La autoridad del presidente en la mesa. Evaluación oficial: el plan de vacunación continúa. Señal de "justicia" para la sociedad que apoya al Gobierno y espera su turno para aplicarse el antídoto contra el Covid-19.
El presidente Alberto Fernández no dudó. Cuando asistió a la presentación del Consejo Económico y Social en el Centro Cultural Néstor Kirchner, ya había tomado la decisión. Y no era otra que despedir de su gobierno a un “amigo”, el sanitarista Ginés González García.
Una fuente oficial, que estuvo junto al presidente vivió y sintió la indignación de saber que hubo personas que pudieron acceder a vacunarse con el sólo trámite de contactar a gente conocida.
“Con la vacuna no se jode... No se jode”. Esa frase repercutió en el despacho presidencial. La autoridad del Jefe de Estado a flor de piel. Había que tomar una decisión. Convocó al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, hablaron del tema y le solicitó que haga una comunicación inmediata con González García. No hubo sorpresas. El funcionario intuía el pedido de renuncia. Una manera elegante para no decir que lo echaban.
La vacunación “VIP” tomó estado público ayer por la mañana, cuando el periodista Horacio Verbitsky, de 79 años, confesó en radio que había llamado al ministro de Salud para solicitarle la vacunación contra el Covid-19. Y amplió que la inoculación de la Sputnik V fue en el edificio del Ministerio de Salud, en lugar de un hospital público. Otro dato: un alto ejecutivo también había pedido por la vacuna.
También hay otros casos de personas que pudieron darse la vacuna. Eso molestó a Alberto. En la Casa de Gobierno se mostraron encolumnados y acompañaron sin hesitar la medida presidencial.
Personas cercanas al sanitarista peronista dejaron trascender que había un plan no escrito para concientizar a la sociedad de la necesidad de vacunarse a través de celebridades. Sin ir más lejos, por ejemplo, esta semana un campeón de la selección nacional de 1978 se aplicó la vacuna. Tendría 70 años.
“Sin salud no hay presente, sin educación no hay futuro”, es una frase que acuñó el jefe de Estado cuando reunió a los integrantes del Consejo Federal de Educación. Desde el 20 de marzo de 2020, Fernández recibió la crítica descarnada de la oposición por la cuarentena. En la misma línea de ataque sucedió hasta la llegada de las vacunas a fines de diciembre.
Hay algo que, a pesar de todo, está muy claro: el plan de vacunación continúa. Cambian funcionarios, no la política y el pensamiento oficial.
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