"Con hambre no se puede estudiar", denunciaron desde el Centro de Estudiantes de la escuela normal Lenguas Vivas Sofía Esther Broquen de Spangenberg. En el Mariano Acosta realizan una asamblea para definir los próximos pasos. La ministra Soledad Acuña cargó contra los alumnos.
El viernes pasado, el Mariano Acosta de Balvanera inició una serie de tomas de colegios que se profundizó ayer. Tanto el Lengüitas de Palermo como la Escuela de Cerámica N°1 se sumaron a la medida de fuerza, que según el régimen porteño “está fogoneada” por el kirchnerismo y UTE, el principal sindicato porteño de la ciudad de Buenos Aires.
El centro de estudiantes del Mariano Acosta comenzó la toma del colegio el viernes por la tarde y denunció que en el transcurso del fin de semana le cortaron la luz. En estos momentos, se encuentra en asamblea para definir los pasos a seguir de la protesta. Otro colegio que se podría sumar a la medida de fuerza que se desarrolla “en cascada” es la Escuela Federico García Lorca de Paternal, cuyos alumnos también se reunieron en asamblea y definirían ocupar el colegio.
Los motivos de la toma son variados. En un comunicado, el Lengüitas rechaza la realización de prácticas laborales, la pérdida de contenido de educativo, la “manipulación de información”, “los proyectos inconsultos” del gobierno porteño, “el recorte a la educación pública”, la nueva escuela secundaria que ya se aplica desde hace años en la CABA y piden que se apruebe el proyecto de Ley de Alimentación Escolar que impulsa Ofelia Fernández.
En los últimos días, entre las escuelas públicas de CABA comenzó a circular un documento en el que se expresan las razones para ir hacia una protesta que incluya tomas masivas de establecimientos durante esta semana. Según el Ministerio de Educación que conduce patética Soledad Acuña, ese documento sería un manual que elaboró el kirchnerismo para fogonear las ocupaciones de las escuelas.
“El objetivo es visibilizar las problemáticas que venimos teniendo y a la vez el modelo de educación que queremos nosotrxs”, comienza el documento que señala cuatro razones principales para la medida de fuerza: la falta de viandas de calidad, la persecución política a los centros de estudiantes, las reformas inconsultas y un modelo de educación con el que no están de acuerdo.
También en el mismo documento aconsejan contar con el apoyo de los padres, tomar medidas de higiene y seguridad, y sacar fotos del antes y el después de la toma para demostrar que no vandalizaron el establecimiento.
Al tanto de esta situación, la cartera educativa envió una carta a todas las familias en la que les recuerdan que están vigentes las “Pautas para la convivencia escolar” que se aprobaron en 2018. “Una toma impide el normal dictado de clases, la realización de las actividades previstas y el ejercicio del derecho a la educación. El rol de las familias es imprescindible para continuar garantizando el derecho a la educación. Su compromiso y participación son fundamentales”, expresa el comunicado.
Ayer por la mañana, Acuña sostuvo que “tomar una escuela es una medida violenta que vulnera el derecho del resto de los chicos; es inentendible por lo inesperado y pasaron de 0 a 100 en una sola semana. Desde la semana pasada advertimos a la comunidad educativa que recibimos manuales con discursos para que los chicos repitan y las instrucciones para tomar una escuela, fogoneado y repartidos por el kirchnerismo a través de su sindicato, UTE, y de algunos legisladores”.
El “protocolo anti toma de colegios” que diseñó el régimen porteño transfiere la responsabilidad de las tomas a las familias de los alumnos. En caso de que los alumnos ocupen una la escuela, los directores deben citar a los padres para que retiren a sus hijos de las instituciones. Si la familia está de acuerdo con la medida, debe hacerse cargo de los gastos que se desprendan por daños en los establecimientos.
Ante el llamado de las autoridades por una ocupación, los padres deben pasarlos a buscar o bien autorizar la toma con las posibles multas que ello conlleva. La decisión consta en un acta que cuando se presente un caso de vandalismo llega a la Procuración General -previo paso por el ministerio- que dispone multas económicas de acuerdo a los daños.
Cuando hay una toma, quedan sin vigencia las autorizaciones que se emiten a principio de año para que los chicos se puedan retirar por su cuenta de la institución.
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