El talentosísimo ex futbolista y exitoso entrenador, de reconocida militancia peronista con un fuerte compromiso social, falleció a los 66 años, tras una insuficiencia cardíaca. Fue campeón de América con Estudiantes y llegó a la final de Brasil 2014 con Argentina. Pero será recordado, sobre todo, por su legado lleno de humanidad y generosidad.
Aún con la tristeza y la amargura a cuestas por la muerte de Diego Armando Maradona, el fútbol argentino recibió un nuevo golpe: Alejandro Sabella, entrenador del seleccionado argentino subcampeón del mundo en el Mundial de Brasil 2014, falleció ayer a los 66 años en la clínica de Belgrano donde estaba internado desde el pasado 25 de noviembre por una insuficiencia cardíaca, informaron sus familiares.
Sabella había sido hospitalizado tras sufrir una descompensación al conocer la noticia de la muerte de Maradona. El parte médico hablaba de una "cardiopatía dilatada secundaria a enfermedad coronaria y cardiotoxicidad", pero un virus intrahospitalario complicó la situación del técnico campeón de América con Estudiantes de La Plata.
El currículum de Sabella muestra apenas 138 partidos en el banco de suplentes, al frente del Pincha y de la Selección, más allá de un largo recorrido como ayudante de Daniel Pasarella. Pero su legado será mucho más que esos números.
La Copa Libertadores que levantó con Estudiantes en 2009, ante Cruzeiro, en Belo Horizonte, pasó a ser una de las gestas históricas del fútbol argentino. La final ante Barcelona, por el Mundial de Clubes, que se llevó el equipo de Guardiola con un gol agónico de pecho marcado por Lionel Messi, está entre los partidos icónicos de este siglo.
Y la actuación argentina en el Mundial de Brasil, con aquel gol de Mario Götze en el minuto 113 de juego, es la más recordada por una Selección desde el alejamiento de Diego Maradona con la celeste y blanca.
Pero además de sus cualidades como DT Alejandro Sabella tenía el mérito de ser reconocido por todo el ambiente del fútbol argentino como una gran persona y un excelente docente. Así lo recordaban sus dirigidos. Y así se mostró en cada aparición pública, con mensajes que trascendían a la pelota y algunos discursos memorables como el que dio al ser distinguido por el Congreso de la Nación en 2014 o durante el festejo del título de Libertadores con "el Pincha".
Más allá de su buena carrera como futbolista -un 10 zurdo, elegante, que pasó por River, Estudiantes, Ferro, Sheffield United y Leeds United, de Inglaterra- y de sus buenos antecedentes como técnico, Sabella será recordado por esos gestos y su humanismo.
En las últimas horas, había recibido dos buenas noticias personales: su hija Alejandra, en pareja con el futbolista Sebastián Dubarbier, lo convertiría en abuelo, y su hijo Alejo, de 24 años, se recibió de economista.
No alcanzó para revertir su cuadro, que ya venía deteriorado desde que tuvo que luchar contra un cáncer que le descubrieron apenas terminada la participación argentina en Brasil 2014.
La última vez que se sentó en un banco de suplentes, de hecho, fue aquel 13 de julio de 2014, en el Maracaná de Río de Janeiro, ante Alemania. Luego sus distintas complicaciones de salud lo sacaron de los vestuarios y de la escena pública, con apariciones en movidas solidarias o algún homenaje organizado por Estudiantes de La Plata.
En las redes sociales, ex dirigidos, ex compañeros, los clubes por donde pasó y el ambiente del fútbol argentino en general le realizan homenajes sentidos que dan cuenta de la generosidad que entregó a lo largo de sus 66 años. También lo recordó con un cálido y emotivo mensaje Cristina Fernández de Kirchner.
"Todavía lo recuerdo pidiéndome perdón por no haber podido traer la Copa del Mundo a la Argentina en 2014. Alejandro Sabella: gran director técnico de fútbol y muy buena persona con un alto compromiso social. Mis condolencias a su familia y seres queridos", posteó la vicepresidenta de la Nación.
El mundo del fútbol lo llora y "su" Estudiantes de La Plata ya lo tiene en el pedestal de sus dioses. Hasta siempre, "Pachorra". Gracias por tanto.
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