Ocurrió en Belgrano, cuando buscaban detener a una persona que molestaba a los vecinos y que intentó defenderse con un pedazo de palo de escoba. El video del ataque.
El episodio parece salido de una película de acción, aunque ocurrió en la vida real esta semana: un grupo de oficiales de la Policía de la Ciudad atacó a sillazos a un hombre en situación de calle que, según la versión de los efectivos, molestaba a los vecinos del barrio porteño de Belgrano. Las imágenes del episodio se viralizaron en las últimas horas y volvió a poner el foco sobre la fuerza de seguridad porteña por sus llamativos métodos.
Según quedó registrado en un video, al menos seis oficiales de la Policía de la Ciudad golpearon con fuerza a un hombre de mediana edad, que apenas lograba defenderse con un pedazo de palo de escoba.
En este caso -rompiendo con todo tipo de protocolo y como si los elementos de seguridad habilitados para su uso en las fuerzas fueran un mero capricho- media docena de policías de la Ciudad redujeron a un hombre lanzándole sillas en una plaza de Barrancas de Belgrano.
El episodio ocurrió en intersección de las calles Sucre y 11 de Septiembre, cuando - según la versión de la Policía - el hombre, que se encontraría en situación de calle, comenzó a intimidar a transeúntes con un palo de madera que tenía una filosa punta.
Como el hombre no detenía su actitud, los policías lo rodearon y comenzaron a arrojarle sillas que se encontraban en un bar ubicado en la glorieta de la plaza de Barrancas de Belgrano.
Taser, pero de madera
El hecho tuvo lugar luego de que esta semana el ministro de Seguridad de la ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, -de licencia en medio del escándalo por los chats filtrados meses atrás- instalara nuevamente el debate por las pistolas Taser después de que una policía fue asesinada cuando le robaron su arma de fuego en la estación Retiro de la línea C de subtes.
A este hecho, además, se le suma la represión a los vecinos de la zona sur de la CABA que protestaban por los extendidos cortes de luz, que volvió a poner el foco sobre la violencia con la que actúan los oficiales porteños, y la información de otro uniformado al que le robaron su pistola y el chaleco antibalas.
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