El actual presidente y la referente de la ultraderecha fueron los candidatos más votados en lo que significó la segunda elección con más abstenciones de la historia de Francia. Qué porcentaje obtuvieron los otros candidatos y qué estrategias adoptarán Macron y Le Pen para el 24 de abril.
Francia vivirá de nuevo un balotaje entre el actual presidente Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, los candidatos más votados ayer en la primera vuelta de la elección presidencial.
Según cifras oficiales, Macron se ubica como el candidato más votado, con 27,23%, y sacaba una ventaja mínima a la líder de Agrupación Nacional, que obtenía 26,2% de los sufragios, lo que les permitirá a ambos acceder al balotaje para definir quién presidirá Francia durante los siguientes cuatro años.
Pese al contexto de la votación, celebrada tras una atípica campaña marcada por la invasión rusa de Ucrania, el candidato a la reelección mejora los resultados logrados hace cinco años, cuando en la primera vuelta consiguió el 24,01 de los sufragios, pero también Le Pen lograría mejores resultados que en 2017, cuando tuvo el 21,30 por ciento.
El tercer lugar fue para aspirante de izquierda Jean-Luc Mélenchon, quien mantuvo la misma cifra que en 2017: 19,3%. En tanto que los nueve candidatos restantes se encuentran por debajo de los 10 puntos porcentuales.
Luego de la derrota, Mélenchon llamó a sus votantes a no votar a la candidata de extrema derecha: "¡No hay que dar ni un solo voto a Le Pen!", urgió, en un mensaje indirecto a votar en blanco o por el actual mandatario.
Baja participación
La participación en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia significó una de las más bajas de su historia, al promediar una abstinencia del 26 por ciento del padrón, según estimaron las autoridades oficiales al inicio del escrutinio.
Según informó Le Monde, apenas en la elección de primera vuelta de 2002 hubo menos participación que este domingo. En aquel entonces, Jacques Chirac obtenía el 19,88 por ciento de los sufragios, mientras que Jean Marie Le Pen -padre de la actual candidata - alcanzaba el ballotage con el 16,88 por ciento.
Balotage
A poco de conocerse los primeros resultados, la candidata ultraderechista confirmó su pase a la segunda vuelta y agradeció a los votantes por la confianza.
“Gracias a los millones de votantes que depositan su confianza en mí. Domingo 24 de abril, unámonos para buscar la victoria”, escribió Le Pen en su cuenta de Twitter. La hija del patriarca ultra derechista Jean-Marie Le Pen, es la tercera vez que concurre a unas presidenciales y la segunda en la que llega al balotage.
A partir de ahora, y durante las próximas dos semanas, los dos clasificados deberán convencer a los electores de que son él, o ella, el más capacitado para conducir Francia, un país central en la Unión Europea, dotado de la bomba nuclear y con un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Se planteará, entonces, un choque entre modelos opuestos, y toda la atención se centrará en las consignas de voto de los candidatos derrotados.
En esta carrera, de cara a la definición del próximo 24 de abril, un momento clave será el debate presidencial que será televisado el 20 de abril. En 2017, Le Pen salió muy malparada del “contrapunto” con Macron por su falta de preparación y de dominio de los temas.
Las estrategias de Macron y Le Pen
El objetivo de Le Pen en estas dos semanas será, de un lado, captar el voto del malestar y el descontento con un presidente que una parte de la población ve como un hombre elitista y arrogante que les desprecia. Y del otro, afianzar una imagen que lleva años cultivando y que en esta campaña parece haber conectado con una parte significativa del electorado.
Entre sus propuesta de campaña promete una reformulación profunda de la relación de Francia con la UE, una alianza con Rusia y un cambio constitucional que le daría manos libre para aplicar políticas más duras contra los inmigrantes y restaría derechos a los extranjeros que viven en Francia.
Su campaña se ha centrado no en cuestiones tradicionales de la extrema derecha como la identidad, la inmigración o la inseguridad, sino en la subida de precios y en las medidas para aumentar los salarios y llegar a fin de mes.
Para Macron, en tanto, la estrategia estos días será convencer a los votantes, apáticos y sin la energía de 2017, de que él tiene una visión para Francia y de que su propuesta no es más de lo mismo tras cinco años marcados por las revueltas sociales y la pandemia.
Insistirá en que, en un contexto de guerra en Europa, pueden fiarse de él para gestionar las crisis de los próximos años. E intentará retratar a Le Pen como una candidata inexperta en la gestión y ultraderechista en la ideología. Su acceso al poder, argumentarán los macronistas, representaría un peligro para Francia y Europa.
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