lunes, 6 de diciembre de 2021

La orden de destruir las pruebas del espionaje ilegal a familiares de las víctimas del ARA San Juan

Los agentes de la AFI macrifascista intentaron acabar con los registros de diciembre de 2015 a enero de 2020. El juez Bava lo detectó.


La última orden que Nicolás Iuspa Benítez dio al frente de la base Mar del Plata de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) fue destruir todo el material que esa delegación había producido entre diciembre de 2015 y enero de 2020. El período coincidía con el infame régimen de Miauricio Macri Blanco Villegas, que la semana pasada fue procesado por haber ordenado que los espías que reportaban en esa filial de la ex SIDE siguieran a los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan, el submarino que se hundió en noviembre de 2017. Para el juez Martín Bava, la destrucción de la documentación es una evidencia de la ilegalidad que reinó en esa base durante la era Cambiemos.

El 30 de enero de 2020, dos agentes firmaron un acta con sus nombres supuestos. El documento decía que, por orden de Iuspa Benítez, se eliminaba todo el material producido durante el período. En el acta, los dos agentes tomaron un recaudo: dejar asentado que no había ninguna orden escrita para llevar adelante tal procedimiento y que Iuspa Benítez sostenía que lo habían llamado por teléfono para decirle que debía hacerlo. Meses atrás, la intervención de la AFI –al mando de Cristina Caamaño– envió ese documento al juzgado federal de Dolores con una aclaración: no había existido tal orden. Pese a los esfuerzos por destruir las pruebas, Bava dio con 26 documentos que dan cuenta de los seguimientos de la AFI a las familias de los marinos.

Iuspa entró a la SIDE durante la gestión de Hugo Anzorreguy. A Mar del Plata llegó en 2014 y, durante los primeros meses del gobierno de Macri, terminó a cargo de la base. Según él, su jefatura nunca llegó a materializarse en los papeles porque no había terminado el secundario y eso le impedía ascender. Entre junio y julio de 2019, hizo los trámites para jubilarse. El 1º de septiembre de ese año, le salió el retiro pero la AFI lo recontrató hasta fin de año. Caamaño dispuso en enero el fin de esa contratación.

Los espías de "oficina"

Iuspa estuvo al frente de cinco hombres y mujeres, que, en su mayoría, ingresaron a los servicios durante el gobierno kirchnerista. Cuatro de los cinco que hicieron descargos ante el juez buscaron decir que cumplían funciones administrativas o que se dedicaban a hacer cartas de ciudadanía. De ser cierto, la AFI Mar del Plata estaría compuesta en un 80 por ciento por oficinistas, estimó con ironía el juez que subroga en Dolores.

Dos agentes contaron que tenían confidentes, gente a la que le pagaban a cambio de información, y dijeron que Iuspa viajaba en persona a la sede central de la AFI para hacerse con el dinero para abonarles sus servicios. “Hay imágenes desde un dron, pero la AFI no tenía esa tecnología”, ejemplificó uno de los agentes. Pese a las excusas, Bava procesó tanto a Iuspa como al resto del personal que estaba a su cargo.

Mar del Plata, una base histórica de la SIDE

La base Mar del Plata es una de las tres delegaciones históricas de la SIDE en la provincia de Buenos Aires junto con La Plata y Bahía Blanca. Este organismo sigue la forma de organización del Poder Judicial, que también tiene cámaras federales en cada una de esas ciudades. Según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), las tres bases estuvieron activas desde la década de 1970. En el archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), se encontraron documentos vinculados a la base Mar del Plata desde tiempo antes del golpe de 1976.

En el período 2016-2017, la base Mar del Plata integró lo que se conoció como el Proyecto AMBA, que incluyó el despliegue de 87 espías en provincia de Buenos Aires para hacer lo que el juez Alejo Ramos Padilla denominó como espionaje político. Durante ese lapso, la delegación Mar del Plata se dedicó, entre otras cosas, a seguir las marchas por la desaparición de Santiago Maldonado, a husmear en distintos conflictos gremiales como los que sostenían los guardavidas en Villa Gesell o Pinamar, posibles despidos en empresas de Chascomús o cómo los docentes luchaban por la paritaria.

Hacia el final del Proyecto AMBA –que se extinguió en diciembre de 2017–, empezaron los seguimientos a los familiares del ARA San Juan. Tanto para Ramos Padilla como para Bava, la AFI durante esa etapa cumplió un rol similar al de la DIPPBA, que, hasta 1998, se dedicó a seguir los reclamos de los familiares de quienes habían sufrido la violencia policial como Walter Bulacio o Miguel Bru.

Cómo funcionaban los espías

Los reportes que hacían los agentes de la base Mar del Plata se enviaban por el servicio de mensajería Telegram a la Dirección de Reunión Interior, explicó Iuspa Benítez en el juzgado federal de Dolores. Esa dirección estaba a cargo de Eduardo Winkler, un funcionario que llegó a la AFI durante la gestión Cambiemos después de haberse desempeñado en la Comisión Bicameral de Inteligencia.

La Dirección de Reunión Interior dependía de un área clave dentro de la Agencia, la Dirección Operacional de Contrainteligencia. Cuando empezaron los seguimientos, Contrainteligencia estaba en manos de Diego Dalmau Pereyra, un exoficial de inteligencia del Ejército que se incorporó durante el gobierno de la Alianza. Dalmau Pereyra fue, además, el creador del grupo de espías conocido como Súper Mario Bros.

Dalmau inicialmente no quiso declarar en su indagatoria, pero pidió hacerlo después de que Bava citara a Macri Blanco Villegas. Allí abrió la puerta a la hipótesis que esbozó el ex hijastro de Flavia Palmiero: que la AFI podría haber monitoreado a los familiares como parte de las tareas de inteligencia previas que se hacen a una visita del primer mandatario a la zona. Por el contrario, su sucesor en Contrainteligencia, Martín Coste habló de informes complejos y sostuvo que la AFI no podría haber realizado inteligencia sobre gente que peticionaba a las autoridades.

El espionaje por el ARA San Juan

Bava dio por tierra la versión de la colaboración con la Casa Militar y sostuvo que los informes que analizó no coincidían con visitas del hijo bobo de Franco Macri y que, por el contrario, obedecían a un pedido del entonces presidente para estar informado sobre las actividades y reclamos de los familiares. Los espías llegaron a anticiparle el envío de una carta de una madre de los tripulantes y qué discutían cuatro esposas de los submarinistas tres días antes de una reunión en la Casa Rosada.

El documento que anticipa cuáles serán los planteos de las cuatro mujeres está fechado el 3 de febrero de 2018. Tres días después, Macri Blanco Villegas recibió al colectivo de familiares en la Casa de Gobierno. A muchos de ellos les asombró lo ordenada que fue la reunión y lo previsores que parecían los funcionarios. Dos días antes de que los espías de la base Mar del Plata remitieran el informe, el entonces director general de la AFI Gustavo Arribas se reunió con el domador de reposeras durante una hora y media en la Casa Rosada. “El encuentro entre Arribas y Macri se produce en pleno auge del conflicto y prácticamente en el mismo momento en que los familiares de los tripulantes del ARA San Juan eran notificados de que el entonces Presidente de la Nación los iba a recibir”, escribió Bava.

El defensor de Macri Blanco Villegas, Pablo Lanusse, apelará el procesamiento del idiota confeso, siguiendo el camino de los otros once procesados en la causa. Mientras tanto, el espiador serial espera que Casación Penal corra a Bava para pedir la nulidad del procesamiento o que la causa se mude a Inodoro Py, un territorio conocido y más amigable.
Fuente: nota de Luciana Bertoia para Página/12

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