El chef macrifascista, ex intendente de Quilmes, fue conchabado por el régimen porteño para crear un polo gastronómico.
El chef Martiniano Molina, ex intendente de Quilmes durante el macrifascismo, volvió al ruedo en noviembre de 2020 como la cara visible de un proyecto del régimen de la ciudad de Buenos Aires para crear un polo gastronómico en el tradicional Mercado de Hacienda de Liniers: un "Disney gauchesco", como lo bautizaron en la oposición.
Este mes, Horacio Rodríguez Larrata oficializó la llegada de Molina al Estado porteño como empleado del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción.
"Desígnese a partir del 1 de febrero de 2021 al señor Martiniano Molina (...) como personal de Planta de Gabinete de la Unidad Ministro del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción, con una retribución equivalente a nueve mil ochocientas noventa y cinco (9.895) Unidades Retributivas extraordinarias mensuales, en las condiciones establecidas en el Artículo 9° del Decreto N° 463/19", dice la Resolución N° 31/MDEPGC/21, publicada el pasado 8 de febrero.
Sin experiencia en política partidaria pero con una fuerte imagen positiva en los medios, el cocinero y ex jugador de handball llegó a la intendencia de Quilmes en el 2015 de la mano de María Eugenia Vidal.
Sin embargo, la crisis económica durante el nefasto régimen de Miauricio Macri Blanco Villegas, así como las críticas hacia su gestión, los recurrentes cambios en el gabinete y una serie de polémicos episodios, llevaron a que perdiese la reelección en el 2019 contra la candidata del Frente de Todos, Mayra Mendoza.
Entre esos episodios se destacan el aumento de sueldo (del 70%) que se adjudicó en plena crisis económica, la confusión del Pozo de Quilmes , un centro de detención y tortura donde funcionó una maternidad clandestina durante la dictadura, con un problema de bacheo en el municipio y sus proyectos para convertir la Villa Itatí de Bernal en un “polo turístico como la Rocinha en Brasil”.
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