El jefe de Estado apuntó contra la nefasta gestión macrifascista en materia de hábitat y en el área educativa. Destacó que "lo importante es resolver los problemas de la gente" y marcó las diferencias entre los peronistas y los conservadores.
El presidente Alberto Fernández cuestionó ayer al mediodía al régimen de Miauricio Macri Blanco Villegas por no haber terminado las viviendas que comenzaron a construirse durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner y manifestó que la única razón para no haber terminado esas casas "es el odio".
"Muchas de estas casas quedaron prácticamente terminadas en diciembre de 2015. ¿Cómo puede ser que alguien no pensó en la necesidad de tantos de ocupar estas casas? La única respuesta que le encuentro es el odio. Que alguien odie tanto que prefiera que las casas queden vacías a que alguien recuerde quién las hizo", afirmó Fernández en el marco del acto de entrega de viviendas en el barrio Saladita, en Avellaneda.
En ese sentido, agregó que "a mí qué me importa si estas casas las terminó Cristina, si yo lo único que quiero es que tengan casa. Eso debería importar a quien gobierna. Lo importante es resolver los problemas de la gente. La mejor democracia que podemos construir es la que continúa resolviendo los problemas de la gente más allá del tinte político que cada uno exponga".
"Está claro que no por algo nosotros somos peronistas y ellos son conservadores por llamarlos de algún modo. A los peronistas nos interesa la igualdad y el desarrollo social, que todos crezcan en el mismo lugar que nacen y allí encuentren educación, trabajo, alegría", enfatizó el jefe de Estado.
Durante el acto que compartió junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, el mandatario destacó que "la vivienda es un derecho humano" que "no se puede negar".
"No hay nada más lindo que entregar viviendas, pero no es solamente darle un techo a cada uno, es darle condiciones de vida: un lugar donde los chicos puedan ir al colegio, los jóvenes puedan hacer deporte, donde todos tengan luz, agua y cloacas", señaló.
En otra parte de su discurso, Fernández sostuvo que no se puede "combatir el flagelo del hambre y la pobreza si el Estado no está presente. Es así de simple. Si esto se llama populismo, peronismo, como quieran, para mi es resolverle la vida a la gente".
Por otro lado, criticó la nefasta gestión macrifascista en materia educativa ya que "en 4 años en la provincia cerraron escuelas" y adelantó que desde su Gobierno tienen la idea de poner cuatro universidades en marcha en el Gran Buenos Aires.
"A diferencia de otros que creían que los pobres no estudiaban, si nosotros le damos oportunidades a los que menos tienen, cada oportunidad la aprovechan. Esas universidades del conurbano que dijeron otros que no servían para nada están llenas de primeras generaciones de estudiantes universitarios hijos de trabajadores. Eso nos diferencia", subrayó, en alusión a los dichos de la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.
La defensa del gabinete
El presidente aprovechó la oportunidad, que reunió a los principales integrantes del gabinete, para defender el rol de las y los ministros de Gobierno: "Muchas veces leo que los ministros no están, que están ausentes. Los ministros no están a veces en los canales de televisión y en los diarios: ausentes no están nunca. Están todo el día trabajando y haciendo lo que tienen que hacer. Y eso va para todos".
"La verdad que le ponemos mucha garra", declaró, al tiempo que reconoció que hay áreas como Turismo o Cultura que atraviesan un duro momento a raíz de la pandemia que afecta al mundo.
Por último, ponderó el trabajo que realiza Kicillof en la provincia de Buenos Aires: "Cuando hablé por primera vez nos gruñimos. Yo le criticaba cosas y él se defendía. Me invitó a comer a una parrilla en una esquina y cuando terminó la reunión le dije: 'Qué pena no haber trabajado con vos. Ojalá algún día podamos trabajar juntos'. Me estoy dando ese gusto todos los días".
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