El hospital le reclamó la devolución de más de un millón de pesos y 11.700 dólares de gastos personales, una cifra que actualizada supera largamente los tres millones de pesos.
Cenas de cumpleaños para él y sus dos hijos, en restaurantes top, incluyendo las respectivas tortas. Facturas de esos eventos que trató de colar como si fueran reuniones con funcionarios importantes. Gastos sorprendentes en Nespresso, por ejemplo, 18.500 pesos el 13 de marzo de 2019. Restaurantes y hoteles en Barcelona o en Londres, durante viajes no-oficiales, con sumas a pagar en euros. Facturas del supermercado, de cafeterías, de numerosos restaurantes de San Isidro, en noches del fin de semana.
Los gastos personales que el doctor Carlos Kambourian le hizo pagar al Hospital Garrahan ya son parte de una causa judicial, la número 8280, que tramita en el juzgado federal de Luis Rodríguez, en Inodoro Py. El fiscal a cargo de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas, Sergio Rodríguez, recibió las conclusiones de los dos sumarios que le instruyeron a Kambourian, que fue director del Consejo de Administración del Garrahan, y convirtió la denuncia del Hospital de Niños en un expediente judicial.
El Garrahan le reclamó a Kambourian la devolución de más de un millón de pesos y 11.700 dólares de gastos personales, una cifra que actualizada supera largamente los tres millones de pesos. Como el médico, candidato de Juntos por el Cambio, no devolvió nada, se dispuso realizar la denuncia judicial.
El mecanismo con el cual Kambourian le hizo pagar al Garrahan sus gastos personales fue implementado por él mismo: de manera inédita se crearon tarjetas de crédito corporativas para dos o tres directivos ligados a Kambourian y los resúmenes los pagaba el Hospital. El mecanismo suele ser utilizado por empresas de cierto tamaño, pero no por un hospital público que necesita apelar a la solidaridad de la población. Según señaló el Consejo de Administración “consideramos que los gastos descriptos no pueden ser avalados de ningún modo. No se encuentran justificados en orden al funcionamiento, metas o fines de la institución”. Tácitamente señalaron en esa frase que no se le podía pedir a la población que junte tapitas de bebidas para apoyar al Hospital de Niños, mientras el titular del Consejo de Administración hacía pagar sus gastos personales al Garrahan.
Como se sabe, a Kambourian le dicen “Doctor Muerte” o “Doctor Miedo” por sus pronósticos catastróficos y las feroces críticas a todo lo que hizo el Gobierno de Alberto Fernández frente a la pandemia. Uno de sus puntos máximos fue el tweet de febrero que quedó como uno de los bochornos de 2021. “Pensar que en agosto va a haber un aluvión de vacunas y vacunación masiva es el siguiente error. En agosto vamos a estar con los hospitales llenos de pacientes. Y volviendo a preguntarnos por qué. Guardar este tweet”, escribió Kambourian. Llegada la fecha, el entonces jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, le respondió: “Yo guardé aquel tweet de febrero en que pronosticaba que en agosto no tendríamos vacunas y que los hospitales estarían desbordados. En agosto aplicamos 3.882.506 dosis y la ocupación de camas fue la más baja del último año. Sembraron miedo, odio y preocupación. Nunca ayudaron. Siempre criticaron”. De todas maneras, las críticas despiadadas le sirvieron a Kambourian para ser candidato del macrifascismo, aunque no consiguió el cargo. Encabezó una de las listas de concejales de Juntos en Malvinas Argentinas, perdió en las PASO, quedó en quinto lugar y finalmente -en las elecciones generales del domingo 14- no entró en el Consejo Deliberante de ese municipio. Su padrino político, el ex intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino, tampoco consiguió la banca de diputados a la que aspiraba.
Las explicaciones de Kambourian sobre algunos de los gastos fue escandalosa. Esa argumentación consta en los sumarios n468/2020 y n426/2020. Por ejemplo, gastó 4.045 pesos en una cena en un restaurante conocido de San Isidro, PF Chang. El motivo de la comida era una reunión de trabajo con representantes del Ministerio de Salud de Entre Ríos. Pero resultó curioso que figurara en la factura, con un valor simbólico, una torta de cumpleaños. Los sumariantes consignaron en la investigación que el día de la cena, el 5 de junio de 2019, cumplía años uno de los hijos de Kambourián, de manera que quedó instalada la sospecha de que el doctor se hizo pagar por el Garrahan la cena de cumpleaños de su hijo.
La sospecha se consolida cuando se analiza la factura de una comida en otro conocidísimo restaurante, Kansas. Kambourian justificó el gasto señalando que fue un encuentro con el doctor Daniel Stamboulian, reconocido infectólogo. Pero puestos a analizar la factura de 2.700 pesos -equivalentes a unos 5.000 de la actualidad-, advirtieron que había dos menús de niños. “Es difícil pensar en una reunión de trabajo, un domingo y con dos niños”, razonaron los sumariantes.
El modus operandi se repitió el 9 de abril de 2019. Kambourian pagó con la tarjeta corporativa una cena de 4.495 pesos en el restaurante Roldán, de la avenida Figueroa Alcorta. El motivo de la comida era, según el Doctor Muerte, un encuentro con directivos del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Nuevamente, en la factura apareció el gasto simbólico de una torta de cumpleaños. Esta vez la investigación encontró que el día se correspondía con el cumpleaños de otro hijo de Kambourian, es decir que se hizo pagar por el Hospital de Niños la comida de sus dos hijos.
Y como no podía ser de otra manera, la situación se repitió el 19 de agosto de 2019. El argumento ahora fue un encuentro con integrantes de la Secretaría de Salud de Salta. En la cuenta del Restaurante Roldan figura la infaltable torta de cumpleaños, a valor simbólico. La fecha coincide con el cumpleaños del propio Kambourian.
Según consignan las autoridades del Garrahan, el médico nunca pidió autorización, por ejemplo, para realizar un viaje oficial al exterior. Por lo tanto, los gastos no pueden imputarse como gastos del hospital. Y en ese terreno, la suma es de envergadura. Estadía en el Gran Hotel NH Calderon Collection de Barcelona, luego en el Grand Hotel Yerevan, de la capital de Armenia, gastos en comidas, cafés, compras en Fortnum and Mason, en Londres, cena en el Hard Rock también de la capital inglesa.
También en la Argentina le cargó al Garrahan cuentas llamativas. Nada menos que 18.650 pesos en Nespresso, encargos a supermercados, hay una comida en el Alvear Palace Hotel, un gasto que parece contradictorio con pedirle a la gente que junte tapitas de gaseosas.
En los sumarios del Garrahan también figura como irregular el uso de un automóvil. Por esa razón le imputan a Kambourian 383.317 pesos. El texto dice que “Kambourian dispuso durante el período en cuestión del vehículo de manera exclusiva para uso personal o de personas allegadas, incluso familiares ajenos a la institución”. Se consigna que el chofer, Damian Paryniuc, utilizó el vehículo para trasladar a la esposa y el hijo del pediatra y que además hubo oportunidades en que ella lo conducía.
Por lo tanto, suman el gasto en combustible, la amortización del auto y nada menos que 43.300 pesos por infracciones de tránsito, lo que en total suma los 383.317 pesos que le exigen depositar en 10 días. la documentación quedó ahora en el expediente judicial.
Kambourian habló, pero sin responder a la denuncia planteada. Se limitó a decir que “es una persecución”. Desde el PRO le hicieron llegar muy poco respaldo, apenas un tweet de María Luján Rey. Hace unos días circulaba la versión de que el régimen porteño lo iba a premiar -por su violencia contra el Gobierno nacional, no por sus cualidades científicas- con un cargo en el Ministerio de Salud. Pero nada de eso se confirmó.
Todo indica que Kambourian tendrá que responder a las imputaciones en la causa judicial, aunque viene demorada. Igualmente necesitará argumentos mejores que los que esgrimió en el Garrahan. Por un lado, son explicaciones burdas. Pero, además, en el hospital señalan que no podrá exhibir ningún documento, ninguna autorización, que justique los desmanejos.
Fuente: nota de Raúl Kollmann para Página/12
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