La Justicia indaga sobre dónde estuvo el teléfono de Fernando André Sabag Montiel después de su detención y sobre el extraño alerta de reseteado de fábrica. Los investigadores confían en recuperar el material.
La investigación por el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner tomó un repentino giro el fin de semana, cuando parte de las claves del avance de la causa radicaba en descubrir qué había en el teléfono celular de Fernando André Sabag Montiel, el acusado del intento de homicidio, y se encontraron con que el aparato había sido “reseteado” de fábrica, después de varios intentos frustrados de desbloquearlo. Si eso fue consecuencia de un sistema remoto que se accionó en el teléfono o fruto de una torpeza de alguien que lo manipuló es lo que estaban tratando de explicar ayer los peritos que fueron convocados de urgencia a tribunales.
Para intentar reconstruir lo que pasó, hay que retrotraerse al jueves a la noche, cuando una persona -que resultó ser Sabag Montiel- le apuntó con una vieja Bersa calibre 32 en la cara a la vicepresidenta. El disparo no salió porque no había una bala en la recámara. Los militantes lo corrieron cuando quiso escapar y lo pusieron a disposición de la Policía Federal. En ese momento se le secuestró el celular Samsung Galaxy A50, que usaba y llevaba en la campera. Según se pudo reconstruir, el teléfono se habría quedado sin batería. No está claro a qué hora llegó al juzgado en sobre cerrado.
Durante la madrugada del viernes, la jueza María Eugenia Capuchetti fue recibiendo las primeras actuaciones. Con el aval del fiscal Eduardo Taiano -que por esas horas estaba suplantando a Carlos Rívolo, quien estaba en viaje desde Ushuaia en ese momento-, los expertos de la Policía Federal llegaron al tercer piso de Inodoro Py para abrir el teléfono. Fue una decisión del juzgado hacerlo con esa fuerza. También que se hiciera en Tribunales y no en las dependencias de la Policía Federal. Buscaban darle celeridad.
De acuerdo a las fuentes consultadas, del teléfono se extrajeron la tarjeta SIM y la memoria externa. Y se encendió el aparato para poder acceder al contenido. Una versión señala que se puso en modo avión. Hubo idas y vueltas porque no había un equipo de Tribunales que sirviera. Tuvieron que ir a buscar otra computadora.
En ese momento, hubo varios intentos fallidos cuando se intentó usar el sistema del software de origen israelí denominado UFED, siempre en presencia de personal judicial. No se pudo acceder. Con la medida con resultado negativo, el teléfono se procedió a guardar en el mismo sobre del que había salido. Y quedó en la caja fuerte del juzgado.
De ahí, a las 7.30 del viernes, la jueza se fue con Taiano y con Rívolo -que recién aterrizaba- hasta la casa de Cristina Fernández de Kirchner para ver las cámaras de seguridad que había en la zona. Volvieron a Inodoro Py. Siguieron ordenando diligencias. Al rato Capuchetti y Rívolo volvieron a la casa de la vicepresidenta para tomarle declaración como testigo. Regresaron y a las 18.30 salieron hacia la sede de Policía Federal en la calle Cavia para cumplir con la indagatoria del detenido, que se negó a declarar frente al defensor oficial, Juan Martín Hermida. Allí también rechazó dar la clave del teléfono. Volvieron entonces a tribunales.
Para ese momento, desde el juzgado ya había llamado a la Policía de Seguridad Aeroportuaria para saber si, con el equipamiento de esa fuerza, podía acceder al celular. Le dijeron que sí porque tienen un sistema más actualizado que el de la PFA. A última hora del viernes, un auto salió desde Inodoro Py con un secretario y una cabo de la Policía Federal, que cumple custodia de la jueza y es de máxima confianza de la funcionaria, rumbo a la sede de la PSA en Ezeiza.
Según las fuentes consultadas, en el acta de la PSA quedó asentado que el teléfono fue recibido de manos de la cabo “encendido y en un sobre abierto”. Atrás tenía adjunta la tarjeta SIM y la memoria. En la pantalla se veía la marca del celular, como cuando queda frustrado el inicio de arranque. No estaba en modo avión. Personal de la PSA se comunicó con el juzgado, que indicó que se procediera a la apertura. Cuando el equipo fue conectado a los equipos de la fuerza para la extracción de la información, se detectó que el celular había sido reseteado de fábrica. Así se informó al juzgado.
Fue entonces que ayer a la mañana fueron llamados a declarar dos técnicos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) para intentar explicar lo que pasó y si la información se puede recuperar. También esperan a los expertos de la Policía Federal que habían manipulado antes el teléfono. Quieren saber cómo fue que apareció reseteado de fábrica y si fue una impericia quién tuvo la culpa.
En el juzgado confían en poder acceder a la información, pero no descartan hacer consultas en Estados Unidos si aquí no pudiera lograrse. Es temprano para saber si las pruebas que se puedan encontrar adentro del teléfono se perdieron. Las fuentes judiciales insisten en que la cadena de custodia del dispositivo no se vulneró porque siempre estuvo bajo la órbita del juzgado. Hasta el momento, la defensa oficial no hizo planteos sobre esa hipótesis.
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