El grupo consiguió demostrar a través de pruebas in vitro que un anticuerpo monoclonal podría bloquear la proteína que cumple un rol clave en la resistencia frente al tratamiento de personas con esta enfermedad.
Investigadores del Conicet demostraron in vitro que un anticuerpo monoclonal que desarrollaron podría bloquear la proteína Galactina 1 (Gal-1), la que según comprobaron en muestras de pacientes cumple un rol clave en la resistencia frente a un tratamiento innovador (bevacizumab) de personas con melanoma.
"Nosotros habíamos demostrado ya que el bloquear Gal-1 podía ser relevante terapéuticamente. Si bien aún no hicimos ensayos clínicos, en este estudio pudimos mostrar el desarrollo de un nuevo anticuerpo monoclonal para bloquear Gal-1, que se pude usar en humanos y que funciona para bloquear los efectos pro-angiogénicos de la Gal-1 presente en el plasma de pacientes tratados con bevacizumab", detalló Diego Croci.
Croci dirigió junto a Gabriel Rabinovich el grupo de investigación, una tarea conjunta entre el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme, Conicet) y el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza (IHEM). "Por un lado, este trabajo viene a confirmar la hipótesis ya vista en modelos experimentales de que Gal-1 activa mecanismos de resistencia frente a las terapias antiangiogénicas, y, por otro, presenta una potencial terapia para dar respuesta a este problema", añadió el investigador.
Para comprender de qué se trata el avance científico es necesario explicar el concepto de angiogénesis: se trata de la capacidad del organismo de formar nuevos vasos sanguíneos a partir de otros preexistentes, un proceso fundamental durante el desarrollo y el crecimiento, así como también en la cicatrización de las heridas.
Sin embargo, la angiogénesis también es inducida por los tumores para abastecerse de nutrientes y oxígeno, y así poder crecer y diseminarse; esto llevó al desarrollo de terapias antitumorales conocidas como terapias antiangiogénicas, que apuntan a bloquear la proliferación de vasos sanguíneos, con el objetivo de reducir el flujo de sangre que llega al tumor.
El éxito de este tipo de terapias en el tratamiento de distintos tipos de cáncer ha sido dispar, dado que un gran número de tumores desarrollan mecanismos de resistencia que no permiten la inhibición de la angiogénesis.
En 2014, un equipo de científicos y científicas del Conicet, bajo la dirección de Rabinovich, publicó un trabajo en Cell en el que se demostró en modelos experimentales de cáncer que la proteína Gal-1 disminuía el efecto de las terapias antiangiogénicas.
El aporte del trabajo reciente -publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y realizado por las y los investigadores Nadia Bannoud, Juan Carlos Stupirski y Alejandro Cagnoni- fue demostrar esto mismo pero con muestras de pacientes con melanoma en el marco de un ensayo clínico multicéntrico, llamado AVAST-M, en el que se estudiaba el tratamiento con bevacizumab. “Nosotros recibimos las muestras y cuantificamos la cantidad de Gal-1 que había presente en el plasma», detalló Stupirski.
Al analizar los resultados, observaron que el incremento de Gal-1 en el tiempo era un indicador de un mayor riesgo de recurrencia de la enfermedad y de muerte, y cuanto mayor era la proteína más era la capacidad del tumor de mantener la capacidad de generar nuevos vasos. En el mismo trabajo, el grupo demostró que el proceso de formación de vasos se puede inhibir mediante el bloqueo de Gal-1 con un anticuerpo monoclonal desarrollado por el equipo.
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