicos se estaba llevando droga o armas. Y los tres sostuvieron en su indagatoria que pusieron la sirena, tenían los chalecos y que se identificaron a los gritos. Eso sí, no podían declarar que llevaban la baliza móvil en el techo porque se ve claramente en las imágenes -hay una foto y un video- que en el techo no había nada. Entonces argumentaron que la “licuadora”, como le dicen en el argot, no funcionaba. Expertos policiales sostienen que igualmente debían ponerla, dado que a las 9.30 de la mañana no importaba mucho si la luz giraba o no giraba.
Las tres declaraciones fueron desmentidas de manera categórica por Nicolás. Ya lo había dicho en radio y televisión, pero al fiscal Gómez Barbella le costó mucho ubicarlo. Es más, tenía un celular, pero no lo contestaba. Finalmente, Nicolás atendió y estuvo en la fiscalía en la tarde del martes.
El testigo no sólo se mostró creíble, sino que además aportó un video, tomado a unos 60 metros, del momento en que el auto ya estaba detenido y Lucas herido de muerte. En el video se ven varios patrulleros rodeando la Suran de los jóvenes, la ambulancia todavía no había llegado. Es una prueba más de que tuvieron tiempo de armar una escena mentirosa, incluyendo el plantado de un arma de juguete. Los fiscales van a investigar esas maniobras.
Lo más importante, sin embargo, es que, paseando su perro, Nicolás vio la escena clave, inicial, en que los policías perseguían a Lucas y sus amigos. Nicolás aseguró que parecía un robo, que no hubo sirenas ni silbatos ni gritos y que no vio tampoco que los efectivos estuvieran con chalecos puestos. “En todo momento pensé que era un afano”, resumió. Eso fue justamente lo que pensaron los chicos que por eso no se detuvieron y los policías desplegaron el gatillo fácil disparando, no a los neumáticos, sino a la cabeza. Tampoco los efectivos de la Policía de la Ciudad explicaron cómo es que si llevaban armas o drogas, los jóvenes se habían detenido, segundos antes, a comprar y tomar unos jugos.
Para el fiscal, el gran problema era verificar si Nicolás era un testigo creíble, porque en muchos casos que cobran notoriedad, aparecen personas que quieren su minuto de fama. Había un detalle clave que no cerraba: Nicolás dijo que vio el momento de la persecución y luego el momento en que el auto estaba detenido y Lucas ya en estado grave. Es que entre los dos episodios hubo una distancia de dos cuadras y no podía ver las dos cosas. Pero Nicolás aclaró todo de forma perfecta: dijo que vio la primera secuencia y que luego siguió caminando y tomó el video ya producido el desenlace. La imagen que grabó desde su celular también fue incorporada a la causa y exhibe el momento en que dos de los amigos de Lucas ya están arrestados, uno se escapó hasta la casa y Lucas estaba tirado en el asiento.
El representante del papá y la mamá de Lucas, Gregorio Dalbón, pidió la reconstrucción del hecho. Es seguro que Nicolás también tendrá que participar de ese procedimiento, ubicándose exactamente donde estaba en cada momento. Es un testigo independiente, clave para la causa, que desmorona lo que dicen los policías y corrobora la versión de los chicos.
Por Raúl Kollmann para Página/12
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