Eduardo Grinberg seguirá al frente del organismo tras 33 años en la presidencia. La votación se llevará a cabo el martes.
Axel Kicillof tomó una decisión importante en términos de gobernabilidad y encarará en los próximos días una normalización del Tribunal de Cuentas, el organismo que controla las cuentas de la provincia de Buenos Aires.
El gobernador decidió remover tres cargos de secretarios -estructuras estratégicas para el control de expedientes, caja y cargos- y repondrá a dos que habían sido desplazados por María Eugenia Vidal en marzo del año pasado. El acuerdo ya está sellado entre el Ejecutivo, el presidente del Tribunal, Eduardo Grinberg y los cuatro vocales. Según pudo saberse, la votación ocurrirá el martes.
Como parte de esta normalización reasumirá María del Carmen Sabugal en la Secretaría de Modernización y Fortalecimiento; y Silvina Novello en la secretaria de Actuaciones y Procedimiento. Se trata de dos cuadros técnicos que habían sido desplazados durante la gestión anterior.
Se sabe que serán desplazados Hernán González, quien hasta hoy ocupa la secretaría de Modernización y Fortalecimiento. Y María Florencia Vezzetti que ocupaba la estratégica secretaría de Actuaciones y Procedimientos.
Según trascendió, también serán desplazados Leonardo Di Pietro, que ocupa la secretaría de Auditoría Financiera y Proyectos de Inversión; y Felipe González Barlatay, que se desempeñaba como asesor del ex jefe de Gabinete, Federico Salvai, y que hoy ocupa la secretaría Legal y Técnica en el organismo.
También se irá Felipe González Barlatay, quien se desempeñaba como asesor del jefe de Gabinete, Federico Salvai, de la secretaría de Legal y Técnica. Para ese cargo aún no trascendieron nombres.
En términos políticos, la movida significa un acuerdo entre Kicillof y Grinberg, un histórico dirigente radical que ejerce desde hace 32 años en el organismo y que resiste el paso de todas las gestiones. Fuentes del Tribunal explican que Grinberg negoció las secretarias a cambio de retener la presidencia. Para el presidente del tribunal retener el cargo es clave para esquivar un juicio político, ya que existe una
Eduardo Grinberg, presidente del Tribunal de Cuentas bonaerense |
Existe una denuncia por malversación de caudales públicos y defraudación al Estado que jaqueaba a Grinberg. La demanda fue presentada por la Fundación por la Paz y el Cambio Climático, una ONG que impulsó denuncias contra distintos funcionarios públicos de diferente signo político y que en varios casos tuvieron fuerte repercusión.
El escrito apunta al manejo de un millonario presupuesto -para 2019, tuvo asignado un $990 millones- que ejecuta el organismo encargado de controlar las cuentas del gobierno de la provincia y de los 135 municipios.
Con más de 30 años al frente de esa poderosa estructura, Grinberg designó en lugares claves a su esposa, su hijo, amigos de la familia y hasta al profesor de yachting de su hijo. El caso escaló varias veces en los medios nacionales.
El tribunal es temido por todos los intendentes y funcionarios del gobierno provincial. Es que un fallo adverso de esa institución puede ser el puntapié para una causa judicial, aunque sea una falta mínima.
El organismo está conformado por una presidencia -a cargo de Grinberg desde 1987- y cuatro vocalías: dos encargadas de auditar los municipios; una que se ocupa de controlar las reparticiones autárquicas y entes especiales y otra que controla la administración central, es decir, el Ejecutivo bonaerense.
En enero del año pasado se produjo un cambio histórico en el organismo cuyos funcionarios tienen cargo vitalicio. Luego de meses de negociaciones, se designaron dos vocales que responden a Cambiemos: Gustavo Diez y Ariel Pietronave. A ellos se sumó Daniel Chillo -que responde a Sergio Massa- y Juan Pablo Peredo, vinculado a Martín Insaurralde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario