El presidente fue el único orador en el acto de Morón por el homenaje a Néstor Kirchner a 11 años de su muerte. “La Argentina estaba en default cuando asumimos”, afirmó.
Alberto Fernández brindó ayer a la tarde un discurso con alto contenido político durante el homenaje a Néstor Kirchner en el acto llevado a cabo en el estadio del club Deportivo Morón, al cumplirse el 11 años de su fallecimiento. La primera parte estuvo dedicada a recordar al ex presidente, cuya figura exaltó al definirlo como una "guía" y la "luz que todos seguimos", a la vez que ponderó su "significado" en la "historia argentina".
"Hoy es un día singular, se cumple un año más desde que Néstor nos dejó físicamente", recordó Fernández luego comnzó a referirse al tema que hoy más tiene en vilo al Gobierno, más allá de las elecciones legislativas: la negociación con el FMI.
“La Argentina estaba en default cuando asumimos, más allá de que no lo hayan declarado. La Argentina que Néstor recibió es muy parecida a la que nosotros recibimos. Si algo tenemos de fuerte es el bagaje de experiencia que pudimos acumular con Néstor para hacer frente a los problemas que estamos teniendo”, comenzó el jefe de Estado.
“Si todavía no cerramos un acuerdo con el FMI es porque no nos vamos a arrodillar. Vamos a negociar hasta que nuestro pueblo no vea en riesgo su futuro por pagar una deuda. No vamos a hacer un acuerdo que postergue a los argentinos”, enfatizó.
“¿Cómo se piensan que son las negociaciones? A veces quisiera que los diarios en vez de pedirme a mí que cierre una acuerdo de cualquier modo le pidan al Fondo que se haga cargo”, completó.
Luego, el mandatario aprovechó para criticar, sin nombrarlo, a Miauricio Macri Blanco Villegas y a la nefasta gestión de la alianza de derecha Cambiemos: “Tuvimos un gobierno que festejó haber endeudado a la Argentina a 100 años. Y esa deuda se pagaba en 16 años y el resto son intereses. Eso no lo cuentan. Tampoco cuentan que nos pusimos firmes con los acreedores y dijimos que íbamos a pagar lo que pudiéramos, pero para eso iban a tener que esperar porque hay argentinos esperando para cobrar; y que supieran que iban a cobrar mucho menos; y así acordamos una quita de 38 mil millones de dólares”.
Siempre comparando la situación del país que él recibió con la de Néstor en 2003, Fernández sostuvo que “nunca bajó los brazo con las convicciones. Cuando Néstor llegó, Argentina había sufrido la pandemia del gobierno de la Alianza, que había generado la caída de la economía, el cierre de empresas y el desempleo. Había que poner de pie a ese país que estaba muy lastimado”.
“Escucho decir, en canales y radios, que el Gobierno no tiene rumbo. ¿Saben lo que no tiene el Gobierno? El rumbo que quieren ellos, que es de deuda y posterga a la Argentina y condiciona el desarrollo”, desafió.
Por otro lado, Alberto Fernández también hizo referencia a la inflación y el control de precios que busca implementar en todo el país con ayuda de los gobernadores.
“La inflación no tiene ninguna otra explicación que la especulación de un grupo de pícaros”, sentenció y agregó que “no es un problema de emisión monetaria, la base monetaria crece mucho menos de lo que crece la inflación”.
Según el presidente, el aumento de la inflación se explica por “la concentración de la producción de alimentos y la fijación de precios en pocos operadores”.
Por eso, planteó que “hay que ponerse firmes frente a los poderosos y decirles que esto así no puede seguir porque no es justo que los precios de los alimentos básicos aumenten cuando los ingresos de los que trabajan no crecen del mismo modo”.
Finalmente, Alberto Fernández llamó a la militancia a ir “con todo la fuerza” a las elecciones legislativas de noviembre. “No le podemos fallar a Néstor. Tengo la certeza absoluta de que mi destino es terminar la tarea que él empezó y que siguió Cristina: hacer una nación justa, libre y soberana”, concluyó.
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