En dos ruedas de negocios se registraron liquidaciones por U$S 786 millones en la plaza mayorista a un tipo de cambio diferencial de $ 200.
En otra sesión con elevado volumen operado en el segmento de contado (spot), por U$S 784,5 millones, se negociaron unos U$S 464,6 millones por la modalidad de “dólar soja”, por encima de los U$S 321 millones pactados el martes.
El Banco Central pagó los $ 200 por cada divisa liquidada por el dólar preferencial para el agro, mientras que vendió al tipo de cambio oficial -$ 140,80- unos U$S 165 millones, para finalizar con un saldo neto comprador de unos U$S 300 millones que se incorporan como reservas netas.
La entidad monetaria afronta un 2022 con compras netas por U$S 473 millones, aunque este monto representa apenas el 7% del saldo neto a favor en el mismo lapso del año pasado, de unos U$S 6.758 millones al 7 de septiembre de 2021.
Las reservas internacionales brutas del BCRA crecieron el martes en U$S 28 millones y finalizaron en 36.601 millones de dólares.
“El ‘dólar soja’, junto al financiamiento externo, podría contribuir a robustecer a las reservas netas, foco de preocupación desde hace tiempo por su negativa dinámica. También desde el frente fiscal y monetario se observan avances, más allá de que aún se espera un plan integral para poder aspirar a una recuperación de la confianza de los inversores que resulte sustentable”, afirmó Gustavo Ber, economista del Estudio Ber.
En materia de reservas, el Gobierno argentino y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acordaron el martes ampliar a casi 5.000 millones de dólares entre 2022 y 2023 el financiamiento para el Estado nacional, que atraviesa una marcada crisis financiera.
El BID le confirmó al ministro que liberará U$S 1.200 millones antes de fin de año, como parte del crédito que el país tenía acordado con el organismo, lo cual servirá para reforzar las reservas internacionales del BCRA. De estos, U$S 500 millones se desembolsarán el 30 de septiembre y los U$S 700 millones restantes para el 30 de diciembre de 2022.
“El financiamiento externo llega en un momento crucial. La cuenta corriente, cuyo principal componente es la balanza comercial, se había tornado deficitaria en junio por primera vez desde mayo 2019, profundizando su saldo negativo en julio a U$S 2.783 millones en doce meses. En tanto, la suma de la cuenta financiera y de capital volvió a terreno negativo en julio (-U$S 264 millones en doce meses), lo que no sucedía desde marzo. ¿Cómo cerraba la ecuación en el frente externo? Ambos déficits eran financiados con una pérdida de reservas del BCRA (-U$S 3.047 millones en julio). En otras palabras, de haberse mantenido el status quo, la sangría de reservas se habría extendido, presionando el magro stock de reservas netas”, describieron los expertos de Portfolio Personal Inversiones.
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