lunes, 13 de abril de 2020

El papa Francisco se sumó al pedido de condonar las deudas de los países pobres

Fue en la misa de pascuas del Vaticano. Había sido un reclamo de ex presidentes como Correa y Rousseff. Solicitó también finalizar con los conflictos en países como Venezuela, Irak, Libia y Yemén.


El Papa Francisco pidió condonar la deuda a los países pobres durante la misa de pascuas brindada en el Vaticano, como solicitó el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), integrado por los ex presidentes Rafael Correa, Dilma Rousseff y Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Evo Morales, al que se sumó el ex canciller y senador Jorge Taiana, mano derecha de Cristina Fernández de Kirchner en la Cámara alta.

"Que se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada, y se afronten por parte de todos los países las grandes necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres", sostuvo el Sumo Pontífice durante un tramo de la ceremonia brindada en el basílica de San Pedro y sin púbico. 

No es la primera vez que el sumo pontífice respalda la negociación que Argentina y otros países de la región tienen con organismos internacionales para refinanciar sus pasivos. En febrero encabezó un seminario económico en el Vaticano y le pidió a la jefa del FMI Kristalina Georgieva no exigir sacrificios a países deudores, ante la presencia del ministro de Hacienda argentino Martín Guzmán. 

Con la pandemia azotando la economía del continente, el Papa pidió paz en los conflictos actuales en el mundo y enumeró los casos de Venezuela, Yemen, Siria e Irak. Y aprovechó para hablarle al mundo y solicitar una "esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas".

Recordó a quienes viven "un tiempo de preocupación por el futuro que se presenta incierto, por el trabajo que corre el riesgo de perderse y por las demás consecuencias que la crisis actual trae consigo".

"Animo a quienes tienen responsabilidades políticas a trabajar activamente en favor del bien común de los ciudadanos, proporcionando los medios e instrumentos necesarios para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas", agregó. 

En su bendición, el Papa reclamó también que los "hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos".

"Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos y, sobre todo, la posibilidad de una adecuada asistencia sanitaria", convocó.

Además, insistió con su pedido para la protección de "los numerosos migrantes y refugiados muchos de ellos son niños, que viven en condiciones insoportables" y reiteró su llamado a "un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo", como había hecho la ONU a fines de marzo.

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