sábado, 1 de octubre de 2022

Toma de escuelas: Rodríguez Larrata rechaza el diálogo y apuesta a la persecución

Con un discurso de tono violento contra los estudiantes y sus familias, el alcalde porteño ratificó su papel de duro contra los adolescentes que reclaman por la mala calidad de las viandas, por problemas edilicios y contra las pasantías no remuneradas. “Vamos a ser inflexibles”, lanzó y mezcló la protesta estudiantil con “grupos pseudomapuches”, con “la extorsión del sindicato del neumático” y con “el kirchnerismo que intenta anular las PASO”.


Mientras la Policía de la Ciudad continúa intimidando a los y las estudiantes que participan de las tomas en los colegios porteños, el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larrata rechazó el llamado al diálogo para zanjar ese conflicto, ratificó las sanciones contra las familias que apoyan a sus hijos e hijas y advirtió que los días en que no hubo clases por estas protestas “van a ser recuperados”, al tiempo que prometió que "vamos a ser inflexibles"

“Con los que mantengan las tomas vamos a ser inflexibles”, disparó el responsable político de la muerte del doctor Favaloro durante un discurso con un inusitado tono de violencia hacia los estudiantes que le piden a su administración mejores porciones de comida y arreglos edilicios, y rechazan las pasantías que, con el argumento del fomento a la “cultura del trabajo”, los obligan a trabajar gratuitamente y en horario escolar en empresas.

A esos estudiantes que defienden sus derechos, Rodríguez Larrata los calificó ayer de “extorsionadores”, “intensos” y “agresivos”. Y para exagerar un poco más, metió todo en una misma bolsa y los vinculó con “grupos pseudomapuches”, con “la extorsión del sindicato del neumático” y con “el kirchnerismo que intenta anular las PASO”. “Es todo lo mismo”, resumió.

También los señaló como parte de “grupos minoritarios” que “quieren imponer su voluntad” y los acusó de “sacarles el derecho a estudiar a casi 5 mil alumnos” que, según él, quieren estar en las aulas.

Sin diálogo

El inusitado denuesto a estudiantes secundarios tuvo lugar en una de las habituales conferencias de prensa que Rodríguez Larrata utiliza como parte de su posicionamiento como candidato presidencial de la alianza de derecha Juntos por el Cambio y en las que expresa su opinión sobre cualquier tema de coyuntura, desde la guerra en Ucrania hasta el conflicto en el sector del neumático.

Esta vez apuntó contra un asunto que le atañe directamente a él y a su ministra de Educación, Soledad Acuña, quien lo acompañó en ese mitin político. Allí, lejos de ponerle paños fríos al conflicto, revirtió la carga de la acusación y les endilgó a los estudiantes la responsabilidad de un diálogo que ellos reclaman y que él trunca.


“No vamos a dialogar con los que anulan el diálogo”, dijo y cortó toda posibilidad de salida pacífica: “Con los que mantengan las tomas vamos a ser inflexibles”, lanzó el titular de un régimen que envió a su policía porteña para identificar los domicilios de los estudiantes en tomas, intimidar a sus familiares con notificaciones, filmar los alrededores de los colegios, tomar fotografías a padres, madres, docentes y alumnos; y hacerse pasar por empleados de una compañía eléctrica para ingresar a las escuelas, tal como lo denunció una joven en C5N.

“No va a haber diálogo ante la extorsión. No vamos a permitir que pequeños grupos marquen el ritmo de la educación en la ciudad de Buenos Aires”, acusó Rodríguez Larreta.

La persecución a los familiares de los alumnos

Luego arremetió contra los familiares que apoyan a los chicos y chicas que mantienen las tomas y a los que les impuso una sanción de más de un millón de pesos para cubrir los eventuales daños edilicios durante las tomas, aunque no las reparaciones y el mantenimiento pendientes que corresponden al régimen de la CABA.

“Los padres que alientan y apoyan a los hicos en estas medidas violentas van a tener que hacerse cargo de los daños que sus hijos están provocando”, disparó aunque sin aclarar si lo mismo ocurrirá con las madres.

Los días de clases

Por si faltara algo para provocar aún más, el mandatario porteño anunció que “los días de clases que se pierdan” por las protestas estudiantiles “van a ser recuperados”. “Tenemos el objetivo de los 192 días de clases por año y lo vamos a cumplir”, remarcó mientras Acuña asentía sonriente.

Hacia el final del sermón, el candidato en campaña ratificó que continuará con su política de hostigamiento y que concretará cada una de sus nuevas advertencias, y remarcó que toda la comunidad educativa deberá “aceptar las responsabilidades y asumir las consecuencias de sus actos”.

“Nadie está por encima de la ley y los adultos tenemos la responsabilidad de ser el ejemplo de nuestros chicos”, remató y llegó a un nivel de comparación que llevó el caso hacia un lugar inusitado.

Dijo que las tomas en las escuelas tienen relación con “los ataques de grupos pseudomapuches” en Villa Mascardi, con “la extorsión del sindicato del neumático” y “con el kirchnerismo que intenta anular las PASO. Es todo lo mismo. Es un modelo de país que fracasó” y que “pequeños grupos intensos, agresivos y minoritarios (…) resisten con violencia porque saben que perdieron el apoyo de los argentinos”.

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