lunes, 14 de diciembre de 2020

Scioli cree que si resuelve las tensiones con Brasil volverá a estar en carrera

El ex candidato a presidente sueña con hacer el camino de De la Sota. Puede ser clave para la vacuna china que se fabrica en San Pablo.


Daniel Scioli se convirtió en una inadvertida pieza clave para el Gobierno de Alberto Fernández para calmar a Jair Bolsonazi y así apagar uno de los frentes de conflicto que asomaba peor aún antes de la asunción del presidente argentino.

El ex motonauta no es el único puente que tiene el presidente con el principal socio de la Argentina. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, tiene una buena relación con Roberto Fendt, viceministro de Economía y Comercio Exterior de Brasil. 

El de Defensa, Agustín Rossi, en tanto, estuvo un mes y medio atrás con su par Fernando Azevedo de Silva, para mostrarle su interés en la compra de un Guaraní 6x6, un vehículo blindado de combate. Sergio Massa también hizo su aporte y se reunió con Bolsonazi en marzo para encaminar la reconciliación.

Pero Scioli fue la llave para aplacar la fobia de Bolsonazi por el Gobierno argentino, al que acusó un par de veces de "socialista". El ex gobernador bonaerense se ganó la estima del presidente brasileño hablándole de su vida previa a la política: su carrera en la motonáutica y su paso por el mundo empresario. Además le regaló un juego de piezas de ajedrez y ambos hicieron la pantomima de una partida. Scioli consiguió que al menos antes de cumplir el año de mandato Alberto tuviera una bilateral virtual con Bolsonazi y que ambos acordaran verse cara a cara en el futuro próximo.

"Daniel era el único que podía caerle bien a Bolsonaro, si poníamos a algún ideologizado no levantábamos la relación nunca más", admitieron en el Gobierno. 

Desde su rol en Brasil, Scioli puede ser clave para gestionar la vacuna china de Sinovac que se empezó a fabricar la semana pasada en San Pablo.

De hecho el último jueves, justo el día en que el Gobierno confirmó que se cayó el acuerdo con Pfizer y Alberto echó un manto de duda sobre la producción de la de AstraZeneca, Scioli se reunió con Joao Doria, gobernador de San Pablo y el gobernador tucumano Juan Manzur, ex ministro de Salud de Cristina Fernández de Kirchner.

Doria es quien consiguió que arribaran a su estado los insumos para fabricar la Coronavac, una vacuna china producida por el laboratorio Sinovac y procesada y embalada en el paulista Instituto Butantan. El gobernador de San Pablo se aseguró 46 millones de dosis para iniciar la aplicación el 25 de enero. La relación con Doria puede ser clave para conseguir esta vacuna, ya que Bolsonazi, peleado con el gobernador, no la incluyó en el programa de vacunación nacional contra el coronaviurs.

El canciller Felipe Solá recibió a los emisarios del Instituto Butantan a comienzos de diciembre, que directamente vinieron a ofrecer la vacuna.

Fue Soá quien convenció a Scioli de aceptar la embajada de Brasil. Para eso le puso el ejemplo de José Manuel de la Sota. El cordobés acompañó a Antonio Cafiero en la fórmula en 1988 en la interna peronista, la única en la historia que definió al candidato del PJ para la presidencia. Perdieron contra el turco mufa y Eduardo Duhalde, que ganaron las elecciones nacionales al año siguiente. Con su capital político en crisis por la derrota, De la Sota se reiventó como embajador en Brasil desde 1990 a 1993, durante el mandato entero de Fernando Collor de Melo, que se reunió con Scioli la semana pasada.

Luego de ese paso por Brasilia, De la Sota volvió a la primera plana de la política argentina, y tras ser senador nacional por Córdoba se convirtió durante dos décadas en el líder político de la segunda provincia más poblada del país, que gobernó tres veces.

El argumento de Solá persuadió a Scioli, que gobernó la provincia de Buenos Aires dos veces y pese a que perdió la presidencia contra Miauricio Macri Blanco Villegas en 2015, sueña con otra oportunidad en suelo argentino.

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