Tras los intentos golpistas de los simpatizantes de Jair Bolsonazi que atacaron el domingo la sede del Gobierno, el Parlamento y el Tribunal Superior Federal en la capital Brasilia, la Casa Rosada sigue con atención cómo evoluciona el conflicto.
El presidente Alberto Fernández se mantuvo en contacto con su par brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y se puso a su disposición después de los violentos disturbios que se produjeron el domingo por parte de miles de personas que simpatizan con Jair Bolsonazi y que destruyeron las instalaciones de diversos edificios públicos como la sede del gobierno de Planalto, en Brasilia, el del Congreso y también el del Tribunal Superior Federal, que alberga a los tribunales del vecino país. Esos miles de hijos de puta pedían la intervención de las fuerzas militares para destituir al titular del Partido de los Trabajadores que se impuso en las elecciones del 30 de octubre por un ajustado margen. Alrededor de 1.200 de ellos permanecen detenidos.
A través de una serie de mensajes que publicó en su cuenta de Twitter, Fernández había remarcado un rato después de que se conocieran los hechos que “la democracia es el único sistema político que garantiza libertades y nos obliga a respetar el veredicto popular”. Y también advirtió que “quienes intentan desoír la voluntad de las mayorías, atentan contra la democracia y merecen no solo la sanción legal que corresponda, sino también el rechazo absoluto de la comunidad internacional”.
Tras ese intento de golpe de estado, Lula recibió también el apoyo de líderes políticos de todo el mundo, incluyendo al estadounidense Joe Biden, referentes de la Unión Europea como el español Pedro Sánchez, el francés Emmanuel Macron, el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell y el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
Luego de enterarse de que cientos de personas habían ingresado por la fuerza a distintas áreas del Palacio presidencial, el mandatario argentino llamó inmediatamente a Celso Amorim, principal asesor de Lula da Silva. Alberto Fernández le aseguró a Amorim que estaba listo para viajar a Brasilia a mostrar su apoyo de manera presencial si lo necesitaban, pero le indicaron que eso no iba a ser necesario porque para ese momento la situación ya estaba controlada.
El embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli, habló también con el canciller de Brasil, Mauro Vieira, en varias oportunidades y mantuvo al tanto de los acontecimientos tanto al presidente Fernández como al canciller Santiago Cafiero.
“Esta situación no hará más que fortalecer las relaciones entre Brasil y la Argentina. Fue amplia la solidaridad que recibió Lula desde todo el mundo. Ha mantenido reuniones en los distintos ámbitos institucionales y está todo bajo control. Paralelamente la Justicia avanza con los testimonios a través de las cámaras y de las pericias sobre los responsables, los instigadores y el financiamiento de estos grupos violentos. Preocupa que se hayan llevado de Planalto armas y municiones. Y también que se hayan destruido elementos históricos”, contó Scioli ayer a la mañana.
“Yo confío en la capacidad y experiencia de Lula de ordenar esto y retomar su agenda lo más pronto posible. Se vivieron momentos muy dramáticos el domingo. Estos grupos invadieron los edificios más importantes de los tres poderes a una semana de asumir Lula, un hombre profundamente democrático y respetuoso de la voluntad popular. Este episodio es mucho más grave de lo del Capitolio, entraron a todas las oficinas destruyendo computadoras, mobiliario, lugares históricos, lugares emblemáticos como el estrado de la Corte. Se ordenó desarticular todos los campamentos bolsonaristas y se pidió pero no se ejecutó la detención del encargo de seguridad de Brasilia”, agregó el embajador.
La relación entre ambos mandatarios no es nueva y durante el último tiempo hubo gestos de apoyo de ambas partes, como en julio del 2019, cuando el entonces candidato a jefe de Estado por el Frente de Todos visitó en la cárcel de Curitiba a quien en varias oportunidades calificó como su “amigo”, que estaba detenido allí.
Fue el primero en visitarlo el día después de ganar las elecciones y Lula afirmó allí que su primera visita al exterior será a la Argentina. Se lo espera el 23 de enero, un día antes de que comience la cumbre de la CELAC, a la que Brasil se sumará.
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